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Bienestar Colsanitas

Lorena Arenas, la primera deportista colombiana en clasificar a París 2024

Fotografía
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La espiritualidad es un pilar fundamental en la vida de la medallista. ¿Qué más ha resultado imprescindible en la carrera de esta mujer que sigue rompiendo récords mundiales?

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“Quiero compartirles mi felicidad de ser nuevamente la primera atleta colombiana en clasificar a los Juegos Olímpicos París 2024, con un tiempo de 1 hora, 28 minutos y 2 segundos en 20km de marcha, con nuevo récord nacional. Gracias a mi entrenador Brent Vallance, a mi equipo de trabajo, a mi familia”, fueron las palabras con las que la marchista pereirana expresó el logro que la clasificó a los Juegos olímpicos París 2024. 

En el 2021 entrevistamos a la deportista a propósito del triunfo que consiguió al obtener la medalla de plata en los Olímpicos de Tokio 2020 y nos contó, entre otras cosas, que llegó al deporte por casualidad. El sacerdote Jhonatan Darío García, aficionado al deporte y con estudios en educación física, notó que Lorena tenía madera para el atletismo y la impulsó. Años más tarde entró al Instituto de Deportes y Recreación de Medellín (Inder), y conoció a quien sería su mentor: Libardo Hoyos. Un día Lorena imitó a un compañero que hacía marcha atlética porque le parecía chistoso y el entrenador le propuso desempeñarse en esa especialidad. No le gustaba al principio, pero con el tiempo se dio cuenta de que destacaba frente a sus rivales y ahí empezó todo.

Aquí recordamos algunas preguntas de esa entrevista.

¿Es más dura la presión física que la psicológica?

En el deporte no puedes ser una persona débil. Además de resistir el dolor físico tengo que resistir en todo lo demás, por ejemplo los comentarios: “Usted todavía no es”, “usted no puede”, “hay otra mejor que usted”. Hay que ser muy fuerte física, emocional y psicológicamente. Eso es lo que caracteriza y diferencia a un medallista olímpico de uno que gana un mundial o un suramericano.

¿Cómo es ese trabajo psicológico?

Uno ve a deportistas entrenando muy duro que en el momento de la competencia no son capaces de dar todo lo que tienen, dudan de sus capacidades, no creen en ellos mismos. Eso es lo bonito del deporte: que lo forma a uno en muchos aspectos. Uno piensa, si fui capaz de aguantar esto en el deporte, por qué no voy a ser capaz de superar esto en mi vida.

¿Incluyendo las penas de amor?

Da duro, pero te ayuda a que sea más llevadero. Uno piensa: la vida sigue. He tenido pocas relaciones, pero han sido largas y me ha dado duro cuando se terminan. Evito enamorarme porque me pasa que cuando quiero a alguien, entrego lo mejor de mí y uno a veces espera que la otra persona también haga lo mismo, y no siempre se puede. Uno no debe esperar nada de nadie para no decepcionarse. Y lo primero es amarse uno mismo.

Lorena Arenas CUERPOTEXTO

Usted tiene fama de mal genio, pero yo la veo muy dulce y sonriente…

Sí, soy de un temperamento fuerte, y más cuando sé que las cosas se están haciendo mal o cuando le quieren hacer daño a alguien, no permito eso. Las cosas hay que ganárselas. El que ha trabajado por algo entonces se merece el reconocimiento.

¿Es muy religiosa?

Soy muy religiosa, no fanática. No voy a la iglesia cada ocho días, pero creo que hay alguien superior a mí. Así sea ficticio, le digo a las personas que crean en algo superior, eso ayuda. Hay momentos en los que pienso “no voy a ser capaz”. Ahí es cuando llega ese motivo, esa energía, ese impulso. “Dios, dame fuerzas para soportarlo”. Y llega esa energía que te hace fuerte.

¿Habla con Dios mientras compite?

En todas las competencias hablo con Dios. Le pido tranquilidad, fuerzas. En estos cinco años que fueron tan duros para mí, yo le decía: si esto es lo que tengo que soportar para lo que me quiera dar, lo voy a hacer. Y así fue.

¿Antes de ser deportista qué quería hacer?

Siempre quise ser médico, pero llegó el deporte. Luego con el tiempo me di cuenta de que no tengo el talento ni la convicción para esa profesión. Yo veo que alguien se lastima y siento el dolor que esa persona siente. Soy muy sensible y no puedo ver heridas o sangre.

Las personas que se dedican al deporte deben sacrificar mucho, estudios, diversión, vacaciones, vida familiar. ¿Hay alguno que le pese más?

La alimentación no me cuesta. No me gusta lo dulce. Lo de las fiestas tampoco es un sacrificio, porque nunca supe qué era estar en una fiesta: mi papá siempre nos iba a buscar a las nueve de la noche. Para mí es más difícil no estar en las fechas especiales de mi familia: el cumpleaños de mis padres, el nacimiento de mi sobrina, cosas así. Siempre hemos sido una familia muy unida. Me da duro estar lejos de ellos. Eso sí, paso todo el día hablando con mi mamá.

 

*Bienestar Colsanitas.

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