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Bienestar Colsanitas

Adiós, equilibrio

El vértigo genera una sensación ilusoria de movimiento y caída al vacío. Ocurre con frecuencia y puede alterar dramáticamente el estilo de vida de cualquier persona.

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l vértigo aparece sin avisar y puede poner patas arriba la vida de cualquier persona. Actividades que hacemos varias veces en el día como agacharnos, levantarnos, acostarnos o inclinar la cabeza se convierten en un suplicio para los que sufren esta enfermedad. La sensación ilusoria de que todo se mueve o gira sin control, o de que puede existir una peligrosa precipitación al vacío, produce una angustiante desorientación espacial que se traduce en un drama diario para quienes lo padecen.

Para Fernando Manrique, otorrinolaringólogo adscrito a Colsanitas, “el vértigo es una alucinación de movimiento que compromete tres vías: el equilibrio, un movimiento involuntario de los ojos y las náuseas y el vómito”.

El vértigo tiene varias causas. Aunque por lo general se relaciona con una alteración del sistema vestibular, que se encuentra dentro del oído interno y coordina el equilibrio y la postura del cuerpo, también lo ocasionan enfermedades sistémicas (que son aquellas que afectan al cuerpo entero y no solo a un órgano), enfermedades vasculares, patologías inflamatorias del oído medio, el aumento de la presión de la perilinfa (un líquido que rellena las rampas vestibular y timpánica del caracol, situado en el oído interno), fístulas (que son salidas de líquido de la perilinfa) y enfermedades de origen viral como la faringitis.

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El vértigo también puede generarse por una regulación anormal de la presión alta, trastornos neurológicos y la llamada “enfermedad de Ménière”, la cual produce repentinas crisis de vértigo y suele estar acompañada de tinnitus (un zumbido constante en el oído), náuseas y pérdida de la audición.

Pero el vértigo no siempre produce las mismas sensaciones. “Hay un vértigo subjetivo, en el que la persona siente que es ella la que se mueve, y un vértigo objetivo, que se da cuando la persona siente que los objetos se mueven a su alrededor. Ambos generan mucha inestabilidad en los pacientes y alteran por completo el estilo de vida, son muy incapacitantes”, asegura Manrique.

Las dos vías del vértigo

Existen dos tipos de vértigo: el periférico y el central. El primero es el más frecuente, ocurre por una afectación del oído interno y el nervio vestibular, el cual se encarga de transportar la información sobre el equilibrio desde el oído interno hasta el cerebro. También se asocia a una pérdida de la audición y a la presión en los oídos. “El vértigo periférico se induce y reproduce con cambios de posición como agacharse, acostarse y levantarse. Pero hay mejoría: con el tratamiento adecuado aproximadamente a los quince, máximo treinta días los pacientes sanan”, afirma Manrique.

Un problema mayor se presenta con el vértigo central, pues surge cuando hay una alteración de los mecanismos neurológicos del sistema vestibular y puede ir acompañado de visión doble, inestabilidad y dolor de cabeza intenso. Para Manrique, este tipo de vértigo tiene características más persistentes que, con el paso del tiempo, se van incrementando. “Se da por tumores, problemas de accidentes cerebrovasculares, problemas vasculares en el tallo cerebral o enfermedades sistémicas. Es un tipo de vértigo que puede ser persistente hasta que el diagnóstico no revele su origen”, sostiene el especialista.

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El vértigo puede afectar a cualquier persona, sin importar la edad y el estilo de vida que lleve, aunque en los pacientes mayores hay que tener más cuidado, ya que puede generar una inestabilidad crónica. No hay manera de prevenirlo, pues generalmente se da por un origen viral. Lo cierto es que puede paralizar la vida y poner en repentina pausa el trabajo y las actividades cotidianas. La persona debe evitar manejar vehículos, ver televisión o mirar pantallas y hacer movimientos bruscos con la cabeza. “Muchas personas lo padecen y es muy frecuente que aumente en épocas asociadas a picos respiratorios, en los que se presentan cuadros virales, gripales y de faringitis”, dice Manrique.

El tratamiento dependerá de las causas que provocaron el vértigo. El periférico suele tratarse con sedantes laberínticos, un antibiótico que se inyecta a través del tímpano y actúa en las células del equilibrio, y algunos ejercicios de reeducación vestibular. El vértigo central puede llevar a una cirugía en caso de que exista un tumor. Lo más conveniente, si se presentan los síntomas, es no entrar en pánico y recurrir a un especialista. Con el tratamiento adecuado, poco a poco el mundo regresa a su orden natural y todo vuelve a estar en perfecto equilibrio.