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hidratación

El valor de sentir sed

Las personas mayores de 60 años pueden perder el reflejo de la sed. El autor reflexiona sobre el hábito de tomar agua.

La canción Canta ranita canta, del grupo Colectivo Animal, dice en su coro: “Canta ranita, que tu canto nos recuerda que somos hechos de agua. Canta ranita, que por todo nuestro cuerpo el agua circula y sana”. En efecto, de todo el peso corporal de un ser humano el agua aporta, en promedio, el 65%, cifra que varía entre 50% y 70% de acuerdo con la edad. Desafortunadamente, casi nunca somos conscientes de ello. Muchas personas, entre las que me incluyo, casi nunca nos preocupamos por tomar la cantidad de agua que necesitamos y solo la echamos de menos cuando estamos en condiciones extremas.

Hace algunos días, en la cita de control con el cardiólogo José Rozo, de Colsanitas, me habló de lo importante que es estar bien hidratado. Me dijo que una persona debe consumir al menos dos litros y medio de agua al día. Eso yo lo había escuchado, pero, la verdad, nunca le presté demasiada atención. Lo que sí me puso en estado de alerta fue cuando me dijo que la deshidratación puede provocar demencia y, más grave aún, que quienes andamos por los 60 y pico años perdemos el reflejo de la sed.

Yo no había caído en cuenta de que, últimamente, aún después de largas caminatas, algunas de ellas bajo el sol del mediodía, al llegar a mi destino no siento sed. En varias de esas ocasiones no tomé nada de agua. Otras veces, medio vaso de agua porque recuerdo que debo hacerlo, pero muy rara vez he sentido sed. Y recordé que cuando estaba en el colegio, al terminar el recreo, después de correr, llegaba al lavamanos del salón de clase muerto de la sed y tomaba agua de la llave en cantidades navegables.

Eso significa que tomar agua debe ser un acto de disciplina, sin importar si sentimos sed o si hemos hecho algún esfuerzo físico. Como me llamó la atención saber cuál es la relación entre deshidratación y demencia, empecé a buscar información por la red. No hallé mayor cosa. Sin embargo, encontré datos acerca de los beneficios que nos aporta el agua. Trae minerales y nutrientes que le proporcionan al organismo la energía que necesita para rendir en las actividades diarias. La capacidad de concentrarnos depende, en buena medida, de la hidratación. 

El agua evita la sensación de cansancio y ayuda a enfrentar el desgaste físico e intelectual cuando llevamos a cabo nuestras actividades. Ayuda a enfrentar los problemas y retos con una actitud positiva, nos hace más productivos en el trabajo y mejora nuestro estado de ánimo. Tomar agua en abundancia hace más fácil la digestión y permite que la piel sea más tersa. Tomar suficiente agua también ayuda a eliminar toxinas y otras sustancias que el cuerpo no necesita. Como una buena hidratación hace que el metabolismo sea más eficaz, tomar mucha agua es muy útil cuando se sigue una dieta para adelgazar, porque incrementa sus efectos. 
Aunque existen muchos tipos de líquidos que tomamos a lo largo del día, los especialistas consideran que la mejor manera de hidratarse es con agua. Por eso es tan importante tomar agua, aunque no se tenga sed. Como diría el capitán Haddock, personaje de Las aventuras de Tintín, debemos convertirnos sí o sí en unos bebe-sin-sed (ese es uno de sus insultos favoritos). Además, la sed es una señal de alerta de que estamos deshidratados. De acuerdo con lo anterior, lo ideal es tomar agua y otros líquidos antes de que sintamos sed. Y quienes cuidan a personas mayores deben tener en cuenta que ellos deben tomar agua, aunque no sientan ganas.

- Este artículo hace parte de la edición 193 de nuestra revista impresa. Encuéntrela completa aquí.

Eduardo Arias Villa

Periodista y escritor. Miembro del consejo editorial de Bienestar Colsanitas.