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Bienestar Colsanitas

Beneficios de los germinados

Esos pequeños brotes que se están usando tanto como decoración en los platos o como aderezo de ensaladas se llaman germinados, y son mucho más que un adorno: se trata de uno de los alimentos más nutritivos que existen.

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Qué son

Un germinado es un estadio intermedio, lo que ocurre entre una semilla que comienza a brotar y una planta totalmente formada. Se podría decir, también, que un germinado es un alimento en crecimiento, de ahí su gran valor nutricional.

Al igual que para que un niño crezca necesita de una gran cantidad de nutrientes, para que la semilla se convierta en planta necesita de aminoácidos, enzimas, vitaminas y minerales, entre otros elementos, que están en su mayor concentración durante la etapa de crecimiento.

Es cuestión de química. La semilla es un organismo vivo cuya cáscara puede tener sustancias con algún grado de toxicidad que la protegen del daño ambiental. Cuando estas sustancias se ponen en contacto con oxígeno, calor y agua se diluyen, y el volumen de la semilla aumenta hasta romper la cáscara. Es ahí cuando empieza la magia: las enzimas se activan, los macronutrientes (proteínas, grasas y carbohidratos) se desdoblan en formas más simples —lo que los hace más fáciles de digerir— y las vitaminas y minerales se multiplican hasta en un 600 %.

Es por eso que los germinados son un alimento más completo incluso que la semilla, la planta ya formada o su fruto. Por ejemplo, una taza de germinados de brócoli puede tener 7,5 mg de vitamina E, mientras que la misma cantidad de brócoli en la forma como lo conocemos tiene 1,5 mg.

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Beneficios

Comerse un germinado es sacarle el mayor provecho a una planta, pues estos traen todos los aminoácidos esenciales, vitaminas A, B, C, E y K, calcio, potasio, hierro y oligoelementos como yodo, zinc, cobalto y selenio, fundamentales para el buen funcionamiento de las células. De acuerdo con la nutricionista Ximena Perdomo, estos son los principales beneficios de incluir germinados en nuestra alimentación:

1. Son poderosos antioxidantes

El estrés, la contaminación y los químicos que traen algunos alimentos producen radicales libres en las células. Los radicales libres son “el coco” porque hacen que las células envejezcan, muten o incluso se mueran. Por eso los antioxidantes son tan importantes, pues son moléculas capaces de inhibir la oxidación causada por los radicales libres y así evitar sus consecuencias dañinas. Entre los antioxidantes se encuentran las vitaminas C y E, la clorofila y los folatos, presentes en buenas cantidades en los germinados.

2. Fortalecen el sistema inmune

Los germinados contienen una fibra que al no ser digerida se convierte en prebiótica y alimenta las bacterias buenas del tracto digestivo. Estas bacterias buenas son las que luchan contra los patógenos y les impiden multiplicarse.

3. Mejoran la función intestinal

Los germinados tienen enzimas que ayudan en la digestión pero además, cuando la semilla está en remojo, suelta en el agua algunos componentes como los fitatos, que hacen más difícil la digestión de los alimentos. Para las personas a las quienes les caen pesados los fríjoles, las lentejas o los garbanzos, germinar las semillas antes de cocinarlas puede ser la solución, aunque para beneficiarse de todas sus propiedades lo mejor es comerlos crudos.

4. Combaten el colesterol malo (LDL)

Su fibra no digerible pasa a la sangre y limpia las arterias removiendo el LDL o “colesterol malo”.

5. Son bajos en calorías

Aunque tienen un aporte calórico muy bajo producen una sensación de saciedad, por lo que se recomiendan para las personas que estén tratando de bajar de peso.

Variedades y preparación

Existen tantos germinados como plantas comestibles. Las leguminosas son unas de las más completas: alfalfa, fríjoles, lentejas, garbanzos, arveja, entre otros. Pero también están los cereales (arroz integral, trigo, cebada) o las semillas de calabaza, girasol, rábano o sésamo.

Los germinados se pueden conseguir en el mercado, pero cultivarlos es relativamente fácil, económico y es una forma de asegurarse de que no tengan químicos. Para hacerlo solo se necesita una germinadora o un recipiente de vidrio con una malla o tapa agujereada, las semillas y agua. Listo el kit, estos son tres sencillos pasos a seguir:

Paso 1: Es importante que el recipiente esté limpio para evitar la contaminación bacteriana. Una buena opción es lavarlo con agua hirviendo antes de empezar. También se recomienda lavar las semillas bajo el grifo.

Paso 2: Introduzca las semillas en el recipiente y llénelo con el doble o triple de agua. Dependiendo el tipo de semilla se debe dejar en remojo entre 6 y 12 horas.

Paso 3: Pasado el tiempo de remojo, remueva el agua, lave las semillas bajo el grifo y vuélvalas a introducir en el recipiente, esparciéndolas para que queden lo menos amontonadas posible. Cúbralas con la tapa agujereada o malla y ubíquelas en un lugar de su casa en el que reciban luz indirecta.

Repita este paso dos o tres veces veces al día. Al cabo de unos días, dependiendo de la semilla a germinar, ésta empezará a brotar y cuando eso ocurra los germinados estarán listos para consumir.

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Cómo consumirlos

Lo ideal es consumirlos crudos o ligeramente salteados, y se pueden mezclar con cualquier comida: ensaladas, sándwiches, huevos, arroces o incluso solos, con sal y limón, son un buen tentempié.

Luisa Reyes

Periodista. Colaboradora frecuente de Bienestar Colsanitas