Hace apenas unos años este deporte era casi desconocido en Colombia. Hoy, en varias ciudades se levantan canchas nuevas, hay cada vez más oferta y mucha gente cambia el gimnasio, el tenis, la bicicleta o el fútbol por una pala. ¿Qué tiene el pádel que atrapa rápido y prolifera en tantas esquinas?
El pádel nació en México en los años sesenta, cuando el empresario Enrique Corcuera le hizo paredes a una cancha en su casa para evitar que las pelotas se escaparan. Lo que comenzó como una idea improvisada terminó convirtiéndose en un deporte con reglas propias que se expandió pronto a España y Argentina, hoy referentes mundiales.
En Colombia lleva apenas aproximadamente siete años, pero su crecimiento ha sido acelerado. “Adrián Stern fue uno de los pioneros en traerlo al país. Desde entonces, el aumento de jugadores y canchas ha sido exponencial”, cuenta Julián Rojas, profesor en Pádel 94, uno de los clubes que lideran esta tendencia en Bogotá.
El fenómeno no se explica solo desde lo deportivo. El pádel se ha convertido en un punto de encuentro. “Puedes llegar a un club y enseguida entras a una comunidad”, dice Rojas. “Te programan partidos según tu nivel y terminas jugando con personas que no conocías. Es fácil integrarse y hacer amigos”. No se necesita tener armado un grupo: basta con inscribirse a una hora y el resto fluye. Después de jugar, las conversaciones, las risas y los planes para una revancha son parte del ritual.



¿Qué músculos se trabajan y cómo favorece la salud?
Aunque muchos lo perciben como un juego liviano, “es difícil elegir un solo músculo que se trabaje durante el juego”, cuenta Julián Rojas. “Al terminar, lo que más trabajan son las piernas. El brazo se fatiga si hay muchos remates y el core se activa en los desplazamientos”, añade.
A los beneficios físicos se suman la agilidad, la coordinación, la resistencia cardiovascular y la descarga de estrés. Para quienes entrenan con frecuencia, resulta un buen complemento del entrenamiento funcional, especialmente para la movilidad, los glúteos y la estabilidad articular.
Hay, eso sí, algunas recomendaciones básicas: calentar bien antes de jugar, usar zapatos adecuados (no deben tener plataformas altas) y practicar ejercicios que fortalezcan el equilibrio, la coordinación y la conciencia corporal. Las lesiones más frecuentes son los esguinces de tobillo; por eso, fortalecer esta zona y entrenar la propiocepción es fundamental.
El informe World Padel Report, elaborado por la Federación Internacional de Pádel (FIP), estima que durante el 2024 el pádel alcanzó cerca de 30 millones de jugadores y más de 63.000 canchas en todo el mundo.
¿El pádel es más fácil que el tenis?
Sí, es menos técnico que el tenis y el squash, que exigen velocidad para empezar a disfrutar. Una de las razones de su auge es que se aprende rápido. “Cuatro personas, incluso principiantes, pueden jugar desde el primer partido y divertirse”, explica Rojas. La cancha es más compacta, la pala es ligera y las paredes prolongan los puntos, lo que genera emoción inmediata.
Un deporte para todas las edades y familias
Otro de los factores que impulsa la popularidad del pádel es que no tiene edad límite. Hay palas y pelotas especiales para niños, que lo viven como un juego dinámico. También lo practican adultos mayores; algunos encuentran en él una mezcla equilibrada de actividad física y socialización. Ese carácter intergeneracional del pádel lo convierte en un deporte familiar en el que padres e hijos pueden compartir una cancha sin que las diferencias de nivel sean un obstáculo.
A diferencia del gimnasio, que puede sentirse individual y rutinario, el pádel combina movimiento, conversación y competencia ligera. Muchas personas lo ven como una manera de hacer ejercicio sin darse cuenta, mientras otras lo adoptan como parte de su vida social semanal.
El formato de juego en parejas crea sentido de equipo; hay margen de error y las victorias se celebran. Para quienes venían del tenis, el aprendizaje se siente menos frustrante. Y para los completamente nuevos, el progreso rápido se vuelve motivación.

Cómo crece el pádel en el mundo y en Colombia
La Encuesta de hábitos deportivos publicada por el Ministerio de Cultura y Deporte de España revela que en ese país el pádel se posiciona desde 2022 entre los deportes más practicados, incluso después del fútbol. En numerosas ciudades hay ligas amateur, clubes especializados, torneos y academias para niños.
Colombia aún está lejos de esa escala, pero el panorama apunta en esa dirección: en ciudades como Bogotá, Medellín, Montería, Bucaramanga, Cali y Barranquilla ya hay centros especializados, y poco a poco van apareciendo tiendas de accesorios, clases personalizadas y comunidades de jugadores.
El informe World Padel Report, elaborado por la Federación Internacional de Pádel (FIP), estima que para 2024 el pádel alcanzó cerca de 30 millones de jugadores y más de 63.000 canchas en todo el mundo.
¿Moda pasajera o estilo de vida duradero?
La pandemia también aceleró su expansión. Según la Encuesta de hábitos deportivos, las restricciones motivaron a muchas personas a buscar actividades presenciales que evitaran tanto el encierro como las aglomeraciones, pero que permitieran mantener contacto humano. “Muchas de las personas que comenzaron a hacer deporte durante la crisis de la COVID-19 mantuvieron ese hábito cuando se acabó la fase de confinamiento”, señala la publicación. En ese contexto, el pádel se consolidó como una alternativa segura, controlada y entretenida. Lo que empezó como una salida temporal terminó convirtiéndose en hábito: el ejercicio físico, la socialización y la sensación de progreso mantuvieron a la gente en la cancha.
“Es un deporte cercano, fácil y social. Eso explica por qué engancha tanto”, dice el entrenador. Para algunos, empezó como curiosidad; para otros, como reemplazo de otros tipos de actividad física. Hoy, muchos lo ven como un estilo de vida que combina bienestar físico y conexión con otros. Incluso quienes lo prueban por accidente coinciden en algo: la primera vez engancha; la segunda, convence.




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