Cartas, maquetas y collages son fragmentos de memoria que parten de la experiencia de reclusión y componen la exposición Correspondencias, actualmente exhibida en el Museo Nacional. Una muestra que visibiliza las vidas, luchas y sueños de mujeres trans privadas de la libertad en Colombia.
Estimada Mao:
“Gracias por tu carta. Me llega en un momento en que necesitaba escucharlo/ leerlo. Siento que es la vida/ Dios/ las diosas hablándome y diciéndome que no me rinda y no me voy a apartar de mis sueños.
Espero que tu situación mejore pronto. Espero que también puedas leer y escuchar las palabras y recordar que eres perfecta, que los errores y/o acciones que te llevaron a donde estás ahora no te definen. Tu ser es maravilloso y puedo sentir tu bondad y sabiduría en cada palabra que escribiste…”
Este mensaje forma parte de una carta escrita por Delia Morales, una de las mujeres trans que participa en la exposición Correspondencias: voces trans desde la privación de la libertad. Gracias a la curaduría de la Red Comunitaria Trans y el Museo Nacional, su testimonio y el de muchas otras se convierten en arte y archivo vivo. La muestra propone un ejercicio de memoria y reconocimiento de las identidades trans en Colombia desde una de sus situaciones más invisibilizadas: la reclusión carcelaria.
La gestación artística detrás de una muestra viva
Correspondencias tiene sus raíces en 2012 con la creación de Cuerpos en prisión, mentes en acción, un programa cofundado por Katalina Ángel, una mujer trans con experiencia de reclusión. Este proyecto, impulsado por la Red Comunitaria Trans, acompaña a personas privadas de la libertad cuyas identidades disienten del orden normativo, mediante talleres artísticos, pedagógicos y afectivos que fomentan el cuidado, la expresión y la resistencia. De esos talleres surgió el insumo para esta muestra viva que, al estar en el Museo Nacional, inscribe las luchas de estas mujeres en el archivo colectivo del país.

La curaduría de Correspondencias inició en enero de 2025, mediante visitas continuas a la cárcel La Picota, donde se gestó gran parte del contenido. “No fueron simplemente las condiciones de difícil acceso para asistir a un taller o entrar a un salón; era también lo que implicaba para las mujeres trans que estuviéramos presentes en ese lugar”, comenta Paola Prada, del equipo curatorial de la Red Comunitaria Trans. Por eso, cada pieza exhibida está cargada de una sensibilidad profunda: es el testimonio directo de vidas atravesadas por la exclusión.
Más que una exposición contemplativa, Correspondencias fue concebida como una acción inmersiva. “Queríamos montar un espacio que afectara al público y decirles: así es la realidad de las mujeres trans dentro de la prisión”, expresa Paola. La muestra interpela con una verdad que desborda el museo, porque las barreras que enfrentan los cuerpos trans existen dentro y fuera de los muros carcelarios. No solo recupera voces silenciadas, exige que sean escuchadas.
Un recorrido por seis Correspondencias
La exposición se divide en seis secciones: Palabras en libertad, Rayito de sol, Personas trans privadas de la libertad, Espacios íntimos, Libertad idealizada y Diálogos a destiempo. En cada una, mediante sobres colgados, cartas, pedazos de espejo, imágenes audiovisuales, maquetas y collages, los visitantes se acercan a lo que viven las mujeres trans dentro de la cárcel. Las leen, ven, sienten y se adentran en sus vivencias, en un lugar que no fue pensado ni construido para albergar identidades no normativas y en el que sufren múltiples violencias.
Palabras en libertad reúne cartas escritas por mujeres trans en prisión, suspendidas en sobres que parecen atravesar los muros para contar lo que duele y persiste. Rayito de sol emplea piezas rotas de espejo para denunciar la ausencia de luz en la cárcel, pues el encierro también es sombra y piel que no siente el día. Personas trans privadas de la libertad es un documental que da rostro y voz a quienes el sistema no sabe nombrar. Espacios íntimos emplea maquetas para representar la arquitectura del encierro y otras formas de marginalidad.

Por otra parte, los collages de Libertad idealizada confrontan esa promesa de libertad a la que aspiran las mujeres trans en la cárcel, pero que, al salir, se revela como ausencia persistente impuesta desde nuevas exclusiones. Finalmente, Diálogos a destiempo recupera cartas de Diana Navarro, lideresa trans que escribió desde la cárcel a una amiga, y que hoy, décadas después, recibe respuesta.
En cada carta, reflejo, maqueta y cuadro hay una misma pregunta: ¿cómo corresponder a estas vidas que merecen reconocimiento, dignidad y equidad en derechos y oportunidades?
Corresponder es tener la capacidad de reconocerse en el otro
Las cartas que conforman Correspondencias no son solo piezas escritas por mujeres trans privadas de la libertad; son afirmaciones de vida y gestos de lucha. En su trazo hay un deseo genuino de ser escuchadas sin filtros y de provocar una respuesta que no sea la indiferencia. Corresponder, en este contexto, es reconocer a quien escribe como alguien que importa, y tratar de ponerse en sus zapatos
El proceso de escritura fue una invitación a soltarlo todo. “A vomitar lo que querían contar y decir: yo también tengo una historia”, recuerda Paola, subrayando cómo se abrió el espacio para que cada una pudiera narrarse sin filtros. No se trataba solo de escribir, sino de recuperar el derecho a hacerlo desde un lugar propio. Muchas veces, cuenta Paola, no sabían por dónde empezar. “No porque no tuvieran qué decir, sino por ese encarcelamiento de las ideas, cuerpos y expresiones que les generaba estar dentro de una prisión”, agrega.

Para Michele Silva, una mujer trans que lleva 11 años privada de la libertad y quien participó de los talleres de Cuerpos en prisión, mentes en acción, escribir le permitió liberar sentimientos. “Ese espacio de sacarnos del patio para elaborar cualquier cosa es un respiro para nosotras”, comenta. En medio de las violencias que enfrenta en prisión, como las múltiples formas de discriminación, o las limitaciones para acceder a productos de belleza, el arte se convirtió en una herramienta para reflejar lo que siente al estar en la cárcel.
“Aunque estemos privadas de la libertad, que nuestros sueños, ideales e ilusiones no mueran en prisión. Hay que luchar cada día por ser mejor, porque esto no es eterno, algún día saldremos”, escribió Michele en una carta que compartió con sus compañeras reclusas en los talleres de escritura. Una declaración que da cuenta de su esperanza por salir, pero también de su resistencia en el presente.
Una invitación a corresponder
Las Correspondencias no terminan en los sobres que se encuentran colgados en el museo. Quienes visiten la exposición pueden responder por escrito a estas cartas. Sus mensajes serán entregados a las autoras. Así se cierra el ciclo de un mensaje que no es solo simbólico, sino profundamente humano.
Correspondencias estará abierta hasta el 29 de julio de 2025 en la Galería 5 del Museo Nacional de Colombia. De martes a domingo, entre las 9:00 a. m. y las 5:00 p. m.
Fotografías: Cortesía Museo Nacional


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