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Diástasis

Diástasis abdominal, la condición de quienes han sido mamás

Tras el embarazo, muchas mujeres notan una barriga persistente, dolor de espalda o escapes de orina, síntomas comunes de una condición poco visibilizada: la diástasis abdominal. Aunque se suele normalizar, esta separación de los músculos abdominales tiene tratamiento médico y fisioterapéutico. Reconocerla a tiempo puede mejorar la calidad de vida y prevenir complicaciones.

Las mujeres, especialmente quienes han sido madres, tienden a normalizar muchas molestias: que su cuerpo ahora tenga flacidez o una “barriguita” que no se va por más ejercicio que hagan; que les duela la espalda un día sí y el otro también. Que cada tanto, con un estornudo, un salto o un ataque de risa incontrolable, se escape algo de orina. O que tener relaciones sexuales genere molestias o dolor. Todo esto suele asumirse como parte del sacrificio que hacen casi queja, porque la recompensa —el ser madres— no tiene precio. Sin embargo, nada de eso es normal y nadie tendría que asumir tales costos por culpa de la maternidad.

Una condición más frecuente de lo que se cree

Jennifer Gaona, cirujana plástica, asegura que el 98 % de las mujeres termina el embarazo con algún grado de diástasis abdominal. Cerca del 70 % podría llegar a cerrar la diástasis durante los primeros meses después del primer parto, pero en al menos el 30 % de las mujeres la diástasis permanece. Su sintomatología varía dependiendo del grado de separación. Además, con cada embarazo, esta condición tiende a agravarse.

Por su parte, el cirujano plástico y reconstructivo Juan Carlos Zambrano afirma en el pódcast Dos es mejor que uno que muchas mujeres pasan años, ¡en plural!, sin saber que mantienen esta condición y que existen tratamientos para llegar a una solución definitiva. “Es importante hacer conciencia de qué es la diástasis abdominal para que, si se tiene sospecha de presentar esta patología, la paciente pueda acudir con un especialista que realice un diagnóstico correcto y defina el tratamiento correspondiente en su caso particular”, asegura.

¿Qué es la diástasis abdominal y por qué ocurre?

Diástasis abdominal es un término que no suele ser muy común, incluso dentro del ámbito médico, y mucho menos entre los pacientes, explica Catherine Barón, cirujana plástica adscrita a Colsanitas, y consiste en la separación de los músculos de la pared abdominal en la línea media, que también es conocida como línea alba. 

“Estos músculos —los de la famosa ‘chocolatina’— tienen una separación normal de hasta dos centímetros. Pero durante el embarazo o por un aumento importante de peso, esa distancia puede extenderse hasta los 8 o 10 centímetros. Lo ideal es que, tras el parto o con el entrenamiento físico adecuado, vuelvan a su lugar. Sin embargo, no siempre ocurre”, explica Barón.

La separación puede ser leve (2 cm), moderada (3 a 4 cm) o severa (más de 4 cm), y puede ubicarse por encima, por debajo o alrededor del ombligo. Aunque el embarazo es su principal causa, la obesidad y los cambios bruscos de peso también influyen. Incluso puede presentarse, en menor medida, en hombres.

El doctor Zambrano aclara  que la diástasis no debe confundirse con otro tipo de patologías relacionadas con la pared abdominal, como pueden ser las hernias (daños en las fascias) o las eventraciones (disrupción completa del contenido abdominal). En estos casos, la magnitud, la aproximación y el tratamiento son completamente diferentes.

¿Cuáles son los síntomas?

En los casos leves o moderados, la diástasis puede pasar desapercibida. Sin embargo, explica la doctora Barón, “cuando se trata de una diástasis patológica o severa, y muchas veces incluso una moderada, las pacientes sufren por causa del tema estético (ese abultamiento en la barriga que no desaparece ni con ejercicio) sino también por los problemas que conlleva”. 

No hay que perder de vista que estos músculos ayudan a mantener los órganos abdominales en su lugar a la hora de caminar, de acostarse, de sentarse o de hacer cualquier otra actividad. Además, son el contrapeso para todo el esfuerzo que debe hacer la columna para sostener el cuerpo. Por tanto, que no estén en su posición correcta o que no tengan el tono adecuado puede repercutir de muchas maneras: dolor de espalada, falta de fuerza, dolor en el piso pélvico al tener relaciones sexuales (la flacidez de los músculos abdominales conlleva también a la flacidez en el piso pélvico, haciendo que el útero descienda), alteraciones en el hábito intestinal ya sea con estreñimiento o diarrea, un abdomen abultado e incontinencia.

“Viví más de seis años con diástasis sin saberlo”

“Siempre fui una persona de constitución gruesa, más bien gordita. Así que cuando tuve a mi hijo subí cerca de 16 kilos, pero una vez nació, una combinación de lactancia en cantidades industriales, ejercicio y suerte divina hizo que bajara casi 20 kilos. Llegué al peso más bajo de mi vida adulta. ¡Estaba feliz! Sin embargo, me quedó una barriguita que no lograba bajar con nada. 

Como siempre había tenido algo de panza y acababa de pasar por un parto, asumí que así era mi cuerpo ahora y que no había mucho por hacer. Con el tiempo, seguí juiciosa con el ejercicio, logré mantener mi peso, pero noté algo extraño: me di cuenta de que ejercicios como los jumping jacks o saltos de tijera estaban absolutamente prohibidos: sí o sí tenía un desafortunado escape de orina. Era algo que me molestaba mucho. 

Empecé a oír sobre los ejercicios para tonificar el suelo pélvico e inicié una rutina de abdominales hipopresivos sin ningún seguimiento médico o por parte de un entrenador. Simplemente seguía rutinas que encontraba en Youtube. ¿El problema? Que durante años hice abdominales tradicionales, lo que terminó empeorando la diástasis. Los hipopresivos ayudaron un poco a tonificar la zona pélvica, pero ya no podían revertir la separación abdominal”, cuenta Catalina León, de 40 años.

¡Ojo! No todos los ejercicios funcionan si tiene diástasis abdominal

La doctora Gaona asegura que tras la pandemia incrementaron las consultas médicas por diástasis abdominal. Según explica, el aumento de cursos virtuales de entrenamiento físico o de videos con rutinas de ejercicio por redes sociales hizo que muchas personas se quedaran sin un seguimiento adecuado y profesional, y esto ocasionó que quienes tenían una diástasis moderada o leve, la aumentaran.

“Cuando existe una diástasis abdominal, hay ejercicios que no deberíamos hacer: abdominales tradicionales, planchas, jumping jacks, cuclillas, entre otros. Por eso, antes de retomar la actividad física tras el parto, es fundamental consultar con un fisioterapeuta o médico especializado que evalúe el estado de la musculatura abdominal y el piso pélvico”, añade Gaona.

¿Cómo se diagnostica la diástasis abdominal?

La diástasis abdominal se mide en centímetros de separación de esa línea alba, pero también se evalúa el nivel de flacidez del músculo: es decir, qué tanto se hunden los dedos al hacer presión en esa zona. “En mujeres muy delgadas es posible palpar incluso los órganos internos debido a la debilidad de la pared abdominal”, señala Gaona. 

Ahora bien, existen métodos de autodiagnóstico y métodos clínicos, como una ecografía o una tomografía abdominal, pero, la doctora Barón recomienda ir siempre directamente con un médico cirujano o con un equipo de pared abdominal, ya que, si hubiese que operar, ellos podrían determinar el protocolo sugerido.  “Hay que ver si hay otras patologías, como una masa abdominal, o si hay interés en hacer una corrección estética”, comenta.

Tratamientos para la diástasis: de los hipopresivos a la cirugía

Según la doctora Barón, lo primero, tras la evaluación médica, sería determinar el plan de rehabilitación progresivo para fortalecer la pared abdominal, mediante una rutina de ejercicios hipopresivos (ejercicios basados en respiración y apenas) que pueden disminuir los centímetros de diástasis.

En los casos de diástasis severa o cuando los ejercicios no han dado los resultados esperados, lo siguiente es recurrir a una corrección quirúrgica. Esta está indicada en dos momentos, según la especialista: cuando existe sintomatología fuerte (incontinencia o dolor) o cuando el paciente quiere tener una mejoría general de la pared abdominal (“combatir la flacidez, el colgajo o el gordito, además de cerrar la diástasis”). 

La cirugía para corregir la diástasis abdominal puede abordarse de distintas maneras, según las necesidades del paciente. Cuando se busca un resultado estético, es posible cerrar la separación muscular con suturas absorbibles y complementar el procedimiento con una liposucción o una lipectomía, que ayudan a reducir el exceso de grasa y piel. En pacientes muy delgados, se puede optar por una minilipectomía, que tiene la ventaja de no dejar una cicatriz extensa.

Por otro lado, cuando el objetivo es únicamente funcional y no estético, los cirujanos de pared abdominal pueden realizar la reparación mediante una técnica endoscópica, que no implica intervención sobre el tejido graso ni la piel.

“Como en toda cirugía, existe un riesgo y es necesario un tiempo de recuperación para garantizar los resultados”, afirma la doctora Barón. “En estos casos, podría llegar a ser de una a dos semanas, dependiendo de la complejidad de la cirugía, y debe ser acompañado, en todo caso, por el uso de faja, masajes y un plan de actividad física guiado”. 

Es importante entender que, si bien la cirugía puede corregir el espacio entre los músculos, cuando existe una diástasis abdominal se debe en gran medida a la existencia de debilidad muscular. Por tanto, esa mejoría funcional requiere obligatoriamente de una rutina de terapia física y ejercicio.  

La doctora también explica que, en algunos casos —especialmente cuando hay hernias o lesiones derivadas de cirugías previas—, las juntas médicas han determinado que este tipo de intervenciones pueden ser cubiertas por los planes de salud. Sin embargo, no ocurre en todos los casos: es necesario demostrar que se trata de una diástasis patológica y no únicamente estética.
Finalmente, la doctora Gaona hace una recomendación importante sobre el uso de la faja en el posparto o tras procedimientos como la lipectomía o la liposucción. Aunque su uso es clave durante los primeros meses de recuperación, no debe extenderse más allá del tiempo recomendado. “Cuando usamos por mucho tiempo la faja, le estamos dejando a esta todo el esfuerzo de sostén del core, y los músculos terminan perdiendo su fuerza natural. Músculo que no se utiliza, se atrofia”, advierte.

“Así superé mi diástasis abdominal”

“Alguna vez vi una entrevista en televisión con un cirujano que hablaba sobre este tema. Me identifiqué de inmediato con muchos de los síntomas que mencionaba, así que decidí pedir una cita en su consultorio. Tras un chequeo manual, me recomendó hacerme una ecografía, y ahí se confirmó: tenía una diástasis abdominal de cuatro centímetros. No era un caso severo, pero sí presentaba varios síntomas.

Decidimos que lo más conveniente era una cirugía con lipectomía, porque aunque ya había bajado de peso, tenía bastante flacidez en la piel. Después de la operación, trabajé con una terapeuta física que me ayudó a retomar el ejercicio de forma adecuada.

El cambio físico fue inmediato, por supuesto, pero lo más importante fue que los síntomas también empezaron a mejorar muy rápido, y desde entonces el progreso ha sido constante.

Mi recomendación para todas las mujeres que sospechan que podrían tener diástasis abdominal es que no se resignen ni se martiricen: la incontinencia no es normal, el dolor de espalda no es normal, y sí hay solución. Vale la pena consultar con un especialista y ponerle fin a ese sufrimiento”, finaliza Catalina León.

Autoexamen para detectar la diástasis: paso a paso

  1. Acuéstese boca arriba sobre una superficie firme, con las rodillas dobladas y los pies apoyados.
  1. Coloque los dedos de una mano sobre la línea media del abdomen, justo por encima del ombligo, y los de la otra, por debajo.
  1. Eleve ligeramente la cabeza y los hombros.
  2. Si los dedos se hunden y nota una separación mayor de 2,5 cm, es probable que exista una diástasis abdominal
Adriana Restrepo

Periodista y productora. Cofundadora de la plataforma relatto.com.