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Bienestar Colsanitas

Claves para entender el glaucoma

Esta enfermedad puede confundirse fácilmente o ser muy silenciosa. Le contamos todo lo que debe saber para evitar un diagnóstico tardío.

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“Mi padre sufrió de un glaucoma cortisónico, desencadenado por un tratamiento demasiado largo con corticoide en gotas para combatir un parásito, una toxoplasmosis. Solo se dieron cuenta cuando ya era muy tarde. Perdió el campo visual poco a poco, hasta que quedó con visión tubular: solo veía lo que estaba al frente”, me dice Carlos Eduardo Mestre, cirujano y oftalmólogo adscrito a Colsanitas. “Él se movilizaba muy bien por su profesión: era arquitecto. Estaba acostumbrado a escanear toda la zona y quedaba con un plano muy claro. Pero en general la gente no tiene esa habilidad y por eso se habla de baja visión, porque las personas con glaucoma terminal quedan con una discapacidad crónica y total para el trabajo y ciertas funciones”.

Aunque es una de las enfermedades más antiguas que se hayan identificado en la salud visual, el glaucoma es una realidad que usualmente pasa desapercibida para la mayoría de personas hasta que ya es tarde. Y esto es problemático, pues su diagnóstico temprano puede hacer una gran diferencia. Para que aprenda a identificarlo, reconocer sus principales tipos, las opciones de tratamiento y pronósticos de recuperación, aquí le dejamos algunas claves. 

1. ¿Qué es el glaucoma?

Según explica el doctor Mestre, se trata de una enfermedad neurovascular que afecta el nervio óptico y usualmente se asocia a niveles de tensión ocular alto. “Como es silenciosa, puede pasar mucho sin ser tratada y llevar incluso a la ceguera. Por lo general el paciente no siente nada y el campo visual periférico se afecta primero, de modo que la persona ni se da cuenta de que está perdiendo visión.”

Desde los tiempos de la Grecia antigua se conoce. Glaukos, la raíz de la que proviene el nombre, es el sustantivo para designar ese color opalino, blanco y azulado, entre el turquesa y el verde claro, tan propio de las aguas revueltas de espuma y de las pupilas en los ojos enceguecidos. Como anota una breve nota científica sobre los orígenes del diagnóstico publicada en el British Journal of Ophthalmology, la glaukosis refería probablemente a varias patologías diferentes como la queratitis y las cataratas.

Sin embargo, para diferenciarlo de estas otras patologías hizo falta un tiempo. Como anota un recuento histórico y clínico de la Fundación del Instituto de Microcirugía Ocular de Barcelona, fue solo hasta el siglo XVIII que se pudo identificar que se trataba de una enfermedad asociada al aumento progresivo o súbito de la presión intraocular (por la acumulación del humor acuoso dentro del ojo) lo que, como se descubriría más adelante, mataba lentamente las fibras del nervio óptico de modo irreversible. 

2. ¿Qué diferencia el glaucoma agudo de los tipos crónicos? ¿Qué diferencia el glaucoma de ángulo abierto del cerrado?

Según un detallado artículo de la American Academy of Ophthalmology y una serie de artículos de la fundación norteamericana BrightFocus, la causa principal del glaucoma es el bloqueo progresivo o súbito del ángulo de drenaje que tiene el ojo humano entre la córnea y el iris, y usualmente de manifestación tardía en la vida (es característico de la vejez). Como ellos mismos describen, los tipos de glaucoma dependen de la clase de bloqueo y progresión de la pérdida de la visión: 

- Glaucoma de ángulo abierto: es el tipo más común de glaucoma. Es crónico y de progresión lenta. Su aparición puede deberse a factores como la “edad, defectos estructurales, daño a la malla trabecular y otros sistemas de drenaje en el ojo, superproducción de humor acuoso u obstrucciones”.

- Glaucoma de ángulo cerrado: es el segundo tipo más común. Se debe a que entre iris y córnea hay un espacio considerablemente más estrecho que lo normal. Suele tener mayor incidencia por herencia y puede presentarse de forma crónica o aguda, usualmente por un taponamiento ocasionado por desprendimiento del tejido de color del iris.

Al respecto, anota el doctor Mestre, “los glaucomas crónicos son los más peligrosos porque son silenciosos. El agudo es imposible de ignorar: el ojo se pone rojo, duele terrible (dan ganas de sacarse el ojo), la visión se pierde, se ven halos de luz. Es una urgencia que si no se trata, el paciente puede quedar ciego en dos días.” Sin embargo, hay que anotar que existe un pequeño porcentaje de casos de glaucoma que pueden aparecer a edades tempranas, o con tensión ocular normal o como consecuencia de tratamientos médicos, problemas de circulación o desprendimientos de tejidos o pigmentos oculares ocasionados por golpes u otra patología.

GLAUCOMA CUERPOTEXTO

3. ¿Qué hacer para detectar un glaucoma de tipo crónico a tiempo? 

La única manera de detectarlo es con un examen en consulta con un oftalmólogo y especialmente chequeando la presión ocular. “Afortunadamente en optometría ya se pueden detectar anormalidades en el nervio óptico para que remitan a los pacientes a oftalmología”, comenta el doctor Mestre. “Entonces se mandan a hacer exámenes de campo visual y nervio óptico, para identificar si existe, cuál es la causa y comenzar a tratarla, bloquearla”.

En cuanto a las condiciones médicas que aumentan la predisposición a sufrir un glaucoma, el doctor Mestre explica que “hasta donde sabemos, no hay condiciones de salud específicas que predispongan o aumenten su incidencia. Hay mucho por investigar. Se sabe que hay una relación importante con la herencia, así que los descendientes deben chequearse con frecuencia. El azar también juega un rol mayor”. 

Es también posible que condiciones vasculares (como el colesterol alto) o asociadas (como la diabetes) puedan aumentar las posibilidades de sufrir un glaucoma de ángulo abierto. “En todo caso, por eso es importante la detección temprana. Un paciente sin antecedente familiar debería hacerse chequear cada dos años. Los que tienen antecedentes cada año. Y cuando hay relación directa, como cuando los ambos padres lo tuvieron, cada 6 meses”, recomienda el doctor Mestre. 

4. ¿Se puede curar? 

El tratamiento varía según el diagnóstico. Como explica el doctor Mestre, con el glaucoma de ángulo cerrado y en especial para prevenir una crisis aguda se puede hacer una cirugía preventiva abriendo un huequito sobre el iris para que el humor acuoso pueda salir del ojo sin problemas; y aunque puede ayudar a controlar o detener el avance, no permite ni curar ni revertir el avance de la enfermedad. 

“Por otro lado, con el glaucoma de ángulo abierto no hay cómo hacer algo así. Con gotas oftálmicas prescritas se puede mantener la presión baja para impedir su avance, pero hasta ahí. El paciente tiene la responsabilidad de asistir a los controles, hacerse los exámenes y estarse aplicando las gotas con regularidad. Si no lo hace, lo que se pierde no se puede recuperar”, explica Mestre.

Para los casos avanzados, cuando la persona queda con visión tubular también aún hay cosas por hacer, en especial en términos de adaptación y aprendizaje. El doctor Mestre dice que, “se trabaja mucho en enseñarles a escanear los espacios para que ganen autonomía. De hecho, los optómetras entrenados en baja visión (que puede aparecer por muchas otras enfermedades) están capacitados para realizar este tipo de rehabilitaciones”.

5. ¿Qué recomendarle a alguien que acaba de ser diagnosticado con glaucoma?

“Que no tarde en comenzar su tratamiento,” señala Mestre. “Esta enfermedad lo puede dejar ciego, pero no si se controla a tiempo: es decir, si el paciente es disciplinado con sus gotas y controles. Hago énfasis en esto porque llegan muchos pacientes a pedir segundas, terceras, cuartas opiniones. Y las segundas opiniones no sirven aquí: todos los oftalmólogos vamos a decir, diagnosticar y formular lo mismo. Hay que actuar rápido”. 

 

*Historiador y escritor. Colaborador frecuente de Bienestar Colsanitas y de Bacánika.

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Jorge Francisco Mestre

Escritor, periodista e historiador. Fanático de las historias contadas con calma, hondura y gracia. Escribe entrevistas, crónicas, ensayos y artículos de análisis para Bacánika y Bienestar Colsanitas. En 2022, publicó Música para aves artificiales, su primer poemario.