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Bienestar Colsanitas

Saquemos la vajilla

Fotografía
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Las vajillas de El Carmen de Viboral, en el Oriente de Antioquia, van camino a convertirse en Patrimonio Cultural del país. Y tienen todos los méritos para ello: son hermosas piezas únicas creadas por manos de hombres y mujeres del campo colombiano.

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or tradición, en los hogares colombianos se reserva la vajilla más preciada para servir la mesa en ocasiones especiales. La de lujo, la de mostrar, la de ver y no tocar. En esta categoría caben las porcelanas china, francesa y alemana; la cerámica francesa, la loza italiana, española y mexicana, todas ellas vedetes internacionales, presas bajo llave, condenadas a la exhibición permanente en la vitrina de una sala.

Recientemente, al pedestal lujoso de las importadas llegó una especie nativa: la cerámica carmelitana. Bienestar Colsanitas celebra la postulación para incluir “la cerámica decorada a mano bajo esmalte de El Carmen de Viboral, Antioquia”, en la Lista Representativa de Patrimonio Cultural Inmaterial del país. Sea esta una invitación para comprar, tener, regalar y, sobre todo, usar estas bellas artesanías en las casas colombianas. Aquí varias razones.

Patrimonio

Puente del Arzobispo o Talavera de la Reina; Puebla, Tlaquepaque o Tlaxcala; El Carmen de Viboral, La Chamba o Ráquira, entre muchas otras: independientemente del lugar de la tierra donde se fabrique, las técnicas para la elaboración de la cerámica hacen parte del patrimonio inmaterial de la humanidad, pues cada vasija o figura en cerámica es portadora de unos saberes cultivados por el hombre desde la prehistoria, en todos los continentes. Un plato de loza fina esmaltada de El Carmen de Viboral también materializa el intercambio histórico entre culturas muy diversas. Egipcios, chinos y persas exploraron durante milenios con las técnicas y materiales de la cerámica vitrificada. La belleza de la porcelana oriental impulsó a Marco Polo para introducirla en Europa en el siglo XIII, cuando las cortes deslumbradas intentaron por todos los medios replicar su belleza y perfección. Desde el siglo XV las piezas de loza fina viajaron en las bodegas de galeones hasta la América recién descubierta y se fusionaron con formas y modelos precolombinos. Incluso algunas de aquellas piezas todavía se exhiben como trofeos entre las familias más distinguidas de nuestro continente.

Vajillas1 CUERPOTEXTOA través del objeto decorado a mano, se establece un diálogo remoto entre el comprador y el artesano.

 Los habitantes de El Carmen recogieron y reinterpretaron, durante 123 años, los materiales, técnicas, diseños y trazos que hoy conforman un conocimiento específico. Justamente, la tradición asociada al trabajo manual sobre las piezas cerámicas fundamenta el expediente presentado ante el Consejo Nacional de Patrimonio para que la tradición cerámica de El Carmen de Viboral sea incluida en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial colombiano. Un grupo local de profesionales están trabajando en la elaboración del correspondiente Plan Especial de Salvaguarda, PES, requisito indispensable para que su inclusión en la lista sea, finalmente, una realidad.

Por las mujeres

El proceso de la industrialización antioqueña ha tenido un protagonismo mayoritariamente masculino, y la industria cerámica en El Carmen de Viboral no ha sido la excepción. No obstante, la fábrica más sólida de las asentadas en El Carmen, La Continental, llegó a emplear a una veintena de mujeres decoradoras durante los mejores años de los noventa. Ese mercado laboral femenino se afectó drásticamente con el cierre de las principales fábricas al final del siglo XX, y las mujeres se vieron obligadas a retornar a trabajos domésticos y de agricultura.

En las últimas dos décadas, algunas de estas mujeres fueron traídas de vuelta al oficio para convertirse en maestras de las nuevas generaciones. El fortalecimiento de la actual cerámica carmelitana está, precisamente, en manos fundamentalmente femeninas. Son ellas las encargadas de darle al producto su valor agregado, las portadoras de la tradición. A manera de ejemplo, los talleres que muestran mayor crecimiento en los últimos años, Cerámicas Renacer, Viboral Cerámica y Carmen Experimental, emplean actualmente a 30 mujeres decoradoras. Entre estas mujeres hay campesinas y madres cabeza de familia que han preferido aprender este oficio noble para dejar atrás labores más recias y menos gratas, como el cultivo de flores en grandes invernaderos industriales.

Vajillas3 CUERPOTEXTOLa decoración manual bajo esmalte, con pinceles y espumas, se ha ido perfeccionando hasta convertirse en un saber propio y distintivo de ese municipio.

La decoración que ellas plasman con tanta delicadeza es ahora la clave para el resurgimiento y revaloración de una actividad económica que estuvo a punto de desaparecer al final de los años noventa. Cada compra de cerámica carmelitana se convierte en un aporte significativo a la estabilidad económica de estas mujeres y sus familias, y un estímulo para que las jóvenes conserven esta bella tradición en el tiempo.

Economía local

La revaloración de la loza carmelitana, como cerámica artesanal, ha ocurrido en las últimas dos décadas gracias a la resistencia de unos empresarios tozudos, quienes se negaron a ver pasivamente cómo su tradición desaparecía. Ellos mantuvieron abiertas las puertas de sus talleres o las reabrieron, rescataron los oficios vinculados a la producción y establecieron conversaciones innovadoras con varios artistas, nacionales y foráneos, permitiendo que la tradición se alimentara con nuevas tendencias. Como resultado, ahora cuentan con un mercado de productos más contemporáneos y competitivos que permiten la coexistencia de formas muy diversas de la cerámica en este territorio. Hoy es posible encontrar desde la loza tradicional producida a partir de moldes hasta la cerámica de vanguardia modelada en torno por los alfareros más jóvenes. En la actualidad son veinte empresas de cerámica formalizadas ante la Cámara de Comercio del Oriente Antioqueño, entre talleres familiares y pequeñas empresas, y se estiman aproximadamente otros diez talleres informales, varios de ellos unipersonales.

La red que sustenta la actividad artesanal todavía es frágil y depende completamente de las ventas. Al adquirir una pieza cerámica de El Carmen de Viboral se fortalece la economía de artesanos y artesanas quienes, además, reciben un reconocimiento emocional por su oficio. Se promueve así el trabajo manual bien hecho y se estimula el aprendizaje de este saber patrimonial como una opción de trabajo.

Ahora bien, en El Carmen no sólo se hacen vajillas. Las tiendas artesanales ofrecen gran variedad de objetos utilitarios: jarras, saleros y pimenteros, filtros de agua, juegos de café y té, así como muchísimas piezas para la decoración de los hogares. En el precio de cada artesanía está incluido el trabajo creativo de, por lo menos, una persona o familia.

Identidad Desde México nos traen como regalo piezas cerámicas de Talavera de Puebla o de Tlaxcala; de Toledo, en España, nos sorprenden con un plato de Puente del Arzobispo o Talavera de la Reina resguardado entre las maletas. Ambos obsequios internacionales se convierten casi siempre en dignísimas joyas para exhibir a las visitas en la mesa de centro, y sólo servimos en ellos cuando la ocasión lo amerita. Mas la cerámica de El Carmen de Viboral también tiene lo suyo. Tanto, que expertos como Juan Luis Isaza Londoño, ex director de Patrimonio del Ministerio de Cultura, piensa que “La cerámica de El Carmen debería ser un símbolo de identidad nacional tan reconocido como el sombrero vueltiao”.

Vajillas4 CUERPOTEXTOCada compra de cerámica carmelitana se convierte en un aporte significativo a la estabilidad económica de estas mujeres y sus familias..

Si bien “Las Talaveras” española y mexicana son manifestaciones con muchísimo más tiempo y tradición, la de El Carmen tiene, sobre todo, un buen presente y un promisorio futuro. Es una actividad artesanal en expansión que cada vez goza de mayor reconocimiento. Incluso se ha convertido en regalo de Estado: tienen vajillas carmelitanas el papa Francisco, el expresidente estadounidense Barack Obama y la reina Isabel II, entre muchas otras personalidades afamadas.

Luego de la intervención integral del espacio público, hecho entre 1999 y 2016, en el marco del proyecto de estética urbana liderado por el artista José Ignacio Vélez Puerta, el turismo cultural ha comenzado a llegar hasta este rincón del oriente de Antioquia en busca de sus artesanías. El proyecto consiste en lo que José Ignacio llama “arquitectura artesanal”, que incluye elementos conmemorativos de la tradición cerámica en las fachadas, como ornamentación de las calles y del parque principal del municipio.

Hacemos entonces una invitación para sacar la vajilla de El Carmen, para usarla cotidianamente en los hogares, para servir lo mejor de nuestra cocina tradicional, nuestra comida de celebración, en estas piezas artesanales Made in Colombia. Y, por qué no, para llevar la cerámica de El Carmen en nuestras maletas como un buen regalo para los mejores amigos en el exterior.  

*Periodista y realizador audiovisual. El autor agradece de manera especial a Juan Luis Isaza Londoño, Bienvenido Maquedano Carrasco y José Ignacio Vélez Puerta, por sus valiosos aportes a este articulo.  

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