El ciclismo en interiores es una experiencia que conecta cuerpo y mente a través de la música, el esfuerzo físico y la energía grupal. En este artículo exploramos sus aportes a la salud y el bienestar.
La primera vez que me animé a probar una clase de ciclismo en interiores (es decir, en un cuarto oscuro con música a buen volumen) fui con más miedo que emoción. La bicicleta nunca ha sido lo mío y ni siquiera sabía cómo acomodarme en ella. Me aterraba no aguantar toda la clase o no poder seguir el ritmo. Pero, para mi sorpresa, en cuanto ajusté la bici (con la ayuda del entrenador, que hizo que todo fuera fácil) y empezó la música, el miedo se disipó. Los siguientes 50 minutos fueron una descarga total de estrés: sudé hasta la última gota, pero cada minuto se sintió más como una fiesta que como un entrenamiento. Esa combinación de ritmo, movimiento y energía es justamente lo que ha hecho del indoor cycling una forma de ejercitarse que gana seguidores en diferentes lugares del mundo.

Más que simplemente pedalear, es un entrenamiento cardiovascular de alta intensidad que se practica en bicicletas estáticas. Guiados por un instructor y acompañados de diferentes ritmos musicales, los participantes ajustan la velocidad, la resistencia y la intensidad para simular terrenos y desafíos diversos, desde subidas exigentes hasta carreras de velocidad. Es una experiencia que fortalece el cuerpo, mejora la salud del corazón y eleva el bienestar.
Aunque físicamente suele asociarse con el trabajo de piernas y glúteos, también activa los músculos del core, incluyendo abdominales, lumbares y oblicuos. Mantener una postura estable y controlar el movimiento del torso requiere un esfuerzo constante de esta zona, lo que mejora la resistencia y el equilibrio. En algunas clases, también se integran ejercicios para los brazos con mancuernas. “El indoor cycling no solo tonifica el cuerpo, también fortalece los músculos de las piernas, glúteos y abdomen”, señala Mauricio Mejía, deportólogo adscrito a Colsanitas.
Una de las mayores ventajas de esta actividad es su flexibilidad para adaptarse a distintos niveles y objetivos, permitiendo que cada persona avance a su propio ritmo en un entorno dinámico y retador. "El indoor cycling no exige experiencia previa, y eso nos permite ajustarnos a las necesidades de cada persona, desde principiantes hasta los más avanzados", explica Sophie Azout, cofundadora del estudio Cyglo en Bogotá. Además, la posibilidad de personalizar la intensidad y contar con el acompañamiento de los entrenadores hacen que cada sesión sea desafiante pero realizable, y esto impulsa tanto el progreso físico como la confianza de quienes llevan a cabo esta práctica.
¿Por qué es un entrenamiento efectivo?
El doctor Mauricio Mejía explica que el indoor cycling es ideal para quienes desean mejorar su salud física: “Es un ejercicio que involucra casi todos los músculos, especialmente en clases de mayor intensidad, lo que lo convierte en un entrenamiento completo para el corazón, los pulmones y los músculos”. Además, es una opción altamente eficiente para tonificar el cuerpo y quemar calorías.
Al ser un ejercicio de alta intensidad y bajo impacto, es una excelente opción para mejorar la resistencia, la fuerza y la salud general del corazón. De acuerdo con el Colegio Americano de Medicina del Deporte, se recomienda realizar al menos 150 minutos de ejercicio de intensidad moderada a la semana, lo que puede lograrse fácilmente con tres sesiones de ciclismo de interior por semana.
Bienestar mental, música y sincronía
Más allá de los beneficios físicos, el ciclismo en interiores influye positivamente en la salud mental. La combinación de música, movimiento y motivación crea un espacio donde los participantes pueden liberar el estrés y enfocarse en su cuerpo y concentración durante 50 minutos. Para muchos, esta disciplina se convierte en un momento de desconexión de las preocupaciones diarias y de fortalecimiento emocional. Sara Duque, entrenadora principal del estudio Cyglo, afirma que, para ella, “es increíble ver el crecimiento de las personas en la disciplina, cómo cambian su conexión con su cuerpo, se sienten fuertes, dinámicos y tienen mayor claridad mental”.

Las salas donde se practica ciclismo en interiores son oscuras; solo se perciben las luces de las bicicletas. El sonido envolvente y la música marcan el inicio de una experiencia completamente inmersiva. El coach, con una voz firme pero motivadora, guía cada pedalada. A medida que la intensidad aumenta, las pulsaciones suben y el sudor empieza a caer, pero la energía del grupo y la coreografía que se crea en el lugar impulsa a los deportistas. Y al final, cuando la música baja y el pedaleo se ralentiza, llega la satisfacción. No se trata de números ni de velocidad, “lo más importante no es cuánto pedaleas, sino cómo te sientes al final”, dice Juan Pablo Segura, brand manager del estudio Sí Colombia.
La música juega un papel clave en las clases, manteniendo a los participantes concentrados, motivados y menos atentos al esfuerzo físico. Juan Pablo Segura, destaca que “cada lista de música está diseñada para guiar el entrenamiento, desde el calentamiento hasta la fase de mayor intensidad y el estiramiento final”.

De igual forma, la sincronía de los participantes es un elemento esencial en el ciclismo en interiores. Durante la clase, el instructor guía a los participantes a través de una serie de movimientos coordinados con la música: subir y bajar del asiento, alternar entre diferentes intensidades, cruzar los brazos en el aire y realizar desplazamientos del torso que añaden un componente de coordinación. Estas coreografías, además de hacer la sesión más dinámica, potencian la concentración y mejoran la conexión mente-cuerpo. "Es un ejercicio de bajo impacto que permite trabajar potencia, velocidad y cardio sostenido, todo sincronizado con la música. No solo se trata de hacer ejercicio, sino de disfrutar el proceso", explica Sara Duque.
La comunidad: una motivación
La comunidad es uno de los motores del ciclismo en interiores. No es solo el esfuerzo individual lo que impulsa a los participantes, sino la energía compartida con quienes pedalean a su lado. “Desde el momento en que alguien entra a nuestro estudio queremos que se sienta parte de algo”, explica Juan Pablo Segura. “No se trata solo de la bicicleta, sino de la gente que está a su lado, del instructor que lo impulsa y lo motiva con palabras de aliento a no rendirse, de la sensación de estar en sintonía con el grupo. Esa conexión es lo que hace que la experiencia sea tan poderosa”.
En estudios como Cyglo las clases de indoor cycling no solo han sido una herramienta para mejorar la salud física, sino también un espacio para tramitar momentos difíciles como el duelo, el divorcio o incluso desafíos personales como la claustrofobia. Para algunas personas la idea de estar en una sala cerrada, con luces bajas y un grupo pedaleando en sincronía, puede ser intimidante. Sin embargo, el ritmo de la música, la guía del instructor y la energía del grupo crean un ambiente envolvente que ayuda a transformar la ansiedad en confianza.
Así lo confirma Cindy Scarpini, vocera del estudio Need My Rush: “Uno de los objetivos es enganchar a quienes llevan tiempo sin hacer ejercicio o nunca lo han hecho, permitiéndoles ir a su ritmo en un ambiente pensado para que cada persona se conecte con el pedaleo, la música y el grupo y saque su mejor versión”.
Consejos para iniciarse en el indoor cycling
En primer lugar, es importante llegar con la mente abierta y dispuesta a disfrutar del proceso sin presiones. Como Sara Duque menciona, "la bicicleta no va a ninguna parte, es un viaje personal". Es recomendable también llegar unos minutos antes de la clase para familiarizarse con la bicicleta, ajustar el sillín y el manillar para evitar lesiones; esto se hace con asesoría del personal capacitado. Además, vestir ropa cómoda y estar bien hidratado es crucial para disfrutar de una experiencia efectiva y cómoda.
No importa el nivel de experiencia: con la motivación adecuada y la guía necesaria, el indoor cycling puede ser el camino hacia una vida más saludable, equilibrada y llena de gozo.

Es increíble ver el crecimiento de las personas en la disciplina, cómo cambian su conexión con su cuerpo, se sienten fuertes, dinámicos y tienen mayor claridad mental” Sara Duque, entrenadora de Cyglo.
Este artículo hace parte de la edición 199 de nuestra revista impresa. Encuéntrela completa aquí.


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