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La hora de las mujeres

Fotografía
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Con Jane Campion, Maggie Gyllenhaal y Zendaya, entre otras, el futuro del séptimo arte está a salvo. Una mirada a las tres obras más importantes de la actualidad en plataformas.

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En 2009, una cansada Jane Campion decidió dejar de luchar por las películas que amaba hacer. Bright Star, su visión de la atormentada vida del poeta John Keats, muerto de tuberculosis a los 26 años, cosechó buenas críticas en todo el mundo, pero los problemas de financiación, la pobre distribución y el hecho de no generar ganancias hicieron de Campion un hermoso buque varado a la orilla de una playa. Y nadie quería desencallarlo.

Entonces la premiada directora decidió refugiarse en la televisión. La BBC Two, una filial de la célebre cadena inglesa en Nueva Zelanda, le dio la libertad para hacer lo que quisiera. El resultado fue Top of the Lake, una miniserie de misterio oscura y pesimista protagonizada por uno de los rostros del feminismo en el mundo, Elisabeth Moss. Resultó tan exitosa que Campion hizo una segunda y última temporada en 2017. Pero la oportunidad de hacer una gran película no se le presentaba. 

Mientras descansaba del agotamiento que le significó contar la historia de Keats, Campion empezó a leer una novela de Thomas Savage publicada en 1969, y empezó a vislumbrar las imágenes: un rancho en Montana a mediados de los felices años veinte del siglo pasado; dos hermanos cultos, de familia adinerada, que dejan a un lado sus estudios universitarios para convertirse en vaqueros. Uno de ellos oculta un secreto debajo de su imagen de macho salvaje. Una película comenzó a gestarse en la mente de Campion, pero faltaba una década para que la cinta tomara forma.

Fue en 2019 cuando un proyecto de película basada en la novela de Savage y dirigida por Campion llegó a Netflix. La plataforma asumió los costos: 80 millones de dólares; consiguió a una súper estrella, Benedict Cumberbach, quien una vez leyó el guión y supo que Campion estaría al frente, aceptó bajar su tarifa y esperar lo que muchos creen que podría pasar: que gane su primer Oscar por la interpretación del dificilísimo Phil Burbank en la inquietante película El poder del perro

Netflix también convenció a una super actriz como Kirsten Dunst y descubrió y potenció a uno de los actores más llamativos de los últimos años, el australiano Kodi Smith-Mcphee, a quien los cinéfilos podrán recordar por ser el hijo de Viggo Mortensen en la apocalíptica e infravalorada En la carretera. La película El poder del perro no sólo está dando ganancias en la plataforma, sino que, desde ya, antes de los Oscar, superó a Roma de Alfonso Cuarón como la película más premiada de Netflix.

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La de Campion es apenas una muestra de la gran libertad y poder que le están dando las plataformas a las mujeres. A sus 44 años, Maggie Gyllenhaal presentó otra pieza memorable con La hija oscura, que también puede verse a través de Netflix. 

En la televisión, Gyllenhaal ha encontrado la libertad para producir y protagonizar sus proyectos más ambiciosos. El más radical de todos ha sido The Deuce, la serie de tres temporadas que reconstruye los años en los que surgía la industria del porno en Nueva York, y cómo el sida se llevó los mejores sueños de sus participantes. 

Obsesionada por el control, Maggie quería dirigir desde hacía años su primera película. Seis años duró moviendo sus influencias en Hollywood hasta que tocó la puerta indicada, Netflix, quien dispuso de 40 millones de dólares y un elenco espectacular para llevar al cine una adaptación de la novela Elena Ferrante La novia oscura, protagonizada por Olivia Colman y con la participación de la diosa Dakota Johnson. Cuenta la dificilísima historia de Leda Caruso, una profesora de literatura que quiere olvidarse de su culpa refugiándose en una isla griega, donde una familia de mafiosos perturba su descanso. Inquietante, por momentos terrorífica y con un final enigmático, la ópera prima de Maggie Gyllenhaal como directora no es precisamente lo que uno elegiría para ir al cine en el atardecer de un domingo.

Otra actriz que hace rato quiere quitarse de encima su imagen de estrella es Zendaya. No se confundan: ella es mucho más que la noviecita tonta de Spiderman en la última adaptación del cómic de Marvel a la gran pantalla. Zendaya se metió, sin complejos y con toda la fuerza de su talento, en un proyecto ambicioso y del que todo el mundo ahora está hablando: Euphoria.

Lectores, lectoras, ¿han visto Euphoria? No se parece a nada que haya tenido antes el remoquete de “serie juvenil”. Es dura, despiadada como Kids, es oscura, sofocante. No es fácil de ver. La serie marca un poco el camino de lo que pueden ser en un futuro próximo las historias de esta generación. Si no tuviera el sello de Zendaya, ni su imagen, no sería el éxito masivo que es. Es la productora HBO, la misma que ha hecho algunas de las piezas audiovisuales más notables de las últimas dos décadas, al máximo nivel.

Estamos en buenas manos, no nos preocupa el futuro del cine ni de la televisión, porque las mujeres tienen el poder.

 

*Periodista, guionista, editor.

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