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Bienestar Colsanitas

¿Por qué es tan importante gatear?

El gateo les da a los bebés tono y fuerza muscular, estimula su desarrollo neuromotor y les da autonomía para explorar su mundo.

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i los padres conocieran la importancia y los beneficios que tiene el gateo para su bebé, no dejarían pasar esta maravillosa etapa y, por el contrario, la estimularían. 

Explorar, medir, calcular, tener percepción de espacio, desarrollar tono y fuerza muscular, prepararlo para la escritura y la lectura, además de permitir el desarrollo cerebral del pequeño, son algunos de los beneficios que tendrá el bebé gracias a ese movimiento, el primero en una larga lista de actividades motoras y sensoriales. 

Gatear es el primer paso a su autonomía, ya no necesita de papá o mamá para llegar de un sitio a otro, tomar su juguete favorito o explorar el espacio. Además, es el preámbulo a la acción de caminar lo que, definitivamente, pondrá el mundo a sus pies. 

Por ello, señalan los especialistas consultados, es una etapa indispensable que debe estimularse y que no se debe saltar. 

Por definición, explica la doctora Olga Lucía Casasbuenas, neuróloga pediatra adscrita a Colsanitas, el gateo es “desplazarse con un patrón cruzado y alternante, en posición de cuatro apoyos. Es el primer movimiento armónico que tiene el bebé, utilizando su cabeza y sus extremidades, para llegar a donde quiere”.

Parece sencillo, pero el bebé necesitará todo un ejercicio de coordinación entre piernas, tronco, brazos, manos y ojos. “Para lograrlo, requiere de lo más importante: la coordinación de los dos hemisferios del cerebro”, explica la doctora Carolina Usma, fisioterapeuta de la clínica Colsanitas Sebastián de Belalcázar, en Cali. 

Es importante aclarar que gatear involucra las dos piernas y los dos brazos, porque hay niños que se desplazan sentados, dejan una pierna estirada o se arrastran sobre la barriga, esto, según las especialistas, no se considera gateo, pues no está involucrando los dos hemisferios del cerebro, como lo hace cuando está en sus cuatro extremidades. 

¿Por qué no se debe saltar esta etapa?

“Porque es el primer movimiento armónico que realiza el bebé y es, en esencia, una destreza motora”, explica la doctora Casasbuenas. Igualmente, dice la doctora Usma, “es parte fundamental de su desarrollo cerebral, porque conecta los dos hemisferios para realizar un movimiento coordinado y armónico”. 

El gateo provee habilidades propioceptivas, es decir, la capacidad que tiene el ser humano de reconocer cada parte de su cuerpo, un proceso que el bebé empieza a desarrollar y madurar gracias a los movimientos que debe ejecutar para gatear.  

“Cuando el bebé gatea, debe medir y percibir profundidades. Cuando lo hace, apoya las dos manos extendidas en el suelo, a la vez que necesita ir calculando la distancia entre sus ojos y sus manos, (por eso las mira) el entorno y el punto al que quiere llegar”, aclara la doctora Casasbuenas. 

Años después, cuando esté aprendiendo a escribir, esa percepción de profundidad y distancia le van a ayudar a calcular el espacio disponible para lo que escribe en un cuaderno y el tamaño de la letra. Además, esa presión que el bebé le imprime al suelo con sus manos extendidas es la misma que le va a poner al lápiz cuando empiece a aprender a escribir. En resumen: “El gateo es un preámbulo de lo que más adelante será su aprendizaje de lecto escritura”, explica Casasbuenas. 

Según refiere, el gateo influye en todas las habilidades sensoriales: “Aprende a relacionarse con el entorno, se mejoran o se establecen las conexiones interhemisféricas que permiten una adecuada relación, no solo desde el movimiento, sino desde los sentidos, visual y vestibular (equilibrio y control espacial)”.

¿Cuándo debería empezar el gateo?

Se considera que esta etapa abarca entre los 9 a los 12 meses. 

¿Dónde puede gatear?

“Definitivamente el lugar ideal para poner el niño a gatear es el piso, pero en esta época de pandemia algunas familias han optado por no permitirlo, por temor”, explica el doctor Darío Botero, pediatra puericultor adscrito a Colsanitas. 

La doctora Usma recomienda hacerlo sobre pasto o tierra en los parques. Y en caso de hacerlo en la casa, utilizar algún tipo de cobija, sábana o tela o, simplemente tener un lugar limpio y desprovisto de factores de riesgo. Se refiere a quitar obstáculos que puedan entorpecer su gateo, como muebles, bordes filosos o esquinas con las cuales se pueda lastimar y utilizar protectores en los enchufes de luz o cajones. También obstruir el paso hacia escaleras o desniveles. 

La idea es que pueda movilizarse libremente sobre un espacio que le permita ponerse en cuatro para que movilice piernas y manos. 

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El gateo provee habilidades propioceptivas, es decir, la capacidad que tiene el ser humano de reconocer cada parte de su cuerpo.

¿Cómo estimular el gateo?

La estimulación del gateo comienza alrededor de los seis meses, cuando el bebé ya puede sentarse solo o logra estar boca abajo. En este momento, explica el doctor Botero, es indispensable que dejemos de cargarlos y que experimenten estar en el suelo, con protecciones como almohadas o cojines, siempre procurando un espacio limpio y seguro. 

Según la explicación de la doctora Usma, se puede utilizar un cojín cilíndrico para hacerlo rodar sobre su barriga, un movimiento que lo familiariza con el gateo, que vendrá unos meses después. 

Ahora bien, cuando ya está listo para gatear, desde los 9 meses en adelante (unos bebés lo logran antes, otros entre esta edad y hasta los 12 meses), es indispensable darle un espacio por donde pueda ir de un lado a otro.

Para motivarlos, hay que ponerle juguetes que llamen su atención, con luces y sonidos, no más de cuatro, pues si son demasiados hace el efecto contrario, se distraen.

Cuando ya logre ir de un lado a otro, son fundamentales los apoyos de la familia, el abrazo, el aplauso por su logro y la estimulación para que siga gateando y explorando. 

Los gimnasios especializados para bebés con colchonetas y juegos a su medida son una buena opción para que el bebé se mueva estimulado por las formas, los colores y los nuevos sitios. 

En el parque y al aire querrá moverse aún más. 

¿Qué pasa si no gatea?

De acuerdo con la doctora Carolina Usma, “si la etapa del gateo se salta, habrá una tendencia a presentar dificultades en los procesos de lectoescritura y es posible que tenga bajo desempeño en actividades deportivas, y aunque no hay estudios que demuestran que la falta de gateo cause situaciones incapacitantes, sí está demostrado que tiene múltiples beneficios para su conexión cerebral y las destrezas motoras”.

Así lo ratifica el doctor Darío Botero: “No hay estudios concluyentes que indiquen que un bebé que no gatee tendrá problemas de aprendizaje, sin embargo es una etapa maravillosa para que desarrolle tanto su aspecto motor como neuronal y es, en definitiva, el preámbulo para que comience a caminar, logre cierta autonomía y explore su mundo”.

La doctora Casasbuenas también afirma que no se puede ser tan concluyente al respecto, pero que es indispensable que gatee, por lo menos, dos meses, por los beneficios que este proceso aporta al desarrollo del bebé. 

¿Por qué algunos bebés no gatean?

Básicamente todo bebé tiene el impulso de gatear entre los 9 y los 12 meses. Pero existen algunos factores externos que inhiben ese desplazamiento tan importante para su desarrollo neuro motor: 

-Si está todo el tiempo cargado y pasa de brazo en brazo.

-Si se deja demasiado tiempo en mecedoras, cunas, corrales, sillas para comer y no se permite que esté en el suelo, una vez ya se sienta (entre los cinco y seis meses, aproximadamente).

-Porque los padres sienten que se van a ensuciar en el piso o van a correr riesgos. Esto se puede evitar adecuando un espacio limpio y seguro. 

-El exceso de ropa que no permite que se pueda mover libremente. 

-El uso de caminadores entre los cinco y seis meses. Los especialistas no lo recomiendan porque hace que el bebé camine en puntas de pie (lo que se conoce como reacción de soporte positiva) y hace que el bebé descubra cómo desplazarse de pie y no gateando, lo que exige más esfuerzo muscular. 

¿Cuándo acudir a un especialista?

Si a partir de los seis meses nota que el bebé no logra sentarse o voltearse cuando está boca abajo, se debe consultar al pediatra o al neurólogo. Son procesos que con ejercicio, motivación o incluso terapias se pueden lograr. Si cumple los 12 meses y aún no gatea, también se debe consultar. 

 

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