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Bienestar Colsanitas

El reemplazo de cadera, un aliado del adulto mayor

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La edad avanzada no es una limitante para realizarse una cirugía que permita recuperar una articulación tan importante para la movilidad como es la cadera. Hay muchos mitos al respecto, un experto los aclara.

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La cadera es la articulación que soporta mayor cantidad de peso en el cuerpo humano, la que más superficie de cartílago agrupa, la que une el hueso del fémur de cada pierna con el de la pelvis, y una de las más expuestas a lesiones por caídas o a los problemas relacionados con enfermedades artríticas y degenerativas que son frecuentes en el adulto mayor. Cuando la cadera se lesiona o se desgasta resultan afectadas funciones básicas como caminar, sentarse o levantarse de la cama.

Pero desde hace más de 50 años la ciencia se ocupa de ofrecer alternativas para sustituir la articulación lesionada de la cadera por una igual de funcional que no produzca dolor. A este implante de prótesis se le considera una de las cirugías más costo-efectivas de la ortopedia, puesto que los riesgos son controlables y las complicaciones postoperatorias no superan el 3 %. En cambio, las mejoras en la calidad de vida son casi seguras e inmediatas, sin desestimar las implicaciones positivas que generan en el entorno social del paciente.

Iván Donado es médico ortopedista de Colsanitas en la Clínica Iberoamérica de Barranquilla, especialista en el reemplazo articular de cadera y rodilla, y dice que no es cierto que haya una edad límite para someterse al reemplazo total de cadera, como se especula. De hecho, opina que sería muy injusto si la edad avanzada hiciera descartar esta opción, puesto que son precisamente las personas mayores de 60 años las que con frecuencia requieren el recambio de la articulación. Explica el especialista:

Hay situaciones que se conjugan para aumentar la prevalencia. La primera está asociada con la posibilidad de padecer enfermedades como la artrosis o la osteoporosis (fractura) así como la artritis, y la segunda se relaciona con el hecho de que los adultos mayores pierden agudeza en la visión, agilidad, continencia nocturna y se vuelven, entonces, más propensos a caídas que pueden producir fracturas en estas importantes articulaciones.

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A este implante de prótesis se le considera una de las cirugías más costo-efectivas de la ortopedia, puesto que los riesgos son controlables y las complicaciones postoperatorias son muy bajas.

Para tomar la decisión de recurrir a la cirugía deben confluir las recomendaciones del especialista, que se basan principalmente en el dolor que padece el paciente, la limitación de su movilidad y su historia clínica, junto con las expectativas del paciente y las opiniones de los familiares. Y en caso de ser producto de una fractura, Donado explica que mientras más rápido se pongan de acuerdo los involucrados, mejor: “La cirugía de traumatología tiene mayor posibilidad de éxito dentro de las 48 horas próximas al accidente y disminuyen en la medida en que pasa el tiempo”, precisa.

Donado cuenta que recientemente operó a una mujer de 82 años para una artroplastia total de caderas, afectadas por artrosis. Al día siguiente de la intervención le pidió a la paciente que se pusiera de pie con un caminador y un acompañante, y en un par de días más la mujer se fue a casa, con recomendaciones de terapia física para recuperar la afectación de los músculos: “Es evidente que con la prótesis el paciente se deshace del dolor y recupera su estado funcional”, apunta el médico especialista.

Leonor Ángel es una mujer de 76 años de edad, bióloga jubilada, quien durante varios años soportó un dolor intenso y progresivo en la pierna derecha, y para minimizarlo el médico le recomendó fortalecer la musculatura alrededor de la cadera con terapia física. Además de eso, ella necesitaba permanentemente tomar calmantes y antiinflamatorios, y en los peores días su movilidad sólo era posible con el uso de un caminador. Progresivamente se fue aislando de su entorno pues le era cada vez más difícil desplazarse para participar de alguna actividad familiar, permanecer largos espacios de tiempo sentada, o salir a hacer un paseo a pie. Pero todo eso se agravó cuando se cayó, se partió el fémur de la pierna derecha y se fracturó la cadera del lado izquierdo que ya era dolorosa, en 2018.

“Como consecuencia del accidente los especialistas notaron que, además de alinear y fijar el fémur derecho, era necesario reemplazar la articulación de la cadera izquierda. En cuanto me presentaron la opción acepté y le dije al doctor Donado que pusiera lo que tuviera que poner. Actualmente, después de tres años del evento, camino divinamente, conduzco, hago diligencias, llevo a mi nieto al jardín de infancia, trabajo en ventas desde casa, salgo a pasear con el perro. En fin, he recuperado mi independencia”, comenta Leonor.

El engranaje y sus riesgos

En un artículo publicado por la Revista Javeriana, los autores Hernando Gaitán y Diana Sarmiento, refieren como uno de los pioneros en las cirugías de implantes de cadera al británico John Charnley, quien en los años 70 del siglo pasado hizo contribuciones científicas muy valiosas para la ortopedia al incorporar novedosos materiales para las prótesis y revolucionarias técnicas quirúrgicas para la sustitución de las articulaciones. A Eusebio Cadena se le atribuye la primera intervención para reemplazo total de caderas realizado en Colombia, en el Hospital San Ignacio de Bogotá. Aunque, otros autores dan el crédito de la primera cirugía de este tipo a los especialistas Jaime Quintero y Eduardo Rodríguez, realizada en el Hospital San Juan de Dios.

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La cifra 

Cerca de 180.000 cirugías de reemplazo de cadera se realizan al año en Colombia.

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La intervención a la que nos referimos consiste en cambiar todos los componentes de la articulación por una prótesis, tanto el acetábulo, que es la cavidad en la pelvis, como la cabeza del fémur. Se sustituye, entonces, la cabeza del fémur por un vástago de metal que se introduce en el canal del hueso y se coloca también una estructura metálica en la cavidad de la pelvis, similar a una copa. Para crear una superficie de deslizamiento suave entre las dos piezas, se introduce un espaciador que puede ser de plástico, cerámica o metal y una cabeza que conecta el vástago con la superficie de deslizamiento.

El ortopedista de Colsanitas advierte que aunque se trata de un procedimiento muy seguro y duradero, no está exento de riesgos relacionados con las enfermedades crónicas, tales como obesidad, arritmias cardíacas o hipertensión, así como riesgos inherentes a la cirugía; la literatura especializada indica también que la tasa de complicaciones en el caso del reemplazo total de cadera está por debajo de 3 %, generalmente relacionadas con infecciones, luxaciones, fracturas o tromboembolismo pulmonar.

En Colombia se realizan cerca de 180.000 cirugías de reemplazo de cadera al año y un alto porcentaje de estos procedimientos se hacen para mejorar la calidad de vida de adultos mayores. Con base en esta experiencia, apartarse del miedo y confiar en los especialistas puede significar un giro determinante para volver a dar pasos firmes y sin dolor.

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Con ayuda de terapia física el paciente recupera su estado funcional muy pronto.

Rápida recuperación

El reemplazo total de cadera es un procedimiento quirúrgico seguro, pero no está exento de que se presenten infecciones o luxaciones que requieran tratamiento farmacológico o nuevas intervenciones quirúrgicas. Sin embargo, es de destacar que cada vez se recurre a técnicas menos invasivas y prótesis con materiales más resistentes y duraderos, de tal manera que la recuperación es más rápida y los pacientes retoman su movilidad, inclusive para realizar actividades recreativas y deportivas que eran impensables antes de la cirugía.

 

*Periodista, investigadora y profesora universitaria.

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Karem Racines Arévalo

Es una periodista colombo-venezolana egresada de la Universidad Central de Venezuela. Llegó a Bogotá en 2011 para escapar de la confrontación política de su país. Después de vivir en la capital colombiana cinco años, decidió mudarse cerca del mar, que tanta falta le hacía, y desde hace dos años vive en Santa Marta. Es docente de periodismo en la Universidad del Magdalena y en la Sergio Arboleda. Es colaboradora frecuente de la revista Bienestar.