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Bienestar Colsanitas

Nutrición durante el tratamiento del cáncer

A partir de la experiencia personal y de las preguntas que le hizo a nutricionistas y oncólogos, la autora comparte qué comer, qué evitar y cómo mantener una alimentación adecuada durante la quimioterapia.

las primeras semanas que siguieron mi diagnóstico de cáncer de ovarios, cuando pasaron el estupor y la angustia iniciales, hice una lista de cosas que podían ayudarme a recuperar algo de control sobre mi vida. En el encabezado estaban hacer ejercicio y alimentarme bien, al lado de mantener el sentido del humor y cuidar mi apariencia. Pero, ¿qué es alimentarse bien cuando se tiene una enfermedad que altera tan drásticamente el organismo? ¿Cómo nutrirse durante la quimioterapia, que es algo así como un envenenamiento controlado?

Pocos días después, armada de una libreta llena de preguntas, estaba en el consultorio de una nutricionista experta en oncología, parte de un equipo que desde entonces ha acompañado mi tratamiento. Comparto con los lectores de Bienestar Colsanitas lo que he aprendido durante el proceso, con la ayuda de mis nutricionistas, la consulta de fuentes confiables y mi experiencia personal. 

¿Existe una dieta especial para los pacientes con cáncer?

La dieta recomendada para los pacientes con cáncer propone eliminar los productos procesados, consumir alimentos frescos y granos enteros y limitar los azúcares añadidos, la sal y las grasas saturadas. La mitad de nuestro plato debe estar ocupada por verduras de colores variados, un cuarto por granos enteros o vegetales ricos en almidón y el cuarto restante por una porción de proteína. Idealmente, esta comida va acompañada por una fruta pequeña y un vaso de agua. Si esto les suena familiar, es porque lo es: la recomendación es muy similar a los lineamientos nutricionales para la población en general. Todos tendríamos que comer así. Sin embargo, los pacientes de cáncer debemos ver esta recomendación como una meta que alcanzamos algunos días y otros no tanto, e irla adaptando según nuestras necesidades del momento.

Los tratamientos y la enfermedad suelen afectar el apetito y producir náusea, vómito, diarrea o estreñimiento. Es necesario que aprendamos cuáles alimentos y qué preparaciones nos hacen bien cuando experimentamos alguno de esos efectos secundarios; un proceso de ensayo-error y mucha paciencia. Por ejemplo, una persona que esté sufriendo de diarrea debe modificar su consumo de fibra, y reemplazar los granos enteros por cereales blancos. En mi experiencia, me di cuenta de que los cítricos y los lácteos, que me encantan, exacerban la náusea; en cambio, la gelatina, el helado en agua y los batidos de fruta me ayudan a controlarla. También descubrí que, pase lo que pase, tengo que beber tres o cuatro litros de agua al día o la náusea empeora y mis intestinos se declaran en huelga.

"La mitad del plato debe ser verduras de colores variados".

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Un reto común para muchos pacientes durante el tratamiento es no perder peso. En mi primer ciclo de quimiterapia, este fue mi caso (ahora, en el segundo, los medicamentos me hacen ganar peso: otro reto). Los primeros días después del tratamiento, cuando el apetito desaparecía, mi táctica era hacer varias comidas pequeñas muy nutritivas (cremas de verduras y carne, omelettes con verduras, yogur con frutas picadas, pan enriquecido con granos y frutos secos). También, cuando las náuseas solo me permitían comer helado, lo hacía. Siempre será preferible comer algo que no comer nada, y uno puede retomar comidas más sanas en cuanto esté mejor.

Beber mucha agua a lo largo del día es esencial, no solo porque repone los fluidos que perdemos con los tratamientos, sino porque ayuda a eliminar los restos de medicamentos del organismo, combate la náusea y evita el estreñimiento. Mi recomendación es llevar una botella de agua que podamos rellenar donde estemos.

¿Debo tomar suplementos vitamínicos?

La nutricionista refirió esta pregunta a mi oncólogo. Una vitamina o un suplemento herbal en apariencia inocuo puede tener interacciones negativas con el tratamiento. Mi médico prescribió una multivitamina para reforzar mi nutrición durante la quimioterapia.

¿Qué hay de cierto en la dietas o alimentos que prometen ayudar a curar el cáncer?

Los pacientes de cáncer nos acostumbramos a recibir consejos no solicitados sobre nutrición, algunos razonables y otros que no lo son en absoluto, como aquellos que hablan de alimentos “milagrosos” o “dietas anticáncer”. Es esencial dejar en claro que las asociaciones médicas y científicas coinciden en que ninguna dieta es un sustituto del tratamiento contra el cáncer, y que siempre se debe consultar con el médico tratante antes de hacer cambios en los hábitos nutricionales.

En lo referente a posibles efectos de algunas dietas de moda en pacientes con cáncer, Margaret Martin, de la Sociedad de Leucemia y Linfoma de Estados Unidos, advierte que las dietas altas en proteína pueden afectar los riñones, las dietas crudas exponen a infecciones y, para personas que no eran vegetarianas antes de su diagnóstico, el cambio a una dieta vegetariana dificulta la ingesta adecuada de calorías justo cuando el cuerpo necesita de energía adicional para repararse.

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"Los primeros días cuando el apetito desaparecía, mi táctica era hacer varias comidas pequeñas muy nutritivas".

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Con respecto a los supuestos alimentos “milagrosos”, no existe evidencia científica (proveniente de un estudio estructurado según el método científico, con datos verificables, revisado por personas independientes) de que un alimento, vitamina, suplemento o hierba cure, controle o evite la recurrencia del cáncer. La cúrcuma, un condimento de la cocina tradicional asiática, es uno de los pocos casos con evidencia de actividad antitumoral, obtenida en experimentos con tumores en cajas Petri y en ratones. Falta un largo trecho para determinar los riesgos y los beneficios de administrar cúrcuma a personas con cáncer, o definir cuáles son las dosis y las formas adecuadas para hacerlo. Adicionalmente, el Memorial Sloan Kettering Cancer Center, en una revisión de estudios científicos sobre interacciones de la cúrcuma con medicamentos, encontró que puede inhibir la acción de drogas para quimioterapia como camptotecina, mecloretamina, doxorubicin y ciclofosfamida. Este ejemplo me toca de cerca. Alguien me dio un extracto de cúrcuma y me dijo que varias personas se habían curado tomándolo. Agradecí el gesto, pero busqué información confiable al respecto. Fue una muy buena idea; estoy siendo tratada con doxorubicin, uno de los medicamentos cuya acción puede ser inhibida por la cúrcuma. Esto es un recordatorio de que los productos “naturales” no son necesariamente inofensivos, además de una invitación a usar siempre el principio de precaución y a consultar con el oncólogo antes de consumir cualquier cosa no prescrita.

¿Hay alimentos "prohibidos"?

Como el tratamiento nos hace más susceptibles a infecciones, hay que evitar comer alimentos que puedan estar contaminados, como frutas y verduras sin lavar, leche y quesos no pasteurizados, embutidos y patés y platos preparados con pescado o carne cruda. Cuando se come fuera de casa, es siempre preferible ordenar verduras cocidas que ensaladas, y no acudir a restaurantes tipo buffet, donde los alimentos están expuestos durante largos períodos de tiempo. En general, no es aconsejable consumir extractos y concentrados de alimentos, para evitar interacciones negativas con las medicaciones. Sloan Kettering Cancer Center indica que la toronja, la naranja agria y el té verde inhiben la acción de medicamentos usados en cánceres de la sangre, de seno y de colon, entre otros, y no deben consumirse.