En un mundo obsesionado con la juventud, el doctor Oswaldo Restrepo nos recuerda que la verdadera clave para vivir más de 100 años con salud y autonomía está en los hábitos cotidianos. A partir de la ciencia y del ejemplo de comunidades longevas, comparte ocho claves esenciales para envejecer con bienestar, propósito y calidad de vida.
Entrar en contacto cotidiano con la muerte le cambia la vida a cualquiera. Eso fue lo que le pasó a Oswaldo Restrepo, el autor del libro Vive al 100 más allá de los cien. Después de décadas como médico tratante y cirujano, encontró el propósito de educar para evitar sufrimiento evitable. Así definió su prioridad de prolongar la vida con calidad, no solo añadir años de enfermedad. Esto lo llevó a investigar ideas conocidas en círculos científicos, y aplicarlas en la cotidianidad, implementando estrategias basadas tanto en evidencia como en la sabiduría de comunidades longevas alrededor del mundo.
Las zonas azules son cinco regiones del mundo en las que es común que los habitantes alcancen los cien años con buena salud física y mental: Okinawa (Japón), Cerdeña (Italia), Icaria (Grecia), Loma Linda (Estados Unidos) y Nicoya (Costa Rica). No existe un factor único que explique esta longevidad extraordinaria, pero sí una combinación de elementos compartidos. En estas regiones la incidencia de enfermedades como Alzheimer, diabetes tipo 2 o el cáncer es significativamente menor. Además, los centenarios de estas zonas también permanecen autónomos hasta etapas muy avanzadas de su vida. Mantienen roles productivos adaptados a sus capacidades, pero nunca dejan de contribuir a sus comunidades.

El propósito vital: ¿para qué una vida longeva?
Entre los factores que el médico Restrepo ha estudiado en las zonas azules, uno a menudo subestimado se destaca: el propósito de vida. En Okinawa lo llaman ikigai, que significa "razón de ser" o "razón para levantarse cada mañana". El doctor enfatiza que las personas centenarias mantienen un claro propósito que trasciende la jubilación tradicional. Cuando una persona no tiene un propósito claro más allá del trabajo, tiende a deteriorarse mentalmente más rápido, a perder memoria y concentración, a tener menos oportunidades laborales, a sentirse socialmente menos útil y a envejecer más rápido.
Restrepo también observa que la salud de las personas se deteriora rápidamente cuando pierden su sentido de utilidad social. Por eso el propósito de vida puede manifestarse de diversas formas: enseñar habilidades a gente más joven, cultivar un huerto, formar parte de grupos o comunidades activos, crear arte o mantener tradiciones familiares. Por eso para quien aspira a una longevidad plena es indispensable redescubrir y cultivar un propósito vital.

Tres pilares de la longevidad: alimentación, ejercicio y relaciones sanas
Tal vez los aspectos más conocidos para una vida longeva son una buena alimentación, ejercicio y buenas relaciones comunitarias. Una dieta basada principalmente en plantas, como vegetales, frutas, legumbres, frutos secos con grasas saludables. En las zonas azules esto varía desde el vegetarianismo estricto en Loma Linda hasta la dieta mediterránea en Cerdeña e Icaria. El denominador común es el predominio vegetal, el consumo moderado de proteínas animales, principalmente pescado, y la ausencia casi total de alimentos ultraprocesados.
En cuanto a la actividad física, estas comunidades no frecuentan gimnasios y el ejercicio se integra naturalmente en su cotidianidad: caminan diariamente, cultivan la tierra y realizan labores domésticas hasta edades avanzadas: "Lo que no pongo en uso en ejercicio se atrofia, se pierde su funcionalidad, se deteriora y envejece rápidamente. Una persona sedentaria puede estar restando entre 7 y 14 años de su vida cada 20 años", explica el médico.
La vida social es indispensable. En todas las zonas azules, los mayores permanecen integrados en sus comunidades. En Okinawa existen los moais, círculos de apoyo mutuo donde grupos de personas con intereses comunes se ayudan entre sí; en Nicoya, los ancianos son respetados y consultados por su sabiduría. Este tejido social actúa como escudo protector contra enfermedades y deterioro cognitivo, haciendo del cuidado un asunto colectivo.
Decidir cada día: el poder de los pequeños cambios
El doctor Restrepo es consciente de que no es viable mudarse a Okinawa o Cerdeña, y por eso propone incorporar sus principios en nuestras realidades particulares. Significa encontrar espacios y hábitos similares a los de las zonas azules. Restrepo enfatiza que incluso en las ciudades más caóticas es posible implementar principios de longevidad mediante pequeños cambios consistentes. "Yo soy el que hago la gestión del cambio para que ese entorno empiece a ser favorable para mí, pero porque yo lo elegí. Es cambiar la lista del mercado para que me permita tener otras opciones en casa", destaca. Después de todo, las zonas azules son entornos que facilitan estas pequeñas decisiones a sus habitantes, donde hasta los supermercados favorecen el consumo de productos locales que favorecen las dietas de sus habitantes.
Estas decisiones diarias sobre nuestro entorno no solo modifican el ambiente externo, también impactan directamente en nuestra biología interna: "Los hábitos están precedidos de decisiones, nadie tiene un hábito al que no haya decidido apostarle. Hoy sabemos que tienen una influencia gigante en la calidad de vida, en la salud o en la enfermedad de una persona", sostiene Restrepo. Esta conexión entre nuestras decisiones y nuestra salud se explica científicamente de una forma muy simple: "La epigenética nos dice: 'Vea, su papá y su mamá tuvieron hipertensión, pero usted no tiene por qué tenerla'. Si usted cambia sus hábitos y comportamiento, usted es capaz de revertir esa tendencia genética y eso es muy poderoso".
La epigenética, entonces, revoluciona nuestra comprensión del ADN: nos hace ver que nuestros hábitos diarios pueden cambiar la trayectoria determinada por nuestra genética. El impacto es profundo: las decisiones saludables que tomamos hoy no solo nos benefician a nosotros, sino que pueden transmitirse a nuestros descendientes.
Para introducir este conocimiento en la longevidad, Restrepo sugiere implementar hábitos consistentes, que se alineen con los factores anteriores. Algo así como ayudar a “reprogramar” nuestra predisposición genética a través de decisiones saludables pequeñas y consistentes. Buenos hábitos ejecutados durante el tiempo suficiente “silencian” genes relacionados con enfermedades crónicas como diabetes, hipertensión o cáncer, mientras activamos aquellos asociados con la regeneración celular y la protección de telómeros, custodios del envejecimiento saludable.
El banco de la salud y el método SIRVEES: hábitos que acumulan bienestar
Restrepo utiliza la metáfora del "banco de la salud" para explicar cómo nuestros hábitos diarios son inversiones en nuestra salud futura. Según esta analogía, cada decisión saludable que tomamos es un depósito en nuestra cuenta de bienestar, mientras que los hábitos nocivos representan retiros.
"No hay que tener plata para tener salud. Lo que hay que tener es disciplina para invertir en salud y recoger los dividendos. Es mi banco de salud. Y en ese banco de salud voy acumulando todos los días en mi cuenta de ahorros. Y cuando ya llegue el día en que tenga necesidad de retirar porque me enfermé, me caí, me lastimé, tuve necesidad, ahí tengo fondos en la cuenta de ahorros”, explica Restrepo. La importancia del banco de la salud radica en que nos permite entender la salud como un recurso acumulativo. Esta perspectiva transforma nuestra visión de la salud, pasando de una mentalidad reactiva a una preventiva, donde los hábitos diarios constituyen inversiones para asegurar una vejez con calidad de vida y autonomía funcional.
El sistema SIRVEES es una metodología original de Restrepo que toma fundamentos de neurociencia y aprendizaje para transformar malos hábitos en un estilo de vida saludable de manera sostenible en el tiempo:
- Sistema
Identifique el conjunto organizado de rutinas y hábitos diarios que influyen en su calidad de vida. Entender su sistema personal le permite identificar qué aspectos mejorar para disfrutar de un bienestar integral a largo plazo.
- Investigar el hábito
Observe con curiosidad y sin juicios las costumbres que hemos desarrollado con los años. Identificar cuándo, dónde y por qué realizamos ciertas acciones nos ayuda a conocernos mejor y descubrir oportunidades para mejorar nuestro bienestar.
- Raíz (ir a la raíz)
Descubrir el origen profundo del hábito que investigó y determinó que quiere cambiar. Muchas de nuestras costumbres fueron formadas a lo largo de toda una vida, e ir hasta su origen ayuda a comprender por qué hacemos lo que hacemos. Eso contribuye a darle propósito al esfuerzo de cambiar un hábito.
- Visualizar
Imaginar con claridad y optimismo cómo será su vida al incorporar cambios positivos. Crear una imagen mental detallada de nosotros disfrutando de mejor salud y ánimo nos motiva a perseverar en el camino hacia el bienestar.
- Ejecutar
Poner en práctica los cambios que desea mediante acciones concretas y graduales. Comenzar con pasos pequeños pero constantes, respetando su propio ritmo. Esto permite avanzar con confianza hacia una mejor calidad de vida. Es como aprender algo nuevo o reaprender conocimiento olvidado.
- Evaluar
Revisar periódicamente avances con amabilidad y paciencia. Reconocer tanto los logros como las dificultades nos permite ajustar el rumbo sin desanimarse, celebrando cada pequeño progreso en el camino.
- Sostener
Convertir los nuevos hábitos saludables en parte natural de la vida diaria. Mantener los cambios positivos a largo plazo requiere paciencia y recordar constantemente los beneficios que aportan a nuestro bienestar y vitalidad.
El método SIRVEES reconoce que nuestras acciones, pensamientos y emociones son un sistema integrado que requiere intervención estructurada. El concepto del Banco de la salud nos recuerda que cada decisión diaria, por pequeña que parezca, suma o resta en nuestro bienestar a largo plazo. Esta combinación de autocuidado deja claro que la longevidad y la calidad de vida dependen de asumir responsabilidad y autonomía y se vuelve un proceso consciente y acumulativo, para desembocar en una longevidad con sentido.
Puede seguir al doctor Oswaldo Restrepo en Instagram, Facebook y TikTok como @oswaldorestreporsc. Allí comparte contenido sobre longevidad, salud preventiva y bienestar.


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