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Bienestar Colsanitas

El poder de una mente activa

Ilustración
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Un hombre llega a los cien años con la mente lúcida e intactas las ganas de vivir. ¿Cómo lo hizo? ¿Qué podemos aprender de este hombre inquebrantable?

SEPARADOR

En la columna anterior conté cómo mi papá, a pesar de haber cumplido ya 100 años y tener dificultades para caminar y para oír, mantenía una actividad mental propia de alguien, digamos, 20 o 30 años menor que él. Como mi conocimiento de la neurociencia es nulo, aventuré unas posibles causas para que siguiera tan lúcido y agudo (incluso en sus ironías y sarcasmos), y quise averiguar si aquello había sido estudiado por la ciencia y la medicina.

Entonces me encontré con una serie de conceptos que me han dado pistas para explicar por qué en personas de edades similares es posible encontrar grados tan diferentes de deterioro cognitivo e incluso de demencia.

El primer concepto fue el de reserva cerebral, o reserva cognitiva, que se define como la capacidad que tiene el cerebro de tolerar los cambios, incluso como consecuencia de alguna patología sobrevenida por el propio envejecimiento. Eso hace posible que personas cuyo cerebro presenta cambios en su estructura y función no lo manifiesten en su comportamiento. Un ejemplo de ello es el de una monja alemana que no mostraba en su comportamiento ningún síntoma de deterioro mental. Sin embargo, al morir de un infarto, su autopsia cerebral mostró daños que en condiciones normales se habrían manifestado con un mal de Alzheimer severo.

Los estudios que se han llevado a cabo muestran que esta reserva puede ser tanto cerebral como cognitiva, o sea, estar relacionada con el conocimiento. La reserva cerebral depende de factores biológicos o genéticos tales como el volumen del cerebro, el número de neuronas y la densidad sináptica, es decir, la cantidad de conexiones con que cuenta el órgano. A mayor reserva cerebral, mayor resistencia al daño, lo que se manifiesta en una mayor capacidad para evitar el deterioro de las capacidades cognitivas, o sea las habilidades por las que nuestro cerebro nos permite aprender, prestar atención, memorizar, hablar, leer, razonar, comprender…

MENTE ACTIVA CUERPOTEXTO

Por su parte, la reserva cognitiva le permite al cerebro hacerle frente a los cambios que provoca el deterioro del cerebro y hacer más y más eficiente su funcionamiento. Esta reserva está asociada a una gran variedad de factores intelectuales, sociales y físicos que se pueden estimular y reforzar a lo largo de toda la vida. Es una capacidad que se alimenta de la suma de conocimientos y experiencias que estimulan de manera activa el funcionamiento del cerebro. Uno de ellos es, sin duda, el nivel educativo. Pero las investigaciones desarrolladas han encontrado otros factores que determinan la reserva cognitiva de una persona. Entre ellos podrían señalarse la lectura, la escritura y el cálculo mental continuo. También influye el tipo de trabajo que se desempeña, uno bastante antipático que es el estatus socioeconómico, el bilingüismo, la actividad física, la formación musical (más exactamente tocar algún instrumento) y la actividad social. También influyen no consumir alcohol ni tabaco y dormir bien. 

El papel que desempeña la reserva cognitiva para mitigar las manifestaciones del daño cerebral se ha estudiado en diversas enfermedades. Sin embargo, esta reserva poco o nada puede hacer para mitigar los efectos de enfermedades neurodegenerativas que ya se encuentran en fases avanzadas.

Cuidarse y mantener una mente activa es de gran ayuda para desarrollar una buena reserva cognitiva. Para ello los especialistas recomiendan leer, una actividad que estimula la  memoria, el lenguaje y la concentración. Intentar aprender cosas nuevas y cambiar rutinas, además de ser actividades muy estimulantes, generan nuevas conexiones dentro del cerebro que refuerzan su plasticidad. Mantener una vida social activa refuerza habilidades como el lenguaje, la atención y la memoria, entre varias más. Los juegos como cartas, crucigramas y sudokus también cumplen funciones similares. No debe olvidarse la actividad física.

Este listado no es un retrato exacto de lo que ha hecho mi papá a lo largo de sus 100 años. Pero el denominador común que encuentro entre estos consejos y lo que él ha hecho ha sido mantener una mente muy activa. Y mientras pudo, caminar. Caminar mucho. Porque caminar y pensar siempre han ido muy de la mano.  

 

- Este artículo hace parte de la edición 185 de nuestra revista impresa. Encuéntrela completa aquí  

 

*Escritor y periodista. Miembro del Comité Editorial de Bienestar Colsanitas.

SEPARADOR

Eduardo Arias Villa

Periodista y escritor. Miembro del consejo editorial de Bienestar Colsanitas.