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Bienestar Colsanitas

Algunos alcances del cannabis medicinal

Tres historias y algunos datos sobre el cannabis medicinal para el tratamiento de diversas enfermedades y condiciones.

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El 25 de diciembre de 2014, Ana Isabel Sarmiento pasaba por un embarazo de cinco meses tranquilo y sin sobresaltos. Pero esa tarde sintió algunas molestias, y a pesar del esfuerzo sobrehumano que realizó el equipo médico por detener el parto, las gemelas Manuela y Antonia Lañas Sarmiento decidieron abrirse camino en este mundo a las nueve de la noche de aquel día de Navidad.

Con 26 semanas de gestación, las probabilidades de vida jugaban en contra de las recién nacidas. Cada una de ellas debió ser reanimada varias veces. Sus pulmones, su corazón, su cerebro y otros órganos principales debían madurar por varias semanas más. Eso sí, la fortaleza de estas niñas era ya inquebrantable. Después de 83 días con sus eternas noches y varias cirugías complejas, las Gemelas Fantásticas —desde entonces adoptaron ese merecido título— abandonaron la Unidad de Cuidados Intensivos de Neonatos de la Clínica Sebastián de Belalcázar en Cali y llegaron a casa.

Pesaban poco más de dos kilos y debían usar oxígeno todo el tiempo. Sus padres, Ana Isabel y Rodrigo, eran un mar de dudas y ansiedad.

Pocos días después, las dos niñas sufrieron complicaciones que derivaron en hidrocefalia, parálisis cerebral e inmunodeficiencia. Debieron someterlas a otras intervenciones. En 2018 llegó un problema crónico con el que no contaban: epilepsia. La de Manuela logró ser controlada; pero Antonia, con epilepsia refractaria, llegó a tener hasta seis crisis convulsivas al día. La opción más viable parecía ser una cirugía para extraer el lóbulo del cerebro donde posiblemente se encontraba el foco epiléptico. Las consecuencias de la intervención podrían ser adversas. El panorama, sin duda, era aterrador.

Rodrigo Lañas y Ana Isabel Sarmiento investigaron, preguntaron a especialistas, leyeron decenas de artículos y estudios que pudieran darles luces para tratar la epilepsia de su hija. Fue entonces cuando conocieron los estudios que se realizaban en varios países del mundo con CBD, el componente no alucinógeno de la planta del cannabis. Conocieron los exitosos resultados que presentaban en niños y adultos con condiciones similares a las de Antonia.

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No obstante, la legislación en Colombia aún no daba luz verde para el uso medicinal del cannabis. Los padres de las gemelas consiguieron un proveedor artesanal en Antioquia y durante seis meses ensayaron con diferentes dosis. Durante todo ese tiempo Antonia se mantuvo sin crisis. “Fue algo que hicimos con ensayo y error, tratando de adivinar cuál sería la dosis perfecta. Era muy artesanal el producto, así que los patrones de sueño de Antonia cambiaban cuando pasábamos de un frasco a otro”, comenta Rodrigo.

A principios de 2020, durante un congreso médico, Rodrigo se encontró con un stand del laboratorio Khiron, donde se comentaban los beneficios del uso del cannabis para ciertas patologías. Él se acercó y expuso el caso de su hija. Allí prometieron contactarlo en cuanto legalmente se les permitiera atender a la niña. La llamada llegó cinco meses después, y en julio de 2020 Antonia se convirtió en la primera paciente menor de edad tratada en Colombia con la fórmula magistral de cannabis medicinal.

“El cambio fue inmediato e impresionante. Este era un medicamento hecho con todo el rigor científico, por lo que no hubo efectos desagradables como sucedía con la sustancia artesanal. No solo se controlaron las crisis epilépticas, también se manifestaron otros cambios muy positivos: mejoró su orientación espacial, su tiempo de concentración, sus patrones de sueño, su disposición para realizar tareas y su ansiedad. Nos cambió la vida a todos. Hoy Manuela y Antonia llevan una vida normal, asisten al colegio con niñas de su edad, van a clases de natación, juegan, cantan, ríen”, continúa Rodrigo, que trabaja como director regional de Odontología de Colsanitas en Cali.

Esta formulación, con una dosis baja que acompaña su terapia convencional, le sirvió durante un año, en el que se mantuvo sin convulsiones. “El protocolo indica que tras dos años completos sin crisis se pueden empezar a desinstalar otros medicamentos”, concluye.

Edwin Forero es neuropediatra y epileptólogo adscrito a Colsanitas. Él fue el médico tratante de Antonia desde la Clínica Zerenia. Y nos dice: “El cannabis medicinal, en sus distintas presentaciones, está descrito para aliviar los síntomas mas no para tratar la enfermedad. En el caso de la epilepsia refractaria, lo que buscamos es lograr disminuir o controlar las crisis. Afortunadamente, la epilepsia de Antonia está controlada y eso es un gran avance para su desarrollo pleno. En la medida en que ella no tenga convulsiones y su actividad cerebral mejore, así también irá mejorando su desarrollo cognitivo. Nuestra meta es que pueda tener una vida completamente funcional, y lo está logrando”, comenta el doctor.

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“No solo se controlaron las crisis epilépticas, también se manifestaron otros cambios positivos”. 

El marco legal del cannabis medicinal

El cannabis es una planta a la que se le atribuyen propiedades terapéuticas y medicinales desde hace aproximadamente cinco mil años, y desde civilizaciones tan diversas y antiguas como la India, la egipcia y Oriente Medio.

Sin embargo, a partir del siglo XX el uso del cannabis empezó a penalizarse en todo el mundo, y durante años mantuvo su estatus de droga ilegal. No ha sido poco el esfuerzo de científicos de todas las latitudes por lograr su legalización para uso médico.

En 1980 se realizaron los primeros ensayos clínicos con cannabis en pacientes con epilepsia; en 1986 la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos, FDA, aprobó el uso de la Nabilona, cannabinoide sintético para náuseas y vómito producidos por tratamientos de quimioterapia. En 2005 se aprobó el Nabiximols, extracto natural del cannabis para tratar la rigidez de los músculos en la esclerosis múltiple, y en 2018 la FDA dio vía libre al producto purificado de CBD como medicamento para el síndrome de Lennox-Gastaut y el síndrome de Dravet.

Actualmente, más de 30 países han legalizado el uso de cannabis con fines medicinales y han educado a los profesionales de la salud en la prescripción responsable. En Colombia, el primer producto legal de cannabis medicinal se comercializó en marzo de 2020; en diciembre de 2021 el gobierno nacional expidió la Resolución 2292, en la cual incluyó, junto a otras sustancias, tecnologías y servicios de salud, los productos y preparaciones con fines terapéuticos que cuenten con registro sanitario con principios activos de THC o CBD dentro del Plan de Beneficios en Salud (PBS, llamado anteriormente POS).

“Hay países con avances muy importantes en el estudio y comercialización del cannabis medicinal como pueden ser Canadá, Estados Unidos e Israel. El primer país en el mundo que empezó a utilizar el cannabis medicinal de manera regulada fue Uruguay, gracias a su expresidente Pepe Mujica. Hoy Colombia es el prescriptor y formulador de cannabis medicinal más grande del mundo, superando incluso a Uruguay. Sin embargo, todavía falta un trabajo dispendioso y complejo para que las EPS, a través de su funcionamiento y mecánica, faciliten este tipo de prescripción dentro del PBS”, asegura el doctor Jorge Patiño, director del Programa de Cannabis Medicinal de la Clínica Zerenia.

Y continúa el profesional: “El 69 % de pacientes que atendemos viene con dolor crónico. Pero también atendemos pacientes con problemas de salud mental como trastorno del sueño, depresión y ansiedad; con epilepsia de tipo refractario, síndrome de Lennox-Gastaut y otras epilepsias de difícil manejo. Podemos hablar de resultados muy favorables en el 70 a 80 % de los casos, algo que es muy difícil de lograr con cualquier otro fármaco”.

Continúa el especialista: “Cuando se hace un trabajo serio y riguroso de formulación, se logran suspender varias medicinas con las que convive un paciente. Yo tengo un gran número de pacientes que se quedan formulados únicamente con cannabis medicinal. Ojo: es muy peligroso hacer uso de fórmulas artesanales. Estas contienen hongos, metales pesados, bacterias y fungicidas que pueden ser perjudiciales.

¿Quién es apto para este tratamiento?

Según afirma el especialista, el 71 % de los pacientes en su clínica especializada en cannabis medicinal son mujeres, y el promedio de edad es de 58 años, aunque él ha atendido a pacientes sobre los 100 años, y conoce de casos pediátricos con excelentes resultados comprobados, como el de la misma Antonia Lañas.

Sin embargo, no todo el mundo es un candidato apto para el tratamiento con cannabis. Por ejemplo, comenta el doctor Edwin Forero, los pacientes con epilepsias que no son refractarias o consideradas de difícil manejo; quienes presentan contraindicaciones, como enfermedades cardiovasculares o arritmia, o quienes en el pasado han demostrado no tener buena tolerancia ante el uso de cannabis en otras presentaciones (cigarrillos o algún tipo de crema o aceite). Otros casos muy complejos para llevar a cabo este tratamiento son los de las personas mayores que viven solas. Si no existe un cuidador que ayude a controlar adecuadamente el suministro del medicamento, es muy difícil lograr un resultado satisfactorio.

Cómo actúa el cannabis medicinal

Los cannabinoides son procesados dentro del sistema endocannabinoide del cuerpo humano, el cual los distribuye hacia diferentes puntos del organismo y con ello impactan en diversas funciones fisiológicas como el sueño, el estado emocional y el sistema nervioso.

Los dos cannabinoides más conocidos y estudiados son el THC (tetrahidrocannabinol) y el CBD (cannabidiol), los cuales se utilizan en diferentes medidas, proporciones y dosis para tratar varias patologías. El THC se recomienda para tratar dolor crónico, mejorar calidad de sueño, incrementar el apetito y controlar náuseas y vómito por tratamientos de quimioterapia. Y el CBD se recomienda como antiinflamatorio, ansiolítico, antioxidante, anticonvulsivante y neuroprotector.

No hay ninguna evidencia científica seria, explica el doctor Patiño, de que el cannabis inhiba la reproducción celular; es decir, el cáncer no se cura por consumirlo. Pero sí podrá aliviar los fuertes dolores y otros problemas adversos provocados por la enfermedad, o moderar algunas de las molestias que produce la quimioterapia o la radioterapia.

 “Todos los días se están adelantando estudios sobre cannabinoides y aparecen nuevos beneficios en patologías neurológicas y de otras especialidades”, comenta Patiño. “Es alentador el hecho de que Colombia se encuentra a la vanguardia, ya que podemos utilizar el cannabis en un grado farmacéutico con mayor libertad que en otros países, incluso que en Estados Unidos”, añade Forero.

“La intensidad de los dolores ha disminuido”

Hace tres años, quizás por la edad y por la premenopausia, Ángela López Sánchez empezó a sentir unos dolores articulares muy fuertes, cefaleas frecuentes, sensibilidad en el cuero cabelludo y en la piel. Tras ser tratada por varios médicos fue diagnosticada con fibromialgia.

Adicionalmente tiene una enfermedad autoinmune que no le permite tomar ningún tipo de antiinflamatorio. Así que durante dos años vivió con dolor crónico, porque solo podían medicarla con acetaminofén. En su caso, no era suficiente.

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“Con el tiempo, los dolores empezaron a empeorar, ya ni siquiera en las noches podía dormir, y en las mañanas la molestia en las plantas de los pies no me dejaba caminar. Fue mi hermano, Juan Rafael López, médico paliativo, quien me recomendó el tratamiento con cannabis medicinal.

Llevo un año tomando 0,5 mililitros de la fórmula magistral en las noches, y me he sentido mucho mejor. El resultado no fue inmediato, fue paulatino, pero después de tres o cuatro meses pude notar una diferencia importante. La frecuencia y la intensidad de los dolores han disminuido, duermo mucho mejor, me ha ayudado también a bajar los niveles de estrés y de ansiedad que me generaba el dolor”.

El acceso al cannabis medicinal en méxico

Graciela Elizalde, nacida en Monterrey, tenía 10 meses de edad cuando fue diagnosticada con espasmos infantiles y medicada con antiepilépticos. Durante los siguientes tres años Grace cada día tenía más convulsiones y una movilidad muy reducida. La pequeña llegó a tomar más de 20 medicamentos para la epilepsia que no funcionaban.

A los cuatro años, fue diagnosticada con el síndrome de Lennox-Gastaut, un tipo de epilepsia infantil resistente a los fármacos, que genera múltiples y diversas convulsiones. Mayela y Raúl Elizalde, sus padres, estaban desesperados. En algún momento encontraron estudios con CBD en niños con epilepsia. El 84 % de ellos, según los artículos, tenían resultados positivos.

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Los papás lograron conseguir el medicamento en Estados Unidos, y desde el primer momento notaron los cambios. “Tres meses después de consumirlo las convulsiones habían bajado casi la mitad. Hoy, seis años después, han disminuido en más de un 95 % sus convulsiones. Pero además ha mejorado a nivel cognitivo. También mejoró su sistema inmunológico, se volvió más inquieta, duerme bien, pone más atención e incluso puede dar algunos pasos y subir algunos escalones con ayuda. Antes del cannabis no era capaz de sostenerse sentada”, dice su mamá.

En el año 2015 el cannabis en México era ilegal. Mayela y Raúl solicitaron a la Secretaría de Salud de México que se le otorgara el permiso para importar el medicamento. La respuesta fue negativa. Su historia llegó hasta el Washington Post. Al año siguiente se modificó la Ley General de Salud y el Código General Federal.

 

*Periodista, productora y cofundadora de Relatto.

SEPARADOR

Adriana Restrepo

Periodista, productora y cofundadora de Relatto.