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Bienestar Colsanitas

Más frutas, menos jugos

Al procesar las frutas se pierde fibra y vitaminas, además se agrega azúcar. Los expertos creen que es más saludable acostumbrarse a comer la fruta entera y a no acompañar la comida con jugos.

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utricionistas y pediatras están de acuerdo en preferir la fruta entera antes que en jugos. La nutricionista Adriana Cadena, de la clínica Colsanitas, explica una de las razones: “En una fruta la cantidad de vitaminas es mayor que en un jugo; cuando licúa la fruta, ese valor nutritivo se pierde, en gran medida”. 

Para ver cuáles son esas proporciones, Cadena explica: 100 gramos de mango (en fruta) aportan 80 miligramos de vitamina C y 15 miligramos de carbohidratos, mientras que en el jugo el aporte de vitamina C baja a 20 miligramos pero aumenta a 60 miligramos la cantidad de carbohidratos.

Pero esta no es la única razón, al licuar las frutas se pierde la fibra, e impide que el niño mastique y adquiera esa habilidad que le servirá para fomentar el apetito, probar y deglutir nuevos sabores. 

Frutas CUERPOTEXTO
Cuando un niño consume la fruta entera, el aporte de fibra le permite tener una mejor digestión.

De hecho, hace algunos años la Academia Americana de Pediatría (AAP) recomendó a los padres dar más frutas y cada vez menos jugos, se lee en el documento: “Los jugos de frutas carecen de fibra dietética, no ofrecen suficientes propiedades nutritivas y predispone a los niños a una ingesta excesiva de calorías que estaría relacionada con un leve incremento de peso en los menores”.

Una información que refuerza y explica el gastroenterólogo pediatra adscrito a Colsanitas, Juan Pablo Riveros: “Es necesario que los padres y cuidadores ofrezcan a los niños las frutas enteras, pues los jugos contienen un alto grado de fructosa, que termina siendo agua con miel o azúcar, es decir, puede incrementar el sobrepeso en los niños”. Además, explica el doctor Riveros, los jugos suelen fermentarse en el sistema digestivo, lo que ocasiona gases, dolor de estómago o inflamación abdominal.

Por ello, cada vez más nutricionistas, pediatras, asociaciones que defienden y trabajan por bajar los índices de sobrepeso y obesidad adelantan campañas para disminuir y en el mejor de los casos acabar con la costumbre de servir la comida con el jugo. Como lo explica la nutricionista Cadena, tomar jugos de frutas con las comidas es una costumbre aprendida: “Cuando se adquiere la rutina de comer sin líquido (excepto agua), la digestión cambia, el niño se llena menos y aprende a saborear la fruta en su estado natural”.

En el caso de los jugos de caja, el doctor Riveros es enfático: “Si procesar una fruta en la licuadora hace que pierda sus propiedades nutricionales, imagine un jugo de caja que pasa por varios procesos industriales. No aportan ni nutrientes, ni vitamina C y tienen más cantidad de azúcar, nociva para el peso, la digestión y la salud de los pequeños”.

Lo que se pierde al licuar

De acuerdo con el ejemplo del mango, es claro que el niño recibe menos nutrientes (vitamina C que aporta la fruta) y más carbohidratos. Y como explica el doctor Riveros, “al hacer uso del exprimidor, la licuadora o los extractores de jugos se rompen las vitaminas, los antioxidantes y la fibra natural de la fruta”. 

Al agregar azúcar refinada, se incrementa el aporte calórico que se suma al alto contenido de sacarosa, glucosa y fructosa que contienen las frutas naturalmente, y que son suficientes para el chico. Incrementar la concentración de carbohidratos en el organismo puede conllevar el aumento de peso. “Al igual que las gaseosas, los jugos llegan a contribuir con el desequilibrio energético”, comenta el doctor Riveros.

Cuando un niño consume la fruta entera, el aporte de fibra le permite tener una mejor digestión. Por ello se recomienda, a partir de los seis meses de edad, cuando empieza la alimentación complementaria, introducir en el menú trozos de frutas acorde con su edad en trozos que él pueda saborear primero chupando o en purés y luego masticando, una vez lleguen los dientes. 

Es importante que el bebé pueda coger y disfrutar las texturas de las frutas, así se estará introduciendo a una buena alimentación complementaria con colores y sabores nuevos. 

Otra de las razones que explican los especialistas, Riveros y Cadena, es que los jugos tienden a saciar y llenar al niño. Y si éste se da antes de las comidas, es peor. Es más fácil tomar el líquido que masticar los alimentos, entre ellos las frutas, por ello no se desarrolla correctamente la masticación, importante para prevenir, en un futuro, inapetencia selectiva. 

Otro ejemplo que ilustra muy bien cómo se pierde el beneficio de una fruta, es el jugo de naranja. Para obtener un vaso de jugo se utilizan dos o tres naranjas, es decir 47 calorías por cada 100 gramos. Pero se pierde la fibra, se incrementa el consumo de azúcares, en contraste con una sola naranja entera con su aporte de fibra, vitamina C. Sin contar que el jugo puede causar sensación de llenura. 

La posibilidad de sufrir caries 

Otra de las razones por las cuales los especialistas no recomiendan los jugos, es porque los padres no suelen establecer límites de consumo. De hecho, hay quienes les ofrecen una buena cantidad durante el día, lo cual estaría asociado a la aparición de caries en los dientes de leche. La práctica de permitir que los niños lleven un biberón, una taza entrenadora o un ‘botilito’ del que beben jugo todo el día, conduce a una exposición excesiva de los dientes a los carbohidratos de la fruta, lo que promueve el desarrollo de caries.

Tampoco sirven para tratar la diarrea

Si bien se ha creído que los jugos de algunas frutas sirven para tratar episodios de diarrea, la Academia Americana de Pediatría recomienda que en estos casos solo se consuman sueros de rehidratación oral para tratar a lactantes y niños pequeños y que se continúe una dieta normal, bajo supervisión médica.

Si un niño tiene diarrea y se le dan jugos de frutas, puede aumentar el problema, pues tienen un alto contenido de carbohidratos, lo que puede exceder la capacidad del intestino para absorberlos. En otras palabras, agrava la situación.

Finalmente, la nutricionista Adriana Cadena explica que, al morder la fruta, los niños “extraen” las diversas propiedades que contienen en la cáscara y la pulpa”, por ejemplo, de peras o manzanas. 

Por todas estas razones, sí, es mejor dar fruta antes que jugos a los chicos.

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