Ser mamá es un viaje lleno de emociones intensas y desafíos que van más allá del parto y la lactancia. Compartimos experiencias reales para que puedas cuidarte mientras crías y enfrentar las grietas internas con amor y autenticidad.
La maternidad y la crianza no vienen con un manual, pero sí con preguntas profundas: ¿cómo ser el ejemplo que queremos para nuestros hijos?, ¿cómo criar sin dejarse de lado?, ¿cómo sanar mientras se acompaña a otro a crecer? Estas voces reúnen consejos nacidos de la experiencia y el conocimiento, que muestran que ser madre es también aprender a equivocarse con ternura, y que errar no es fallar, sino una forma de avanzar. Nos invitan a entender que maternar no es una tarea solitaria ni un rol que exige olvidarse de sí misma. Es, sobre todo, una forma de honrar el instinto y descubrir que para cuidar bien, también es necesario cuidarse. La maternidad transforma el cuerpo, las ideas preconcebidas y hasta la noción del tiempo. A veces nace de un parto; otras, de una decisión amorosa de acoger. Pero siempre está atravesada por huellas, memorias y vínculos.
Compartimos 18 voces que capturan la intensidad de la maternidad, sus retos y las pequeñas victorias que dan sentido al proceso de crianza.


Lo jodido de la maternidad, enfrentar tus propias grietas
Ana Medina (@lanuwe)
A ratos actriz, a ratos escritora, pero siempre la mamá de Lolo
Hace doce años soy mamá. El calendario me avisa que mi hijo dentro de poco entrará en la etapa peor rankeada del mundo: la adolescencia. Ese periodo que las abuelas describen como un dolor de cabeza y las amigas como una plaga bíblica. Lo que para algunos puede significar que, a pesar de mis doce años de experiencia en un trabajo que no da ascensos ni días festivos, todavía no sé nada sobre lo jodido de la maternidad. Pero si alguien confía en la experiencia de esta primípara, diré una sola verdad afilada. Lo hemos entendido todo mal: la maternidad no se trata de criar un ser humano, sino de convertirnos, cueste los trancazos que nos cueste, en uno mejor.
No hay mamá o papá que no conviva con la ansiedad de proteger a sus hijos y hacer de ellos la mejor versión posible. En ese afán por no embarrarla deambulamos entre los consejos que nos da la crianza respetuosa, la Montessori, la del pediatra, la de la suegra, la del libro de moda, la de la chancleta o la de la influencer. Olvidando que toda teoría fracasa cuando no hay sincronía entre el sirirí que le damos a nuestros hijos y lo que hacemos cuando creemos que no nos están mirando. Y siempre nos están observando. Créanme: los hijos nos tienen más estudiados que la DIAN o el algoritmo de Instagram. Así que, gustándome mucho sermonear —pregúntenle al pobre de mi marido—, sé que ese es el camino fácil y menos exitoso.
Ni el parto ni la lactancia ni los retos de la adolescencia resultan tan difíciles a la hora de maternar como mirarnos en un espejo y revisar si somos ese ser humano que puede dar ejemplo. ¿Quién, acaso, puede alzar la mano y proclamarse el mejor ser humano del planeta? ¿Y quién no sueña en secreto con que su hijo sí lo sea?
Por eso me atrevo a decir que lo jodido de la maternidad no es el parto, las desveladas, la mastitis ni las tareas que se recuerdan un domingo a las siete de la noche. Ni siquiera —y esto puede que me sorprenda— la adolescencia. Lo verdaderamente jodido es enfrentarte a tus grietas: tu forma de amar, de estallar, de callar, de ser e intentar al mismo tiempo ser el espejo en el que tu hijo se va a reflejar. Es jodido. ¿Quién, acaso, puede alzar la mano y proclamarse el mejor ser humano del planeta? ¿Y quién, acaso, no sueña en secreto con que su hijo sí lo sea?
Lo jodido es entender que las expectativas que tenemos sobre nuestros hijos deberían partir de las que podemos llenar nosotros mismos. De nada sirve decirle a mi hijo que tome con moderación, si cada fin de semana me ve llegar a la cama tambaleándome y hablando en letra pegada. De nada sirve que le pida ser amable, si me ve contestarle de mala gana al mesero que trae nuestra comida. De nada sirve que le repita que hay que luchar por los sueños, si me ve renunciar a los míos. De nada sirve que le exija ser responsable y honorable, si ve que le hago trampa a la vida. De nada sirve que le hable de amistad, si yo no sé cuidar a mis amigos. Y de nada, ay, de nada sirve querer entregarle al mundo un hijo amoroso, si en casa no recibe esa clase de amor que nace de besar no solo los triunfos, sino, sobre todo, los defectos.
Lo jodido de la maternidad, por si no he logrado explicarme, es entender, ojalá lo más pronto posible, que no se trata de moldear a los hijos, sino de esculpirnos a nosotros para ser, al menos, una sombra de lo que esperamos de ellos. No tengo claras muchas cosas de la maternidad, pero, por ahora, le ofrezco a mi hijo la promesa de trabajar cada día para parecerme al ser humano que merece crecer a su lado y que él, en estos doce años, me ha enseñado a ser.

Ser mamá es una mezcla extraña y opuesta: una emoción inexplicable y sublime, pero también una carga física y mental desbordada
Periodista
Autora del libro El amor es de todos los colores
Para afrontar los retos de la maternidad hay que seguir el instinto, no olvidarse de sí misma y sacar tiempo para hacer ejercicio o darse una buena ducha. También, crear rutinas para ayudar al desarrollo del bebé, así el día a día no se vuelve un caos. El discurso materno es poderoso, todo lo que digamos a nuestro hijo y la forma en que lo tratemos será fundamental para el resto de su vida.
Tomado de la Edición 191


El apego de un bebé a su madre es el primer lenguaje del cuerpo
Periodista
Fotógrafa de arte para maternidades
Cuando decidí ser madre y ejercer los cuidados hacia otro ser humano, identifiqué la magnitud del alcance tan cercano y salvaje que es maternar, y entonces empecé un viaje de inmersión sensorial. El tacto lo experimenté como si fuera la primera vez. El olfato lo afiné para encapsular ese olor amniótico de mi criatura. En los oídos me habitaron los ecos de lloriqueos que quedaron vagando en el espacio por mucho tiempo. La visión la expandí hacia los detalles micro-presentes y la convertí en un análisis visual del mundo atómico en toda su composición: la fotografía. De esa manera visual y poco exacta del viaje, es que decido compartir con otros, el acercamiento mínimo a la inmensidad que es la coexistencia con todo lo vivo, y el regalo de la interdependencia y el apego.


Ser hijo único tiene ventajas y desventajas, pero nada muy distinto a lo que pasa en cualquier ámbito de la vida
Psiquiatra de VersaniaAdscrita a Colsanitas
En estos tiempos ser hijo único supone ventajas con las que no contaba la generación anterior, en parte porque los padres reconocen esa gran responsabilidad y promueven todo lo que no recibieron en sus propias crianzas. La mayor ventaja para aquellos hijos únicos deseados y planeados es que sus padres priorizan la calidad a la cantidad y cuentan con recursos para ofrecerles mejores prácticas de crianza y educación.
Las madres y los padres fallamos y eso está lejos de ser un error
Reconocer el valor del error y la resiliencia en un mundo ansioso por soluciones inmediatas es esencial para el desarrollo cerebral de un niño y su aprendizaje efectivo.
Pediatra homeópata
Adscrito a Colsanitas

La enorme alegría de un hijo viene con un miedo que nos acompañará siempre
Escritor y periodista
Autor de Manual sangriento de superación personal
Si tuviera que escoger un puñado de momentos que le dieran sentido a mi vida, uno de los más cruciales sería el nacimiento de mi hijo. Me gusta pensar que tener un hijo representa una especie de ruptura; que la vida, tal como la conocíamos, cambia por completo. Ya no somos los únicos. Pero ser padre también implica darse cuenta de que la enorme alegría de un hijo viene
con un miedo que nos acompañará hasta la muerte.


Lactancia sin culpa: mi camino entre dudas, aciertos y desaciertos, amor y placer
Periodista
Experta en sostenibilidad
Mi amor por la lactancia materna está lejos de ser un apasionamiento ciego que juzga a quienes deciden, por la situación que sea, no hacerla. La experiencia con mi hijo Joaquín hace 13 años no necesariamente fue de una lactancia materna exitosa, pero claramente me sirvió para que años más tarde, con mi hija fuera diferente y placentera. Es un testimonio de una mamá que encontró en algo tan natural, dificultades y aciertos que poco a poco sorteamos para llegar a una exitosa lactancia materna.
Me preparé mentalmente y tuve los cuidados físicos necesarios para que todo fluyera de la mejor manera. La conciencia fue vital. Entender mi primera experiencia fue la clave para que en esta nueva oportunidad entrara con herramientas y entendiendo que
la lactancia es mucho más que un proceso natural. Es, en la mayoría de los casos, una gran aliada, pero también una decisión que conlleva unas responsabilidades y hasta unas libertades maravillosas. Que si se disfruta; será un goce placentero pero que si por el contrario se sufre… hay que optar por alternativas.
En lo técnico la caléndula fue una gran aliada: limpiar con agua tibia después de cada toma, masajear los senos para ayudar a que no se taparan los ductos y meterle tranquilidad cuando se presentara cualquier tipo de molestia. Y en lo emocional y muy importante: sentirme absolutamente cómoda preguntando y recibiendo la respuesta adecuada de quienes tuvieran suficiente experiencia.
Mi primera lactancia tuvo muchos momentos de goce pero duró muy poco por estar desinformada. En la segunda, estuvimos juntas con Jojo dos años y medio.
Publicado originalmente en bienestarcolsanitas.com

Soy adoptada y tengo la certeza de que mi mamá biológica me quiso hasta el final de nuestro tiempo juntas
Periodista
Creadora del proyecto Hablemos de adopción
De mi adopción siempre he estado orgullosa. No sé ni la hora ni el lugar donde nací. Esos son datos que solamente me habría gustado tener para hacerme la carta astral y organizar un poco mi vida hace un par de años, pero que no definen mi sentido de pertenencia en lo más mínimo.
Tengo la certeza de que mi mamá biológica me quiso hasta el final de nuestro tiempo juntas. Vio su cuerpo cambiar para que yo pudiera crecer, me sintió patear, y sé que despedirse no tuvo que ser fácil. Conjugo el verbo con certeza porque el día en que nació mi hija Martina, y me la dieron para que la cargara, la primera persona en la que pensé fue en mi mamá biológica. Pensé en ella y en lo que le debió doler el saber que no nos íbamos a ver más. Me puse en sus zapatos y pensé en lo horrible que sería no ver a Martina nunca más, no olerla, no escucharla, no sentirla después de llevarla en mi panza durante 280 días… fue como si alguien estuviera haciendo un hueco en mi corazón con alicates.
Un hijo adolescente necesita presencia, pero entendiendo que también tendrá que volar solo
Un hijo adolescente necesita presencia sin sentirse invadido. Yo estoy ahí para la conversación, la guía y entender lo que él va explorando. Ellos necesitan soltarse, empezar a buscar su propia voz y su identidad, permitirles también la equivocación.
Actriz
Presidenta de la Academia Colombiana de Cine

Cuando las cosas se complican, obligo a mi mente a enfocarse en un paisaje con el mar
Periodista y librera
Directora de la feria del libro de Pereira
La felicidad está en mi hogar, junto a los dos seres que más amo: mi esposo, Mauricio, y mi hija, Isabela. Pero también en cualquier momento en el que pueda hablar con mis amigos, dormir bien, comer sanamente, viajar, visitar a mi psicóloga, hacer ejercicio, estar lejos de la radio comercial y de los noticieros de televisión. Cuando las cosas se complican, obligo a mi mente a enfocarse en un paisaje con el mar, y repito la frase ‘madrecita, donde esté, ayúdeme a creer que todo va a estar bien’. Se lo digo mi mamá, fallecida hace varios años, a quien le hablo todo el tiempo.ienestar para todos, y es ahí donde he encontrado los mayores beneficios para mi vida.


En la crianza consciente mamá y papá están presentes y son personas de seguridad para sus hijos
Psicólogas y expertas en crianza
Creadoras de En mente
Una persona de seguridad para un niño es alguien predecible, consistente, presente y que atiende sus necesidades emocionales. Es una persona que pone estructura y límites. Si lo gritas, aprende a tenerte miedo y a no comportarse de esa manera delante tuyo. Pero no aprende la habilidad que tú quieres enseñarle para la vida.


La maternidad debe ser un asunto de todos los miembros de una sociedad
Periodista
Autora del libro Mamá desobediente: Una mirada feminista a la maternidad
Necesitamos que se le dé otra mirada a la maternidad, entendiendo que es una cuestión que nos involucra a todos, porque es una tarea esencial para la reproducción humana. La culpa tiene mucho que ver con una mirada desde la cual las madres tenemos que ser las cuidadoras principales de nuestras criaturas. Según eso, tenemos que ser una madre abnegada, sacrificada, sin vida propia. Entonces yo creo que problematizar y politizar la maternidad ayuda a liberarse de la culpa. que diseño es un amuleto con historias que buscan trascender generaciones y culturas.
Mi abuela me enseña que la vejez no es el fin
Mi abuela desafía las expectativas convencionales. En lugar de conformarse con el rol de la ‘pobre viejecita’, ella vive con autonomía y pasión; Vita me enseña que la vejez no es el fin
y que nunca se es un ‘producto terminado’.
Escritora
Autora del libro Maternidades imperfectas

Los niños deben aprender a decir no para tener una adultez con seguridad
Psiquiatra de niños y adolescentes Adscrito a Colsanitas
Un niño que sabe decir no será un adulto que pone límites. Es importante considerar que el padre o la madre no son una voz absoluta y que no se les debe obedecer ciegamente, pues como formadores debemos moldear su opinión para que aprendan a socializar en otros espacios. Necesitamos dar a conocer nuestras inconformidades de manera respetuosa, porque esto permite tener un estilo de afrontamiento adecuado para el desarrollo emocional.


Apoyar una familia en la que habita un miembro con síndrome de down es una labor de comprensión
Enfermera
Madre de dos hijos, Tomás y Santiago
Las personas cercanas suelen hacer suposiciones o generan falsas expectativas de tratamiento, para ayudar. Pero lo ideal es escuchar, reconocer las emociones de todos y colaborar con tareas puntuales (compañía o diligencias); evitar comentarios negativos, como decir que el niño será una carga, pues cada caso es distinto y el estímulo de sus habilidades puede contribuir a su desarrollo físico y mental, para lograr su independencia


Dejé de buscar el secreto para ser la mamá perfecta, porque no existe
Publicista y periodista
Esposa y mamá
Estuve en un grupo virtual de mamás pero me estaba disparando el estrés. Aunque me acompañó tuve que abandonarlo. Necesitaba dejar de buscar el secreto para ser la mamá perfecta, porque en realidad no existe. Unas pocas amigas, de las que salvan la vida, me han estado enseñando que soy suficiente y que fallarle de vez en cuando a mis hijos es también enseñarles a ser humanos en todo su esplendor. Ahora que materno más silenciosamente logro escuchar mejor a mi instinto


El color de la voz de mi mamá me quedó para siempre
Escritor
Compositor de música campesina
Por crianza y de mero oído, mi mamá heredó de su taita, mi abuelo Leoncio, la copla y el refrán como parte de su garla cotidiana; y yo, de ella. En cuanto a la música, a doña Emma le gustaba cantar en algunos momentos del trabajo, y del arrulle, y su voz tenía un color muy especial, de esos que a uno le queda algo para siempre, como nos queda el canto de una mirla o el sonar de una cascada.
Tomado de la Edición 183


El uso indiscriminado de redes sociales aumenta el índice de depresión y ansiedad en los jóvenes
Psicólogo
Autor de La generación ansiosa
La invención del “me gusta”, las notificaciones o el scroll infinito, ha servido para tenernos enganchados y aumentar nuestra ansiedad. El hecho de que los jóvenes se pregunten por quéno tienen la vida de “éxito” que muestran sus referentes en redes, no hace otra cosa que aumentar su angustia. Estamos a tiempo de implementar medidas para no permitir que esta epidemia continúe creciendo.



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