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Bienestar Colsanitas

Qué hacer con los juanetes

Se trata de una de las deformidades más comunes del pie. Está asociada a la genética, la pisada y el tipo de calzado que se usa con mayor frecuencia. Un experto señala cómo prevenir y tratar el problema.

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l bulto óseo que se forma en la parte interior del pie, alrededor de la base del dedo gordo, es llamado coloquialmente juanete. En términos científicos se llama hallux valgus, y se refiere a una desviación y rotación del primer hueso metatarsiano. En cualquier caso, se trata de una alteración dolorosa e incómoda que puede afectar las rutinas diarias y la posibilidad de practicar deporte.

Alberto Vieco es médico ortopedista y cirujano de pie y tobillo de la Clínica Iberoamérica de Colsanitas, en Barranquilla. Por su experiencia, asegura que la proporción de mujeres que consulta por esta anomalía en los pies es de 10 a 1 en relación con los hombres. De ahí que sea lógico pensar que el uso de calzado puntiagudo y de tacón alto influye en la forma como progresivamente el hueso del dedo gordo se dobla y se recuesta en el dedo vecino.

“Son varios los factores de riesgo asociados a la aparición de juanetes. El primero es el hereditario, porque se ha demostrado científicamente que hay un condicionamiento genético que nos hace más propensos a desarrollar hallux valgus en algún momento de la vida. Inmediatamente tenemos que referirnos a la condición de pie plano, que es también muy común en las personas que consultan por juanetes. Y, finalmente, apuntaremos el estilo de vida como un elemento determinante, puesto que el tipo y el modelo del calzado, los tacones altos y el oficio al que nos dedicamos pueden influir en la aparición de esta anomalía en los pies”, dice el doctor Vieco.

"Hay factores de riesgo que no podemos modificar, como el genético y el de origen biofísico. Entonces colaboremos con nuestro organismo quitándole el peso innecesario y mejorando el calzado incómodo".

Autores de artículos publicados en revistas científicas señalan la obesidad como otra condición que puede causar la deformidad en el hueso del pie, al combinarse con una pisada en la que no se distribuya de manera equitativa el peso del cuerpo. La señal frecuente para notarlo es el desgaste desigual de las suelas de los zapatos.

“Hay factores de riesgo que no podemos modificar, como el genético y el de origen biofísico. Entonces colaboremos con nuestro organismo quitándole el peso innecesario y mejorando el calzado incómodo”, recomienda el médico.

Además, apunta que cuando el primer metatarsiano se desvía, el paciente presenta dolores, hinchazón en la parte interna de los pies, limitaciones en el uso de calzado, calambres, disminución en la capacidad para caminar largas distancias o correr, además del no menos importante impacto estético que generan los juanetes.

Para contrarrestar los síntomas, los especialistas recomiendan usar plantillas medicadas y otros dispositivos ortopédicos, hacer terapia física y tomar analgésicos. Pero para solucionar definitivamente el problema, sobre todo cuando está muy avanzado, es preciso recurrir a la cirugía.

“Disponemos de muchas técnicas para eliminar los juanetes. Cada paciente tiene unas especificaciones que el cirujano tiene en cuenta para decidir el proceso quirúrgico más idóneo, como la edad, las enfermedades crónicas, el estado funcional, la profesión. También son determinantes el grado de deformidad del hueso y la pérdida de movilidad para definir el tipo de oseotomía que se practicará”, precisa Vieco.

Finalmente, dice que muchos pacientes le temen a la cirugía de juanetes por el dolor y la limitación funcional. Pero lo cierto es que en la actualidad hay analgesia y bloqueos que hacen muy manejable el dolor. Y dependiendo del tipo de procedimiento, lo más probable es que al día siguiente de la cirugía la persona pueda apoyar los talones, y a las tres semanas, el pie completo.

Karem Racines Arévalo

Es una periodista colombo-venezolana egresada de la Universidad Central de Venezuela. Llegó a Bogotá en 2011 para escapar de la confrontación política de su país. Después de vivir en la capital colombiana cinco años, decidió mudarse cerca del mar, que tanta falta le hacía, y desde hace dos años vive en Santa Marta. Es docente de periodismo en la Universidad del Magdalena y en la Sergio Arboleda. Es colaboradora frecuente de la revista Bienestar.