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las palabrejas de hoy

¡Ay, las palabrejas de hoy!

De antemano pido disculpas por la cantaleta, pero me ofusca el uso indiscriminado de ciertas palabras que hoy en día se han expandido como especies invasoras. ¿Qué piensan ustedes?

Las personas de cierta edad tenemos fama de ser cantaletudas, gruñonas y cascarrabias. No es la norma en mi caso, pero hay momentos en que lo soy. Y uno de ellos es este, en el que desahogaré el ofusque que me produce el uso generalizado de ciertas palabrejas que —parecería ser— muchos consideran que le dan peso, contundencia o “politicamentecorrectez” a su manera de expresarse. Son palabras que o bien no se usaban, o antes se utilizaban en un contexto muy preciso y exacto, pero que ahora forman parte de absolutamente cualquier discurso, cualquier conversación, cualquier proclama, cualquier texto. Se han expandido por doquier como cualquier especie invasora.

Desde ya ofrezco disculpas por esta cantaleta que viene a continuación. Ya que hablábamos de especies invasoras como lo son el pez león, el retamo espinoso, la rana toro y tantas otras que la globalización ha dispersado por el mundo, comienzo por la, para mí, más insoportable de todas: ecosistema. Bueno, ecosistema es un término que me encanta encontrar en textos sobre medio ambiente y ecología: los ecosistemas amazónicos, los

nuevos ecosistemas urbanos… Pero ahora cualquier cosa es “un ecosistema”. “El ecosistema de las industrias creativas en Bogotá”. “El ecosistema de las redes sociales”. “El ecosistema de la realidad expandida”. “El ecosistema de los fabricantes de ollas a presión”. “El ecosistema de las papas a la francesa congeladas de supermercado”.

¿Por qué de pronto esa palabra reemplazó las que siempre se utilizaron como, por ejemplo, sector? ¿El sector de la industria automotriz? Debe ser porque ahora se habla es del “ecosistema del sector de la industria automotriz”. 

Otra que desde hace ya varios años aparece en todas partes con irritante frecuencia es socializar. De acuerdo con el diccionario de la Real Academia de la Lengua, esa palabra tiene los siguientes significados: 1. Transferir al Estado, o a otro órgano colectivo, algo de propiedad privada. 2. Extender al conjunto de la sociedad algo limitado antes a unos pocos. 3. Adaptar a un individuo a las normas de comportamiento social. 4. Hacer vida de relación social. Pero ahora socializar se usa para absolutamente todo: “Les voy a socializar esto que acabo de leer”.

“Quiero socializar esta iniciativa”, “Me interesa socializar”. Socializar, socializar. ¿Qué se hicieron aquellas palabras y expresiones como compartir, divulgar, discutir, debatir, poner en consideración…?

Vamos con otra nueva plaga. Territorio. Ahora todo lo que no ocurre en el casco urbano de Bogotá, Medellín, Cali o Barranquilla sucede en un ente abstracto (no sé si del multiverso) denominado “el territorio”. Ya nadie dice “Tengo que ir a reunirme con una comunidad en la vereda Las Palmas”, sino “Voy a ir al territorio a reunirme con una comunidad”. “No puedo ir a tu fiesta porque ese día estaré en el territorio”. Como quien dice, estará en la galaxia, en la Tierra Media, en el Mundo de Narnia. Además, ¿acaso Bogotá, Medellín, Cali y Barranquilla no ocupan un territorio?

Otra palabra que también se ha puesto de moda es multidisciplinar. La verdad, yo jamás la había oído, pero parece que ahora es la manera (políticamente) correcta de calificar lo que antes uno denominaba como multidisciplinario o interdisciplinario. Y si uno le dice

a un artista que su obra es multidisciplinaria lo mira a uno rayado y lo corrige. “No. Es multidisciplinar”.

¿Y qué me dicen de los peluditos para referirse a los perros y a los gatos? ¿O de esos avisos que prohíben el ingreso de mascotas a un establecimiento? ¿Significa eso que uno sí puede entrar con un águila calva, un cocodrilo, una pantera de Java o un chigüiro? Y qué tal esa nueva tendencia de desearle a alguien en su cumpleaños “lo mejor en esta nueva vuelta al Sol”. 

Emprendimiento también se ha vuelto moneda de uso muy corriente. Es más: a casi

cualquier iniciativa individual o colectiva se le llama emprendimiento. Desde vender sánduches en la universidad y galletas para perros en los parques hasta inventarse Rappi o establecer una aerolínea como Ryanair. Pero bueno… digamos que emprendimiento

aguanta. Y gracias por haber aguantado la cantaleta.

Este artículo hace parte de la edición 202 de nuestra revista impresa. Encuéntrela completa aquí.

Eduardo Arias Villa

Periodista y escritor. Miembro del consejo editorial de Bienestar Colsanitas.