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Bienestar Colsanitas

“Durante la competencia hay que saber manejar las emociones”

Rafael Zabaraín, el psicólogo que acompañó a la selección en la Copa Mundial Femenina de Fútbol Sub-17, revela algunas lecciones para entrenar la mente de deportistas en formación.

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Desde hace diez años, Rafael Zabaraín es psicólogo deportivo de selecciones juveniles en la Federación Colombiana de Fútbol. Antes de eso trabajó cinco años en Coldeportes (hoy Ministerio del Deporte) y participó del ciclo de preparación para los Juegos Olímpicos de Londres y Río de Janeiro, donde acompañó a figuras como Mariana Pajón, Caterine Ibargüen y Óscar Muñoz.

En síntesis, su trabajo consiste en buscar el bienestar de seres humanos que se desempeñan como deportistas de alto rendimiento. Su último desafío fue acompañar a las jóvenes que participaron en la Copa Mundial Femenina de Fútbol Sub-17 de 2022, que se realizó en India y en la cual, por primera vez en la historia, Colombia llegó a una final del mundo.

¿En qué consiste la psicología deportiva?

Nosotros antes de ser psicólogos deportivos, somos psicólogos; esa persona que está pendiente de cómo se sienten otros. Y como psicólogos deportivos conocemos la manera en que tenemos que manejar las cargas emocionales a las que están sometidos los deportistas, donde el alto rendimiento genera mucha presión y estrés. Es una figura que está ahí para apoyar y para ver al deportista como ser humano.

¿Cómo es la dinámica de acompañamiento psicológico con un equipo? ¿Trabaja individualmente con cada jugador o el apoyo es colectivo?

Ambos. Lo primero es estar ahí, en el día a día, en la cotidianidad, porque ahí es donde te das cuenta de muchísimos detalles. Posteriormente utilizo las entrevistas individuales para conocer quién es ese ser humano, quién está detrás de ese futbolista, qué le motiva, qué significa estar ahí para ella o para él. Toda la parte psicosocial es fundamental, porque no lo veo como el gran jugador que es, sino como ese ser humano que tiene un sueño y una aspiración de ayudar a su familia, de salir adelante a través del fútbol.

Lógicamente la misma observación y la comunicación directa con los profes me permite armar algunas sesiones grupales y vamos aplicando todas las estrategias para trabajar aspectos como motivación, confianza, concentración y cohesión de grupo, algo que es determinante al ser un deporte de conjunto.

¿Qué ha cambiado en los diez años que lleva como psicólogo de la Federación?

Lo lindo de esta evolución del fútbol femenino es que hace unos ocho o diez años, la gran mayoría de las niñas con quienes trabajaba veían el fútbol como un vehículo para obtener otro logro, como un paso hacia algo más en su desarrollo personal o profesional. Hoy todas ven el fútbol como un proyecto de vida en sí mismo.

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"A mí el fútbol desde niño me enseñó a trabajar en equipo, a saber que yo solo no podría"

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¿Cómo se trabaja la fortaleza mental de un equipo?

Se entrena. Desde el primer momento que yo tengo la oportunidad de trabajar con un equipo empezamos a planificar acciones para generar esa fortaleza mental. Conocer cuáles son sus sueños, el trabajo de planteamiento de objetivos individuales y grupales. Si yo quiero llegar a la final de un Mundial eso genera un paso a paso: clasificar en un suramericano, pasar fases de grupos, octavos, cuartos…

Con esta Sub-17 el objetivo era hacer historia y lo planteamos el año pasado. Era la quinta vez que se participaba en un Mundial y nunca una selección femenina había pasado de la fase de grupos. En diciembre dijimos: ese es nuestro objetivo.

Luego los objetivos de logros o tareas: qué tengo que hacer yo como individuo para aportar a ese grupo y lograr esos objetivos. Y empezamos a fortalecer todas las variables: cómo está tu motivación y confianza; reconocer qué es lo importante, concentrarme en eso y bloquear factores distractores; por qué como individuo quiero hacer historia, qué significa eso para el grupo y el trabajo de cohesión de equipo. Me voy convenciendo de que tengo un equipo para hacer lo que yo quiero y yo soy importante para ese andamiaje.

Pero ese proceso tiene que ir acompañado también de certezas. Teníamos a Linda Caicedo, la mejor jugadora de la Copa América, por ejemplo, y eso suma verdades que necesitamos y nos ayudó a convencernos de que podíamos hacerlo. Ellas salieron a la final del Mundial convencidas de que iban a ser campeonas del mundo, por eso les dolió tanto no ganar. Nuestra cabeza estaba convencida de que lo podíamos hacer.

¿Cuál cree que fue la fortaleza de las mujeres de la Sub-17?

Ellas eran irreverentes. Nunca le tuvieron miedo a ningún equipo y si nos tocaba Alemania o Brasil, lo jugábamos con confianza y con la seguridad de un resultado favorable. Tenían un objetivo claro, y todos sabíamos que para lograrlo teníamos que ir avanzando independientemente de quien llegara. Para mí fue irreverencia construida a través de una fortaleza mental, alimentada por todo lo que veníamos construyendo en el camino.

¿Qué ocurre en la mente de los jugadores a medida que un equipo va superando cada fase de un torneo?

Ahí tienes que aparecer incluso más que cuando las cosas no salen bien. Es una oportunidad linda para mostrar que cuando las cosas se hacen bien, salen bien, y que por algo hay que seguir haciéndolas de esa manera. En el momento en que cambies algo, probablemente el resultado sea diferente.

A medida que nosotros llegamos a hacer lo que queríamos todo el cuerpo técnico lo utilizó como una variable de confianza. Sí podemos. En el momento en que nos agrandemos no vamos a poder. Con humildad, con sencillez, con respeto, sí podemos.

PSICOLOGO SELECCION CUERPOTEXTO

¿Cómo se trabaja con las emociones que produce el pensar en “representar a un país”?

Esos torneos son una montaña rusa de emociones. Cuando vas ganando todo va para arriba, cuando algo pasa, bajas. Incluso puedes ir ganando pero internamente puede haber conflicto, entonces subes y bajas. Es fundamental desde el comienzo tener claro lo que se quiere para canalizar todas esas emociones hacia el mismo objetivo. Nos toca estar presentes siempre y tratar de gestionar esas emociones.

Este grupo tenía muy claro el querer representar bien a Colombia. Y más que una presión lo convertimos en una fortaleza. La presión siempre va a estar pero tú la vas manejando dependiendo de las circunstancias. No hay claves. Es estar ahí, leer al grupo, saber qué necesita cada niña en cada momento que pueda ayudarle a gestionar las emociones que tiene. Y la manera en que intervienes cambia con respecto a lo que va pasando.

¿Qué puede aconsejarle a mamás y papás que tengan un deportista en su casa?

Que los apoyen sin presión, que recuerden siempre que son niños, niñas. Están haciendo cosas grandes, pero siguen siendo niños y niñas. Que vean que todo sacrificio vale la pena, que se pueden lograr más cosas. Que sigan siendo cómplices de los sueños de sus hijos. La presión en esta etapa de formación es inversamente proporcional al disfrute, al juego. Déjenlos que disfruten, suéltenlos.

Si, como estas niñas, tienen la oportunidad de hacer historia, de cambiar su vida, bienvenido. Pero lo más importante es que no se olviden de que siguen siendo niños, que el alto rendimiento, si se maneja mal, en ocasiones corta la posibilidad de ser niño porque te marca el resultado. ¿Qué hay de la diversión, qué hay de pasarlo rico, de la socialización, de generar valores y principios, de saber trabajar en equipo? Como padres no podemos olvidar todo lo bueno que tiene el deporte. Si nos sale un buen jugador, bienvenido. Pero el deporte es una sobre todo una herramienta para la formación de grandes seres humanos.

 

 

 

 

*Periodista de Bienestar Cosanitas.

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