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Bienestar Colsanitas

La tercera edad de las mascotas

Perros y gatos comienzan a ser ancianos cuando tienen más de siete u ocho años, respectivamente. Pero con buenas atenciones pueden duplicar esa edad. Tres profesionales cuentan cómo se le puede dar calidad de vida a las mascotas que envejecen con nosotros.

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Manchas ya no se come las puntas de los zapatos ni le abre huecos a los pantalones que están en la cesta de la ropa sucia, no saca las plantas de sus macetas ni muestra ese gusto obsesivo por el cajón de las medias. Tampoco se escapa cuando alguien abre la puerta principal. Se ha vuelto más obediente.

Pero también necesita asistencia para subirse a la cama matrimonial y meterse bajo las cobijas. Ahora refunfuña cuando hay extraños en casa, sus ojos café brillante se han convertido en grises opacos, está lleno de canas, es más sedentario y requiere varios días de reposo para reponerse de un paseo a la playa en el que abre huecos inmensos en la arena. Manchas está viejo.

La evidencia científica indica que cuando los perros superan los siete años de edad y los gatos los ocho deben considerarse animales seniles. Igual que en el caso de los seres humanos, sus organismos comienzan a presentar desmejoras y fallas de funcionamiento. Estos signos de vejez están asociados a la raza, la condición genética, el estilo de vida, la alimentación, los cuidados que se les hayan dispensado y la constancia en el control veterinario. Mantener al día su esquema de vacunación es indispensable porque con el tiempo las mascotas se hacen menos inmunes y más propensas a contraer enfermedades.

Sara Sánchez, veterinaria especialista en medicina holística de la Clínica Vet-Smart en Bogotá, dice que es muy común que perros y gatos, cuando tienen avanzada edad, presenten pérdida de visión por la falta de elasticidad en el centro del cristalino de los ojos, que a su vez impide que llegue suficiente luz a la retina. La única alternativa para eliminar estas cataratas es la cirugía, con riesgos de complicación muy bajos, pero con altos costos.

Por lo regular este síntoma aparece en las razas de perros grandes a partir de los seis años, y en las pequeñas después de los 10. En los gatos también puede presentarse con frecuencia, pero éstos utilizan el olfato para la mayoría de sus actividades y originalmente no tienen muy buena vista. Para colaborarles en su desenvolvimiento cotidiano, la especialista recomienda no cambiar de posición los muebles de la casa y pasearlos siempre con correa.

Hay que estar atentos porque la ceguera puede ser síntoma de diabetes, y en este caso el tratamiento farmacológico y los cambios en la alimentación son muy importantes. Aproximadamente uno de cada 500 perros y uno de cada 200 gatos puede padecer esta enfermedad. De tal manera que los amos deben estar atentos.

Sara dice que hay razas de perros que suelen ser más longevas que otras. De acuerdo con su experiencia, un perro puede vivir 18 años y un gato hasta 28 años. Dice que los felinos son más fuertes para el dolor y tienen las articulaciones menos rígidas que los perros, por eso pueden vivir más.

Los expertos tienen unas recomendaciones generales para cualquier mascota anciana: cepillarlos con frecuencia, lavar sus dientes con pastas de uso veterinario sin fluor, llevarlos de paseo sin obligarlos a hacer grandes esfuerzos, cumplir con su control veterinario dos veces al año, facilitarles el acceso a los sitios en los que ellos acostumbran estar, evitar proveerles de pasabocas de consumo humano.

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Cuidado por dentro y por fuera

En las mascotas seniles son frecuentes las enfermedades hepáticas o cardiacas, los cálculos o insuficiencia renal, problemas digestivos, tumores, pérdida de elasticidad en la piel, obesidad y una especie de mal de Alzheimer que se manifiesta en la desorientación, confusión, lentitud para obedecer órdenes y alteración del sueño.

Por eso es necesaria una dieta adecuada para esta nueva etapa de vida de los compañeros felinos o caninos. No pueden seguir comiendo lo mismo que cuando eran hiperactivos y fuertes. En la etapa madura es necesario que el concentrado o la comida casera que consuman tenga abundantes condoprotectores, glucosamine, hidratos de carbono, vitaminas A y C, minerales, sea bajo en sodio y en carbohidratos pero con alto contenido protéico.

Además, las mascotas que atraviesan la etapa de la tercera edad son propensas a presentar artritis, osteoporosis, displasia de cadera y pérdida de masa muscular. De ahí que la evaluación constante de la condición óseomuscular sea fundamental para ayudar al animal a tener una mejor vejez. Un diagnóstico a tiempo puede ser muy útil para aliviar las consecuencias de una enfermedad.

Henry Clavijo, veterinario homeópata acupunturista, dice que el 90% de los pacientes que atiende, gatos y perros, están en edad avanzada y presentan algún tipo de enfermedad degenerativa de los huesos. Así, la terapia homeopática, la fisioterapia, la terapia neural o la acupuntura son algunas de las alternativas que usa para mejorar la movilidad y disminuir los dolores, evitando el consumo de analgésicos que pueden producir efectos secundarios.

La intención de estas terapias alternativas es generar bienestar con un mínimo de invasión, disminuyendo la posibilidad de que haya consecuencias negativas en otros órganos propensos a la afectación por fármacos.

Clavijo recuerda la historia de Toyi, un perro criollo de talla mediana, de ocho años, que llegó a su consultorio con síndrome de cauda equina, un tipo de hernia discal en la que el animal tiene comprimida una de las vértebras lumbares. Los dolores eran tan intensos que sus dueños pensaron en recurrir a la inyección letal, pero desde la primera sesión de acupuntura se dieron cuenta de la notable mejoría. Después del tratamiento el perro vivió cinco años más.

Un propietario comprometido que ama a su mascota hace todo lo posible por mejorar la condición de su animal. Yo tengo pacientes que se pelean con el condominio de su edificio porque les ponen problemas por el gato, se mudan, eliminan la cama y duermen con el colchón en el suelo para evitarle los esfuerzos a su perro viejo. Esa es la mejor forma de retribuir todo el cariño que ellos le dan a uno durante su vida —dice Clavijo.

Con respecto a la decisión de practicar la eutanasia a un animal cuyo organismo se ha deteriorado con el paso de los años, Sara Sánchez opina que no puede ser una decisión para “quitarse un peso de encima”. Cuenta que en algunos casos es una conducta facilista:

 La gente piensa en los sacrificios que hay que hacer para atender a un perro que se ha vuelto lento, pasivo y dependiente de nuestra asistencia y prefiere ponerlo a dormir para siempre. Esa es una práctica únicamente aceptable cuando la condición física de la mascota le produce sufrimiento o dolores muy fuertes. Pero si hay forma de aliviarlos no se justifica quitarles la vida.

Después de 10 o 12 años de convivencia con esos amigos peludos lo justo sería dispensarles todas las atenciones posibles para retribuir su lealtad con gestos de gratitud. Con los años esos animales se han vuelto más fieles, muy sabios y aman a los miembros de su familia como nadie. Para quienes son padres, esos gestos de compasión con los animales también sirven de ejemplo para fomentar valores como la solidaridad, el respeto y la consideración en los hijos.

La veterinaria Carolina Cañizales Barbosa, del Instituto Colombiano de Homeopatía Luis G. Páez, comenta que para ella es muy gratificante ver cómo los animales de avanzada edad logran mejorar su calidad de vida a partir de cambios sencillos en su dinámica diaria, unas cuantas sesiones de alguna terapia alternativa, ejercicios y la modificación de hábitos alimenticios:

Hay individuos que se hacen llamar seres humanos pero cuando sus mascotas envejecen, los montan en un carro, los llevan bien lejos de casa y los dejan en la calle, a su suerte. Esto, en todos los casos, significa la muerte lenta y dolorosa de un ser vivo que no merece ese final. Lo que hay que darles es más y más amor.

Dice una leyenda popular que cuando las mascotas se mueren se van a un lugar hermoso y esperan a sus amos, al final de sus vidas, en el otro extremo del arcoíris que los conduce al cielo. Y el que no ha tenido mascotas tendrá un amigo de la calle esperándolo para integrar su hogar. Aunque es una leyenda, es un alivio pensar que así puede ser.

 

* Colaboradora frecuente de Bienestar Sanitas.SEPARADOR

 

Karem Racines Arévalo

Es una periodista colombo-venezolana egresada de la Universidad Central de Venezuela. Llegó a Bogotá en 2011 para escapar de la confrontación política de su país. Después de vivir en la capital colombiana cinco años, decidió mudarse cerca del mar, que tanta falta le hacía, y desde hace dos años vive en Santa Marta. Es docente de periodismo en la Universidad del Magdalena y en la Sergio Arboleda. Es colaboradora frecuente de la revista Bienestar.