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Bienestar Colsanitas

La disfagia: una alerta

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Transportar los alimentos de la boca al estómago parece tan natural que uno no se imagina lo frecuentes que son las dificultades que se presentan en este proceso. Hay que prestar atención a nuestra manera de tragar.

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Frecuencia

En la consulta del servicio de otorrinolaringología de la Clínica Universitaria Colombia y de la Reina Sofía de Colsanitas, ambas en Bogotá, son comunes los pacientes que refieren como síntoma de alarma la dificultad para tragar. Clínicamente, a esta condición anormal en el proceso de deglutir líquidos o alimentos se le conoce como disfagia, y sus causas pueden originarse en la zona de la faringe, del esófago o, incluso, en el cerebro.

Fernando Manrique González es médico otorrinolaringólogo adscrito a Colsanitas, y explica que se trata de un síndrome frecuente, cuyo número de casos aumenta con la edad y afecta de manera muy negativa la calidad de vida de quienes lo padecen. Cuando se complica puede causar deshidratación, desnutrición o neumonía por aspiración, por eso hay que atenderla en cuanto el proceso de tragar se vuelve complejo y requiere más tiempo de lo normal.

DisfagiaCUERPOTEXTO

Síntomas y diagnóstico

Los síntomas de la patología contemplan el dolor, la sensación de que los alimentos se quedan atascados en el pecho o detrás de la tráquea, acidez, atoramiento evidente, babeo, asfixia, broncoespasmo, adelgazamiento repentino, tos persistente, regurgitación o vómito.

Para un diagnóstico certero, el especialista realiza una entrevista indagatoria con la idea de conocer los síntomas y la historia clínica del paciente. Además, recurre al examen físico de las vías aéreas superiores en busca de tumores o la localización exacta del dolor, en caso de que lo haya. También pueden ordenar una endoscopia digestiva alta, un estudio de ph-metría esofágica para medir los ácidos que llegan al esófago, o un examen radiológico conocido como cine-deglución, que capta en video los complejos movimientos que intervienen en el acto de tragar.

Tipos de disfagia y tratamientos

El doctor Manrique dice que la disfagia puede tener su origen en una alteración en la musculatura de la garganta, relacionada con una lesión del sistema nervioso. En este caso, los órganos comúnmente afectados son la hipofaringe y el esófago superior, y la severidad del síntoma puede variar desde la simple molestia para deglutir los alimentos hasta la imposibilidad absoluta de tragar. Por eso debe tener un abordaje clínico temprano, pues representa una disfunción que pone en riesgo la vida.

“Algunos de los trastornos neurológicos que producen este tipo de disfagia, conocida como orofaríngea, pueden ser consecuencia de un accidente cerebrovascular, traumatismo creaneoencefálico, una lesión repentina en la médula espinal, patologías congénitas, la distrofia muscular, la enfermedad de Parkinson, Alzhéimer o cáncer. Sin embargo, también puede asociarse con la formación de un pequeño reservorio que acumula partículas en la garganta, al que se le denomina divertículo de Zenker, y es de todas las causas la de mejor pronóstico pues se soluciona con cirugía”, detalla el especialista.

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"La disfagia es bastante común y molesta, pero la mayoría de las veces se puede minimizar la incomodidad".

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El otro tipo de disfagia es la esofágica, que se relaciona con trastornos de la motilidad, o sea con la capacidad que tienen algunos órganos de moverse de forma espontánea e independiente, pero también puede ser causada por lesiones mecánicas que obstruyen el paso del bolo alimenticio o de los líquidos. El médico Manrique González dice que un síntoma común en este tipo de disfagia es la sensación de que los alimentos se quedan atascados a la altura del pecho.

Entre las disfuncionalidades que se identifican como causantes de la disfagia esofágica están: la rigidez o debilidad exagerada de los músculos del esófago, o la contracción involuntaria de estos músculos, de manera descoordinada. También pueden causarla los tumores, una anomalía del cardias, que es la unión entre el estómago y el esófago, algún cuerpo extraño obstructivo (espinas de pescado, trozos de comida), el estrechamiento del anillo esofágico o del propio esófago inferior como consecuencia del reflujo de los ácidos gástricos, una intoxicación por alergia alimentaria que inflama el tracto por donde deben pasar los alimentos o la incidencia de la radioterapia utilizada para el manejo de algunos tumores.

“En la mayoría de los casos se trata de situaciones y enfermedades a las que se les puede dar manejo terapéutico o quirúrgico para disminuir de manera importante o absoluta la disfagia. Pero en ningún caso se deben subestimar los síntomas de alerta”, insiste el otorrinolaringólogo.

Disfagia2CUERPOTEXTO

En el adulto mayor

Después de los 70 años de edad es mayor la posibilidad de presentar disfagia, por eso es indispensable que ante los primeros síntomas de molestia se recurra a la atención médica para conseguir un diagnóstico certero. Después que se descarten patologías complejas, el doctor Fernando Manrique recomienda el manejo multidisciplinario inicial y luego por un nutricionista que ofrezca las indicaciones básicas en la dieta del paciente, tales como texturas diferentes, papillas, frecuencias, tamaño del bolo alimenticio etc. La idea es definir qué dar de comer a las personas mayores y de qué manera.

“Mientras nos hacemos más viejos el cuerpo empieza a fallar, y tenemos que aprender a vivir con las dificultades que se nos van presentando. La disfagia es bastante común y molesta, pero la mayoría de las veces se puede minimizar la incomodidad. Cuando está asociada a enfermedades como el Párkinson o el Alzhéimer, el manejo se vuelve más complejo, pero la fisioterapia, la fonoaudiología, la dieta y el buen trato de los cuidadores serán herramientas valiosas para garantizar al paciente mayor calidad de vida”.

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Karem Racines Arévalo

Es una periodista colombo-venezolana egresada de la Universidad Central de Venezuela. Llegó a Bogotá en 2011 para escapar de la confrontación política de su país. Después de vivir en la capital colombiana cinco años, decidió mudarse cerca del mar, que tanta falta le hacía, y desde hace dos años vive en Santa Marta. Es docente de periodismo en la Universidad del Magdalena y en la Sergio Arboleda. Es colaboradora frecuente de la revista Bienestar.