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gastritis

Cómo acabar de una vez por todas con la gastritis (y otros males)

La Helicobacter pylori o H. pylori es una bacteria que una vez entra en el organismo se aloja en la mucosa gástrica, es decir, en el tejido que recubre el estómago. Su contagio es tan común y frecuente que en 2017 la Organización Mundial de la Salud (OMS) la catalogó como un microorganismo de prioridad alta que amenaza la salud humana. 

Esta alerta debe entenderse en dos sentidos: en primer lugar, está su prevalencia en todo el mundo; y, en segundo lugar, su capacidad de producir inflamación crónica de la mucosa al punto de desencadenar, con el paso del tiempo, enfermedades que requieren un tratamiento inmediato, por ejemplo, lesiones precancerígenas. 

Es importante señalar que se trata de una bacteria que no siempre provoca complicaciones o enfermedades y que, cuando suceden, su tratamiento puede ser sencillo en las etapas más tempranas.

En cuanto a la prevalencia, se calcula que al menos el 43,1 % de personas en el mundo contrajeron la bacteria entre 2011 y 2022. Esto se explica, en gran medida, porque la bacteria circula con rapidez y se adquiere por malos hábitos de higiene, el mal lavado de los alimentos o la ingesta de agua no apta para el consumo humano.

Dadas estas condiciones, su incidencia es mayor en niños con padres infectados y en personas que viven en zonas marginadas con escaso o nulo acceso a agua potable. La bacteria se contrae sobre todo en la infancia, época en la que los niños experimentan el mundo a través de la boca y las manos.

Por otro lado, puede permanecer asintomática por largos períodos. De hecho, la gran mayoría de personas contagiadas no presenta ninguna de las complicaciones que la bacteria puede ocasionar en el organismo. Entre ellas la gastritis, úlceras pépticas y, en casos más graves o avanzados, cáncer gástrico.

La doctora Johana Osorio Maldonado, médica internista y subespecialista en gastroenterología de la Fundación Universitaria Sanitas, señala que el curso clínico de la infección es muy variable y está influenciado por factores tanto microbianos como del huésped, es decir, que en cada persona se desarrolla de manera particular. “La infección predispone a la aparición de gastritis crónica, que con el paso del tiempo puede  asociarse a gastritis atrófica,  aparición de metaplasia y displasia, y, en consecuencia, la posterior aparición de adenocarcinoma gástrico de tipo intestinal. Adicionalmente, cabe señalar que la probabilidad de cáncer aumenta si existen antecedentes familiares en primer grado de consanguinidad”, agrega la especialista.

Por este motivo, en 1994 la OMS catalogó la H. pylori como agente carcinógeno de tipo I, y  en 2010 ratificó la decisión. Se estima que el cáncer gástrico produce más de un millón de muertes anuales en el mundo, y que en el 90 % de los casos la enfermedad podría ser secundaria a la infección por esta bacteria.

Adicionalmente, la infección por H. pylori también está asociada a la aparición de úlceras pépticas o gástricas y duodenales, en las cuales se deteriora la mucosa del estómago y del intestino delgado. Se estima que alrededor del 10 % al 15 % de las personas con H. pylori desarrollan úlceras en el tránsito de la infección.

Dicho esto, entre los síntomas más frecuentes asociados se pueden mencionar: 

  • dolor en la boca del estómago/distensión abdominal
  • náuseas
  • pérdida del apetito
  • pérdida involuntaria de peso

Se calcula que al menos el 43,1 % de personas en el mundo
contrajeron la bacteria entre 2011 y 2022.

La doctora Osorio recomienda que ante síntomas como dolor en la boca del estómago, náuseas, vómitos frecuentes, pérdida del apetito o antecedentes de cáncer gástrico en familiares de primer grado de consanguinidad la persona se realice una endoscopia de vías digestivas altas, para identificar de forma temprana infección por H.pylori o prevenir complicaciones futuras.

La aclaración está justificada porque bajo ciertos estilos de vida y de alimentación, los síntomas de la gastritis suelen pasar por desapercibidos, ignorando que podrían encubrir algo más grave. Hay que insistir en que, a pesar de ser una infección que en algunos casos es asintomática, puede ocasionar enfermedades crónicas y sigue siendo considerada como un carcinógeno de tipo I por la organización internacional de salud. 

Es posible prevenir el contagio con una higiene adecuada en el cuerpo, los alimentos y los espacios donde los preparamos y consumimos. Esto implica hacer un correcto y frecuente lavado de manos, limpiar constantemente las superficies de la casa (más si hay niños alrededor) y limpiar muy bien los alimentos antes de consumirlos.

La OMS catalogó la H. pylori como agente carcinógeno tipo I en 1994
y ratificó la decisión en 2010.

Ante la presencia de síntomas, es preciso acudir a un especialista, más cuando existen antecedentes familiares de cáncer gástrico. Debemos recordar que si se detiene la infección se puede evitar la aparición de úlceras o de inflamaciones crónicas de la mucosa gástrica que puedan complicarse. 

Si se confirma la presencia de la bacteria en el cuerpo, lo más común es que se empiece de inmediato un tratamiento con antibióticos además de otras medidas farmacológicas y no farmacológicas según criterio del médico tratante. Una vez eliminada la bacteria lo esperable es que los síntomas disminuyan hasta desaparecer. 

No obstante, es vital tener en cuenta que una persona recuperada puede volver a contagiarse si no incorpora hábitos adecuados de higiene. Algunos estudios recientes sugieren que esta bacteria presenta cada vez mayor resistencia ante ciertos antibióticos, motivo por el cual eliminarla puede ser difícil en ciertos casos, especialmente ante nuevos contagios. Actualmente no hay vacunas para erradicar la bacteria por completo, por tanto, las precauciones y las estrategias preventivas deben hacer parte del estilo de vida de toda persona; solo así se evita su contagio y el de una infinidad adicional de otras bacterias que circulan en el entorno.

Prevalencia de la infección por Helicobacter pylori en Colombia

Edad (años)
< 204,5 %
20-2915,7 %
30-4936,3 %
50-5918,4 %
> 6025,5 %
Mujeres 60,5 %Hombres 39,5 %

Fuente: Rev Colombiana de Gastroenterología (2016)