Pasar al contenido principal
Bienestar Colsanitas

Así es un tratamiento médico para dejar de fumar

'

Es posible dejar de fumar, las estadísticas a nivel mundial y nacional lo demuestran. Uno de los caminos para conseguirlo está del lado de la medicina: hay especialistas dedicados a orientar y acompañar un proceso que no tiene porqué ser imposible.

SEPARADOR

D

ejar de fumar es una tarea de confianza en uno mismo y en esa persona que decide servir como apoyo y compañía. Según el exministro de salud, Alejandro Gaviria, para 2017 la cifra de consumo de tabaco en el país se estimó en 7,0 %, un número esperanzador cuando se piensa que apenas en el 2010 marcaba el 12,9 %. Esperanzador para aquel que intentó dejarlo y fracasó y también para aquel que sin intentarlo ya se dio por vencido. Dejar de fumar consiste, sobre todo, en querer hacerlo. Es un asunto de muchísima voluntad.

Pero en el papel o en la pantalla todo parece realizable. Cualquier adicto sabe que la voluntad no siempre es fuerte: el cuerpo se resiste a cambiar los hábitos a los que está acostumbrado. Por eso, para dejar de fumar, es importante apoyarse en familiares y amigos cercanos, y en alguien que se dedique a desatar los nudos que la adicción ha atado. La doctora Natalia Londoño, neumóloga dedicada al tabaquismo, nos ayuda a entender cómo funciona el proceso médico que para renunciar al cigarrillo.

Londoño explica que un tratamiento médico para abandonar el tabaco consta de dos momentos, dos tipos de terapia diferentes pero complementarias: la terapia cognitivo conductual y la terapia farmacológica. Luego aparecen la confianza y la voluntad de las que hablábamos, que se construyen en conjunto con profesionales en neumología y psiquiatría.

Dejar de fumar 2

Terapia cognitivo conductual

Consiste en reemplazar un comportamiento o un hábito por otro que sea diferente. En este caso, sustituir el gesto de fumar –sacar el cigarrillo, llevarlo a la boca, encenderlo e inhalar– por cualquier otra acción. Para llegar a ello, lo primero que hace un especialista es contarle al paciente que el tabaco puede ocasionar sesenta tipos diferentes de cáncer, enfermedad coronaria, pulmonar, periodontal, esterilidad, impotencia sexual, riesgo de amputación de miembros inferiores, y los conocidos problemas estéticos (arrugas, manchas dentales y mal aliento). El propósito no es solo mostrarle al fumador un abanico de consecuencias, sino invitarlo a ver que la vida será diferente al dejar el cigarrillo. La intención es enfocar todo lo que se gana al abandonar una sustancia y no lo que se pierde.

Esa idea la trabaja muy bien el método Allen Carr’s Easy Way To Stop Smoking en charlas, talleres y el libro Es fácil dejar de fumar si sabes cómo. Aquí se trata de entender que al dejar de fumar no se está renunciando a nada, sino todo lo contrario. Y esa nueva forma de asumir el tratamiento ha ayudado a más diez millones de personas en el mundo a dejar el encendedor junto a la estufa de la casa. Por eso, leer el libro es una de las primeras recomendaciones o tareas que plantea la doctora Londoño en su consulta.

El fumador comprende que sin el tabaco podrá hacer mercado sin fatigarse o subir tres pisos sin ahogarse, y ahí empieza a ser posible sustituir el hábito. “Cuando el discurso surte efecto, pasamos a manejar el conductismo: ¿Qué va a hacer cuándo le den ganas imperiosas de fumar? Salga a trotar o tómese un vaso enorme de agua helada”, comenta Londoño. El objetivo es sustituir el pensamiento “Tengo ganas de fumar, tengo ganas de fumar” por “Tengo que ir a hacer tal cosa”.

Dejar de fumar 1

Terapia farmacológica

Los primeros síntomas al tratar una adicción suelen ser la ansiedad y la depresión. Para combatir ambas, los profesionales recurren principalmente a dos tipos de fármacos: antidepresivos y retardantes nicotínicos. La cantidad y frecuencia de estos depende de la evaluación que el neumólogo y el psiquiatra hagan del paciente. Hay fumadores que no necesitan fármacos, y otros que los necesitan con horario fijo.

Los antidepresivos buscan regular el juego hormonal que se desata en el cuerpo cuando el tabaco falta. Los retardantes nicotínicos intentan controlar la ausencia de nicotina en el cuerpo; son los famosos parches, dulces, espray y chicles que suplantan temporalmente el componente adictivo del cigarrillo.

“Si la persona fuma mucho, entonces uno le receta  el reemplazo nicotínico con horarios fijos; si el paciente no fuma tanto, entonces se deja a necesidad, que cuando le den ganas de fumar se coma un dulce”, comenta Londoño. Y agrega: “La terapia farmacológica es apenas un 30 % del tratamiento. Lo más importante es cambiar la conducta”.

"​‌​

Muchos médicos profesionales dedicados a esto procuran mantener una relación estrecha con sus pacientes para ser soporte cuando este momento llega. Finalmente, la voluntad es una facultad que puede ejercitarse en equipo”.

 

 

Cuando una persona comienza un tratamiento médico para dejar de fumar, tiene dos caminos: hacerlo de una vez o gradualmente (disminuir el número de cigarrillos diarios hasta alcanzar el cero).En ambos casos se requiere acompañamiento: alguien a quien acudir cuando lleguen las ganas imperiosas de encender uno, cuando la voluntad se quiebre y aparezca la desesperación. Muchos médicos profesionales dedicados a esto procuran mantener una relación estrecha con sus pacientes para ser soporte cuando este momento llega. Finalmente, la voluntad es una facultad que puede ejercitarse en equipo.

Cinco consejos para dejar de fumar

• Cada vez que encienda un cigarrillo, piense por qué lo hace y si es imprescindible hacerlo.

• Respire y sea consciente de cómo el aire puro entra en sus pulmones.

• Procure comer varias veces durante el día en porciones pequeñas. Los zumos naturales, las verduras, las frutas y el pan integral son sus mejores amigos en esta etapa.

• Evite tomar bebidas alcohólicas y excitantes, como el café o el té.

• Cada día mañana piense que va a dejar de fumar solo por hoy.

SEPARADOR

'
Brian Lara

Periodista. Colaborador frecuente de Bienestar Colsanitas y de Bacánika.