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Bienestar Colsanitas

¿Cómo identificar la ansiedad en niños y adolescentes?

Una psicóloga clínica explica cómo podemos detectar síntomas de ansiedad en la población más joven y qué podemos hacer al respecto.

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La ansiedad es un sentimiento que puede traducirse en miedo, temor o angustia. No es del todo negativo porque en muchas ocasiones se convierte en una alarma del cuerpo y de la mente frente a situaciones que no sabemos manejar y eso puede llevarnos a pedir ayuda. Sin duda, los últimos años que hemos transitado la pandemia, el encierro, las consecuencias de un virus que afectó drásticamente nuestra salud y después la reactivación de la vida social, laboral y escolar han sido detonantes de diferentes emociones y problemas con los que tenemos que convivir hoy, incluida la ansiedad.

Según Andrea Niño, psicóloga clínica, máster en psicología clínica y en terapias de tercera generación, “en general a todos nos pasó que pusimos a prueba nuestra capacidad de tolerancia, de aceptación de la frustración, y de dejar de hacer las cosas que usualmente hacíamos. Fue muy difícil explicarles a los niños y a los jóvenes por qué teníamos que encerrarnos, cómo funcionaba este virus, porque ni siquiera nosotros entendíamos, así que ponerlo en palabras de los niños resultaba incluso más complicado”.

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El dato

En un 25 % aumentó la ansiedad en el primer año de la pandemia. La cifra revelada por la Organización Mundial de la Salud deja claro que los últimos años afectaron intensamente la salud mental de todos.

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Así mismo, muchas madres, padres y cuidadores tuvieron que enfrentarse a situaciones en casa para las que no estaban preparados. Jóvenes con ganas de socializar fuera de casa, interactuar con sus pares; niños que necesitaban liberar su energía, alejarse de las pantallas, y por supuesto, episodios de ansiedad que no siempre sabían reconocer. Por eso consultamos a la experta para aprender a identificar los signos que pueden estar indicando que un niño o adolescente puede estar desarrollando una conducta ansiosa. “Estas son señales que nos indican que algo está cambiando, pero no necesariamente se trata de un cuadro clínico; recordemos que los únicos que realmente pueden diagnosticar son los profesionales”, recalca Andrea Niño.

1. Si notamos que el niño o joven está cambiando sus rutinas para ir a dormir o si le cuesta conciliar el sueño. También si está teniendo pesadillas o si se está levantando a comer durante la noche.

2. Si su patrón de alimentación se transforma, empieza a ingerir más dulces, más harinas, más comida chatarra y ese comportamiento no era habitual en él. Si ese tipo de comida se convierte en su pauta de alimentación y deja de comer cosas sanas que antes le gustaban, hay que prender una alarma.

3. Los síntomas de ansiedad no se evidencian igual en los jóvenes que en los adultos, por ejemplo, los síntomas depresivos y ansiosos en los niños tienden a verse más como problemas de comportamiento.

4. Si el niño tiende a frustrarse más rápido, si hace más pataleta de lo habitual, si está más “terrible”, más inquieto, más brusco, si llora por cosas que habitualmente no lo hacían llorar. 

5. Los adolescentes tienden a ponerse más irritables y hablan menos. Una señal puede ser que pasa mucho más tiempo con los audífonos, que socializa menos, que pasa más tiempo en su habitación, que marca distancia con los adultos y antes no lo hacía.

6. Si el niño o adolescente manifiesta que está sintiendo una especie de vacío en el pecho o en el corazón, que se le acelera mucho o que siente que la cabeza va muy rápido y no la puede parar. Si se muestra inquieto, si le sudan las manos o tiembla.

Todas estas pueden ser señales pero es muy importante recordar que no necesariamente corresponden a la ansiedad, pueden ser varios cuadros psicológicos, no solo uno, así que no se puede estigmatizar al niño o al adolescente y se debe consultar al médico.

ANSIEDAD NINOS CUERPOTEXTO

Psicología positiva, una disciplina que puede mejorar la ansiedad

Andrea Niño ha convertido la psicología y las terapias de tercera generación en su herramienta principal de trabajo. “Las personas siempre llegan al psicólogo con dolor y con una necesidad de quitar ese dolor porque es incómodo, nadie quiere vivir mal y la psicología tradicional se ha centrado en aliviar ese dolor, y funciona, claro, pero yo siempre había pensado que la psicología debía funcionar para mucho más, para proyectar mis sueños, porque tenemos derecho a soñar más lejos y por eso surgió el enfoque de psicología positiva”, explica Niño.

Se trata de un modelo que resalta los valores y ayuda al paciente a reconocer aquello que le hace bien a pesar de las condiciones difíciles que tenga. Y para eso se vale de las terapias de tercera generación que no se centran solo en el síntoma y el malestar que alguien padece, sino que analizan el contexto que le puede aportar bienestar, las circunstancias, la disposición para cambiar. También se conocen como terapias contextuales, porque incluyen el entorno y los valores de la persona.

Estas terapias de tercera generación han mostrado gran eficacia para algunos síntomas, como el trastorno límite de personalidad pues este genera mucho malestar en los pacientes porque no logran controlar sus emociones y eso puede ponerlos en riesgo, limitando sus relaciones interpersonales, la construcción de proyectos, entre otros.

En los niños que pueden estar presentando conductas ansiosa la psicología positiva recomienda realizar ejercicios de mindfulness (conciencia plena). A través de ejercicios de concentración en un estímulo a la vez, como organizar los muñecos, mirar solo en una dirección, incluso armar un rompecabezas sin ninguna otra actividad paralela la mente se aquieta. “Si yo disminuyo los tiempos de sobreactivación de la mente estoy ganando espacios para el bienestar”, explica la psicóloga.

Lo que aporta el mindfulness o la atención plena es una capacidad para aceptar que las cosas están ocurriendo y que aunque no me gusten, aunque no sean las que yo esperaba son hechos y esos no los puedo modificar. Resistirse a eso puede generar incluso más dolor que el propio hecho, entonces el mindfulness permite aceptar lo que está ocurriendo y solo con entender eso ya se logra reducir el malestar que causa el hecho. Por eso es tan importante enseñar a los niños desde pequeños la importancia de hacer las actividades poniendo los cinco sentidos en eso que estamos realizando y darles también algunas pautas para que puedan aquietar la mente cada tanto.

*Bienestar Colsanitas.

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