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Bienestar Colsanitas

Artes marciales: para ser mejores personas

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Su enfoque está dirigido a la defensa personal y la lucha con una filosofía que promueve los valores. Sus diferentes vertientes apuntan a que cada ser humano desarrolle su mejor versión para construir sociedad.

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a historia de las artes marciales se remonta al año 525 después de Cristo, en China, cuando el monje Bodhidharma, fundador del budismo Zen, en su enseñanza de métodos para la espiritualidad, detectó que tras horas de meditación sus monjes aprendices y compañeros resultaban extenuados y se dormían. Para mejorar la capacidad física desarrolló un sistema que fortalecía el cuerpo. Se basó en el águila, el tigre, el ave fénix, la serpiente y el dragón; con estos elementos creó el kung fu, que además de ser un entrenamiento de resistencia, se convirtió en una forma de defensa contra el robo y los saqueos que sufrían los monjes en sus viajes por las aldeas vecinas.

Según explica el jefe de maestros William Rayo Rosero, cinturón negro séptimo dan en hapkido y director de la Hapkido Cheong Kyum World Federation, después se crearon dos estilos en China, uno en la zona del norte y otra en el sur. Unos estaban basados en movimientos amplios y largos, y otros en movimientos cortos. Ambos, debido a las invasiones y migraciones, llegaron hasta Corea y Japón. Con el transcurso del tiempo, muchas más comunidades comenzaron a practicar las artes marciales, se fueron creando familias en las diferentes vertientes e incluso se desarrollaron otras especiales dentro de la realeza.

En la década del sesenta del siglo pasado, y gracias a las películas de Bruce Lee, las artes marciales se popularizaron en Occidente. En Estados Unidos y en otras naciones del continente, inmigrantes chinos, japoneses y coreanos se reunían en grupos para realizarlas y difundir su conocimiento tradicional a las nuevas generaciones. Lee abrió una escuela en Seattle y otras dos en Oakland y Los Ángeles, y desde entonces por todo el continente se fueron estableciendo escuelas y asociaciones para la práctica de distintas versiones de las artes marciales. De esta manera, cualquier ser humano, sin importar su raza, edad o discapacidad, puede conocer y desarrollarse dentro de estas artes, que traen beneficios físicos, mentales y emocionales.

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Ejercicio integral

En cuanto a condición física, en términos generales, los diferentes tipos de artes marciales trabajan fuerza, resistencia, potencia, flexibilidad y fortalecimiento de los músculos. Mejoran el ritmo cardiaco, la respiración y la habilidad motora, y potencian la coordinación, la propiocepción y la agilidad.

La velocidad de movimiento varía de unas artes marciales a otras: unas desarrollan más el tren superior y otras el inferior, los flexores o los extensores. Y en cuanto al aspecto mental, todas requieren concentración y enfoque. Se trata de un entrenamiento consciente, no repetitivo, que, además, genera disciplina, autocontrol y capacidad de resiliencia. “Es un complemento para la formación como persona. No solo da fortalecimiento físico, paz mental y tranquilidad. Enseña a manejarse en situaciones de riesgo, defenderse en circunstancias peligrosas, asumir la vida cotidiana y tener humildad, porque siempre hay alguien mejor que uno”, explica Gibran Helo Cortés, sensei del estilo de karate shorin ryu, cinturón negro tercer dan y fundador de Dojo, en Bogotá.

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Lo que aprenden las personas en una academia de artes marciales es el arte de aprender a pelear para nunca tener que pelear”.

En las academias, además del entrenamiento físico, se inculcan valores como el respeto y la honestidad; son bienvenidas las personas con enfermedades físicas, inmunológicas o mentales, y reciben niños desde los cinco años de edad. Los maestros buscan lo mejor de cada individuo sin importar sus particularidades, para que se sienta valioso: “A mí no me interesa que un señor de 60 años se vuelva una máquina de velocidad porque no lo va a lograr y le va a generar frustración. Esto no es una escuela competitiva, es una familia en la que cada quien trabaja en sí mismo, a su ritmo, para llegar a su mejor versión”, dice el maestro Rayo.

Estos espacios invitan a canalizar el estrés y los problemas personales a través de los entrenamientos, como una forma de catarsis que en su proceso modifica comportamientos. Son útiles para niños tanto agresivos como reservados o dispersos. Generan autoconfianza, determinación del carácter, conocimiento propio y fortaleza interior para no dejarse vencer por enfermedades o adversidades. “Es una práctica para vivir en salud y tolerancia”, apunta Rayo. “Un artista marcial no es solo el que da pata y puño, se tiene que formar con educación y estudios. Y los que practicamos las artes tradicionales no somos obsoletos. Estamos afianzados en principios, valores y temas culturales que arraigan a los orígenes de un arte. No buscamos ser mejores peleadores, sino mejores seres humanos en todos los aspectos, para vivir en armonía con el universo”.

Pero, ¿cuál elegir?

Los expertos recomiendan probar los diferentes estilos para ver con cuál se siente más cómodo. Compare si se siente más cómodo en taekwondo o en aikido, y dependiendo de sus intereses podrá encontrar espacios donde la meditación hace parte del programa, o donde el tipo de entrenamiento se adapta a sus necesidades. Y si está pensando en empezar a practicar, o en llevar a sus hijos, investigue la procedencia del centro de entrenamiento y la experiencia de los instructores.

Las artes marciales apuntan a generar mejores sociedades y preservar la vida, los valores y los principios del equilibrio y la armonía. “Lo que aprenden las personas en una academia de artes marciales no es para destruir sino para construir. Es el arte de aprender a pelear para nunca tener que pelear”, concluye Rayo.

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Un estilo para cada gusto

Taekwondo, karate, hapkido, kung fu, aikido y ninjitsu son algunas de las artes marciales tradicionales más populares en Colombia. Investigamos la oferta bogotana, estudiamos sus fundamentos y recomendamos las siguientes academias en las que encontrará diferentes opciones:

Dojo (karate, kung fu, jiu jitsu basilero y kick boxing)
Dirección: Carrera 16 A No. 85-85
Móvil: 3105758806

Academia de Hapkido CKA
Dirección: Carrera 74 No. 48-70
Teléfono: 4105158
Móvil: 3182357660

• Kishintai Dojo (aikido)
Dirección: Calle 129 No. 56 A-19 Piso 4
Sede Chía: Camino por la entrada vehicular sur del centro comercial Fontanar
Móviles: 3005676969 y 3204611594

Academia de Artes Marciales Daeryong (taekwondo y haidong gumdo)
Dirección: Calle 150 No. 19-11
Móvil: 3164680643

Centro de alto rendimiento Kyudo (cuenta con ninjitsu, entre otras)
Dirección: Avenida 96 No. 74-23 Álamos Norte
Móvil: 3005693459

Academia de artes marciales chinas Huang Long (kung fu y tai chi)
Dirección: Carrera 74 No. 24-09 Modelia
Móvil: 3112144150

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Soraya Yamhure Jesurun

Periodista y actriz. Colaboradora frecuente de Bienestar Colsanitas y Bacánika.