Los rayos del sol tienen un efecto directo sobre el estado de ánimo y la salud mental, pues estimulan la producción de un neurotransmisor clave para regular las emociones: la serotonina.
A comienzos del siglo pasado, más por intuición que por las certezas de estudios científicos, algunos hospitales y sanatorios ordenaban sacar de sus camas a los pacientes a tomar “baños de sol” en jardines, corredores, balcones y ventanales. La exposición a la luz solar era una medicina natural y barata que les mejoraba el cuadro de salud.
Solo hasta 2017 fue posible comprender cómo la luz solar y la oscuridad en un mismo día inciden en el funcionamiento de todos los organismos multicelulares y unicelulares. El genetista estadounidense Michael W. Young y los científicos Jeffrey C. Hall y Michael Rosbash, con experimentos en moscas de vinagre, descubrieron cómo funciona el sistema que autorregula las proteínas que gobiernan el ritmo circadiano. Por los resultados recibieron el Premio Nobel de Medicina de ese año.
De paso confirmaron las sospechas de que las vueltas que da la Tierra alrededor de su eje en 24 horas determinan el metabolismo y el funcionamiento orgánico, biológico y psicológico de los mamíferos diurnos, entre los que están los seres humanos. Una muestra de este vínculo profundo es el que hay entre la luz solar, que ingresa por la retina de los ojos al cerebro, y la salud mental.
Por el llamado ritmo circadiano (del latín circa, alrededor, y dies, día) o reloj biológico, interno o central, el organismo asume unas funciones diurnas propias y otras nocturnas. Unos órganos se ocupan de sus funciones mientras hay luz solar afuera, y descansan en las horas de oscuridad o noche, cuando producen proteínas que consume el organismo en el nuevo día. Y hay otros que cumplen lo contrario. Se trata de una sincronía biológica que no deja de sorprender, y todavía está sin explicar por completo.
El organismo humano mutó, se adaptó, avanzó en la intemperie, bajo el resplandor de la luz natural, solar o lunar. El cronómetro biológico es una marca de la evolución de la especie. Lo conforman unas 20.000 neuronas que actúan desde hace 65 millones de años en las profundidades del hipotálamo, situado en la zona central de la base del cerebro humano. Desde allí, este reloj regula la temperatura corporal, la frecuencia cardiaca, la sed, el hambre, la presión arterial y los ciclos de sueño y vigilia. También produce hormonas clave para el funcionamiento del organismo. Como si fuera un director de orquesta, coordina los relojes periféricos e independientes de los diferentes tejidos. Les avisa de la hora que transcurre y los prepara para lo que va a venir.
La conveniencia de asolearnos
El estudio “Barómetro de hogares verdes y saludables”, realizado por Argentina Green Building Council (AGBC) en 2022, resumió algunos de los beneficios de la luz solar para la salud física y mental: nos da conciencia del paso del tiempo; aumenta la secreción de serotonina, que regula el ánimo y las emociones; eleva la productividad; mejora las funciones cognitivas y reduce la fatiga crónica; disminuye la irritabilidad; incrementa las sensaciones de bienestar y felicidad, y regula el sueño, la temperatura corporal y el apetito sexual, entre otras.
Una de las sustancias que utilizan las neuronas para enviarse mensajes y efectuar toda la actividad nerviosa humana es la serotonina, considerada una hormona o un neurotransmisor muy eficiente y principal en la regulación del estado de ánimo, porque aumenta la capacidad de sentir placer, reduce el estrés y las amenazas de depresión y neurosis. Los científicos aún no han establecido con claridad la relación que hay entre los bajos niveles de esta sustancia y la depresión. Sin embargo, los especialistas en salud mental formulan inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) a las personas depresivas. Estos medicamentos evitan que el cuerpo reabsorba la serotonina que circula por el torrente sanguíneo, para que su nivel permanezca alto en el cerebro, levante el ánimo y atenúe la tristeza crónica.
En el portal psicologa.co, a cargo de un equipo interdisciplinario de especialistas en salud mental en Bogotá, la nota titulada “¿Cómo afecta la luz solar al estado de ánimo?” afirma que estudios clínicos demuestran que la exposición a la luz solar puede aumentar la liberación cerebral de serotonina, y que sin una suficiente exposición al sol los niveles en el organismo pueden bajar, lo que se asocia con un mayor riesgo de depresión.
“Hay muchos neurotransmisores, varios son importantes para nuestro estado de ánimo, pero la serotonina es protagonista en la mayoría de los humanos. Cuando falla su mecanismo en los circuitos neuronales por diferentes causas, pueden presentarse cuadros de ansiedad o depresión”, señala la psiquiatra Rosana Gluck, adscrita a Colsanitas.
Una investigación de la revista científica Nature señaló que, a menos que trabajemos al aire libre, por los cambios del estilo de vida, las secuelas de la pandemia de Covid-19 y el teletrabajo, es muy probable que pasemos entre un 85 % y un 90 % del tiempo en espacios interiores, encerrados. No tener contacto con espacios externos amables y naturales (parques, playas, zonas rurales) incide negativamente en la salud mental.
Qué pasa cuando se daña el reloj biológico
El genetista y biólogo norteamericano Michael W. Young le contó al periodista Bruno Martín, del diario El País, que “en animales sabemos que cuando no funciona el reloj biológico, por ejemplo en el páncreas, se da una respuesta como la diabetes. Sospecho que pasaría lo mismo si perdemos los relojes biológicos de nuestro páncreas, tendríamos un problema similar. Desde luego nos sentimos mal cuando nuestros relojes internos se desincronizan tras un viaje a través de zonas horarias. Creo que ese es un buen punto de partida para pensar en lo que puede pasar cuando alteras varios relojes, cuando no tienes un complemento completo de oscilaciones sincronizadas en el cuerpo”. El artículo se titula “La alteración del sueño y de los ritmos circadianos puede dañar la salud”, y fue publicado en ese diario español el 28 de junio de 2018.
Hay una relación profunda entre las desincronizaciones del ritmo circadiano y varias enfermedades. “Un desajuste en el reloj puede acarrear que una enfermedad progrese o aparezca, como las alteraciones depresivas, los problemas de memoria, el insomnio, los trastornos de reproducción… pero también hay patologías como la enfermedad renal crónica, las apneas del sueño o la diabetes tipo II descompensada, que producen cronodisrupciones (desequilibrio molecular y fisiológico)”, le dijo el investigador Juan Antonio Madrid, del Laboratorio de Cronobiología y Sueño, de la Universidad de Murcia (España), a la periodista Jessica Mouzo, autora del artículo “El secreto de los ritmos circadianos: por qué hay órganos perezosos de noche y activos de día”.
Exponerse en las noches a la luz artificial y azul de las pantallas de computadores y celulares altera el ritmo circadiano. Le hace creer al cerebro que es de día, desincroniza los relojes de los diversos tejidos y produce un conflicto molecular. Por ejemplo, suprime la secreción de melatonina, aumenta el estado de alerta y causa insomnio.
Al no “escuchar” a nuestro cuerpo, los humanos perdemos relación con nuestra naturaleza. Sin embargo, la asincronía de los relojes interiores se puede recuperar al exponerse a la sincronización adecuada que marca, sobre todo, la luz solar.
- Este artículo hace parte de la edición 186 de nuestra revista impresa. Encuéntrela completa aquí.
Dejar un comentario