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Bienestar Colsanitas

Adriana Arismendi no le tiene miedo al cambio

Fotografía
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Mentora, autora del libro Líder irreverente, conferencista, yogui y con uno de los cargos corporativos más importantes del país. La exitosa venezolana también es el cerebro detrás de las campañas de mercadeo y ventas más efectivas de Bancolombia.

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Adriana Arismendi es uno de esos nombres que todo el mundo conoce y respeta dentro del mundo corporativo en América Latina. Actualmente es vicepresidente de Mercadeo y Ventas Digitales de Bancolombia, pero su carrera incluye empresas como BBVA, Casa Editorial El Tiempo y Sony.

El suyo ha sido un recorrido rápido, pero sin atajos. Aunque es innegable que la dulzura de su voz y su sonrisa son capaces de derribar cualquier muro; Adriana ha llegado a su posición solo demostrando resultados inesperados. Lo hizo cuando iniciaba su vida profesional como agente de un call center y, aunque en un principio sintió desfallecer ante un trabajo que parecía diseñado para robots, la joven decidió cambiar de perspectiva y convirtió su rol en una experiencia memorable, tanto para ella como para quien estaba del otro lado de la línea.

Esa vez, tras ser llamada por las directivas de la empresa por sus extraordinarias calificaciones, tuvo una epifanía: de ahí en adelante nunca más trabajaría con la intención de encajar en el molde; lo haría para sobresalir, para dar el 100 % y poner su cuota de creatividad, sentido común e inteligencia en todo lo que hiciera. Aunque eso pudiera significar “trabajar para que me echaran”.

De eso hace ya algunos años y varios aprendizajes, pero su esencia sigue siendo la misma. Trabaja fuerte, inspira y confía completamente en su equipo, exige mucho y siempre da resultados. “Me siento cómoda en la incomodidad propia del reto y en la tranquilidad de estar en un lugar donde coinciden mis principios y el para qué hago lo que hago”. 

¿El bienestar es uno de sus parámetros para medir el éxito?

Para mí, el bienestar es estar llena de fuerza, de buen humor, de optimismo, lucir bien físicamente y poder estar disponible para los demás de buena forma. 

Y usted, ¿qué necesita? ¿Cuáles son esas rutinas de bienestar en su vida?

Hacer ejercicio, hacer yoga, meditar, leer, disfrutar de una comida sin hablar de trabajo, decidir en qué espacios quiero estar o en cuáles no me siento a gusto, compaginar mis actividades con proyectos personales que me motivan y me llenan de energía también. Algunas personas lo pueden interpretar como más trabajo y menos bienestar, pero para mí es la oportunidad de retarme en otros espacios y llegar a otras personas. 

Espiritualmente, ¿con qué se conecta?

Desde hace mucho ando en una búsqueda espiritual, y me genera mucha tranquilidad poder meditar, aislando el proceso de cualquier tendencia religiosa. Meditar me trae al centro, me hace encontrar paz y tranquilidad. No soy necesariamente religiosa, quizás porque soy muy pragmática. Creo en la divinidad, rezo y tengo fe. También creo en la energía que somos, pero no estoy de acuerdo en que personas iguales a mí tengan más divinidad o sean modelos de perfección. 

ADRIANA ARISMENDI CUERPOTEXTO

El cambio es clave en su vida. Cambió de país, dejando una industria en la que estaba posicionada y una pareja con la que llevaba 15 años…

No sucedió todo al tiempo, pero fue así. Un día en la fila de migración para entrar a Venezuela, sentí la necesidad de cambiar. Tuve varias ofertas y finalmente me decidí por Colombia. Fueron días de reuniones hasta tarde, de hacer ejercicio maratónico, de llorar mucho porque no estaba segura de haber tomado la decisión correcta. Pero al final también fue una época maravillosa donde aprendí a estar sola y disfrutarlo. De elegir yo misma lo que quería hacer en el día a día. 

En su libro, Líder irreverente, da 100 razones para cambiar. ¿Cuál fue la suya?

Aunque uno quiera negarse a asumir cosas distintas, esa negación no va a impedir que pase lo que tenga que pasar. Siento que cuando uno se niega a asumir que algo cambió, lo único que pasa es que se genera una resistencia absurda, que agota y hace perder tiempo. Para mí, el cambio es absolutamente inevitable. Lo mejor es asumirlo con optimismo y con herramientas para evitar que te atropellen.

¿Tiene algún mantra?

Repito mucho: “no competimos con nadie: todos tenemos un momento y un lugar”. Cuando uno se desenvuelve en el mundo corporativo es muy fácil creer que compite con otras para crecer, así que cuando me siento en ese lugar me repito esa frase. Las cosas llegan cuando te tienen que llegar, cuando te corresponden y estás preparado, sin necesidad de forzar nada. Otro mantra que me acompaña siempre es pensar que “nada permanece igual”.

   

 - Este artículo hace parte de la edición 187 de nuestra revista impresa. Encuéntrela completa aquí.

 

*Periodista. Colaboradora permanente de Bienestar Colsanitas.

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Adriana Restrepo

Periodista, productora y cofundadora de Relatto.